Historia de Salta

La Conciliación 1877 - 1881

Artículo extraído del Libro: UN DEBATE INCONCLUSO EN AMERICA LATINA de Eduardo R. Saguier – Tomo III– Capítulo 8.

En Salta, así como en el País también competían las conducciones nacionales del Autonomismo y del Liberalismo, el establishment político local se había bifurcado peligrosamente. El Gobernador Benedicto Fresco había apoyado la candidatura del Inspector General de Armas Cnel. Juan Solá, y el Comandante Napoleón Uriburu la del Dr. Andrés Ugarriza, produciéndose una suerte de empate electoral que dió lugar a multas, suspensiones e intimidaciones entre los poderes ejecutivo y legislativo, lo cual movió a la oposición a reclamar la intervención federal. Este pedido de intervención desató en Buenos Aires una intensa división interna que se trasladó del gabinete nacional al parlamento, a la justicia, e incluso al seno de los partidos políticos. En efecto, el Ministro del Interior Simón de Iriondo y el de Instrucción Pública Enésimo Leguizamón se manifestaron a favor de la intervención federal; y el de Guerra, Adolfo Alsina, el de Relaciones Exteriores, Dr. Bernardo de Irigoyen, y el de Hacienda Dr. Victorino de la Plaza, en contra, por sostener que un conflicto de poderes interno a una provincia no era susceptible de ser sometido a la consideración del Congreso sino al Poder Judicial.

En el Congreso Nacional, mientras el Senado, con el voto de Aristóbulo del Valle y de Sarmiento, se declaraba partidario de la intervención; la Cámara de Diputados se opuso, con el voto y la opinión fundada de Luis Lagos García, Miguel Cané, Guillermo San Román y Carlos Pellegrini; y contra el parecer de Vicente Fidel López, Eduardo Wilde, Pedro Uriburu y Delfín Gallo, favorables a la intervención. Y en el seno del Autonomismo, la postura de Del Valle --opuesta a la de Alsina-- provocó la fractura de dicho partido dando orígen al Partido Republicano.

Desechada la intervención, se realizaron nuevos comicios y resultó Solá triunfador, a quien el Presidente Avellaneda le comunicó que esperaba hiciera un gobierno de conciliación.

Cnel. Juan SoláAl salir elegido Solá y derrotado Ugarriza (el candidato del Comandante Uriburu), la situación se volcó a favor de la candidatura presidencial Autonomista, partidaria de Alsina, pero al reformarse la Constitución de Salta y entrar a regir el Colegio Electoral, como única fuente en la designación de los futuros Gobernadores, se acentuaron las tensiones del Autonomismo con el Mitrismo, hasta llegar al borde de la intervención federal. En la nueva contienda electoral por la Gobernación se perfilaba como ganador al candidato Francisco J. Ortiz. Fué entonces que la oposición a Ortiz se trató de hacer con la candidatura Olegario Ojeda. Pero un inesperado telegrama de Luis del Carril hizo desistir a este último. El deseo de Ojeda era que en la futura cuestión presidencial, Salta se alineara con Córdoba, San Luis y Mendoza, a favor de Roca, para de esa manera poder "...haber dicho que tenés en tu mano [la de Roca] la solución del problema".

Efectivamente, si Roca hubiera tenido en 1877 el voto de Salta en sus manos, ya sea por haber sido aceptada la candidatura de Ojeda, o por haber triunfado en la Cámara de Diputados de la Nación la tesis intervencionista, promovida por el Senado, con el apoyo de los Senadores Aristóbulo del Valle y Domingo F. Sarmiento, y haber sido el propio Roca designado Interventor, "...podríamos haber contado en tu poder con la mitad de los votos, pues Salta habría arrastrado a Jujuy y Mendoza a San Juan".

Dr. Delfín LeguizamónAl año siguiente, en 1878, si los que gobernaban a Salta, decía el ex-Gobernador Delfín Leguizamón, "...ven que la candidatura Tejedor tiene probabilidades de triunfo arrearán, con uno de los que puedan pasar por autonomistas, como sería [Moisés] Oliva, o algún otro". Pero si la candidatura de Oliva fracasara, y fueren los Mitristas los favorecidos por la fortuna, "...ellos seguirán como están y será [Francisco J.] Ortiz quien manejará estos negocios, como lo hace ahora, y lo hará también en caso contrario, aún cuando [Ortiz] no aparezca como principal actor".

Pero el verdadero factor desequilibrador en Salta lo constituía el clan de los Uriburu, partidarios del Liberalismo Mitrista. Lo peor de esta experiencia política era, para el candidato a Gobernador Olegario Ojeda, amigo y camarada del Coronel Julio A. Roca, que "...[los Uriburu] nos han embromado al embromarse, pues si Solá sale de Gobernador, la provincia pertenecería a [la candidatura de] Alsina en la próxima lucha electoral, y si sale [Francisco] Ortiz, a Mitre".

Los Uriburu, "...hubieran podido hacer aceptar por los adversarios [Autonomistas] un candidato que les ganara en 1879, el primero le manifestaba que "...más hoy o más mañana tenía que suceder un enfriamiento y tal vez una ruptura en política, puesto que somos elementos eterogéneos en la política nacional. El [Francisco J. Ortiz] es Mitrista y toda mi familia Roquista, mal podemos conservar solidaridad en ideas cuando somos los polos opuestos".

Dr. Moises OlivaTres meses después, Figueroa le informaba a Plaza que en la elección que la Legislatura debía hacer del Senador Nacional, como cada día que pasaba la facción pro-Plaza iba ganando terreno, los seguidores de Ortiz precipitaron la elección de Juan Martín Leguizamón para antes que arribara el Veedor Dr. Uladislao Frías. Para peor, habiendo llegado las actas de Orán con el voto de tres Diputados de la familia Figueroa a favor de Victorino de la Plaza, la Junta Electoral, al influjo de los Ortices, no quizo recibir dichos votos. El motivo de la derrota de Plaza frente a la candidatura de Leguizamón, se debería según Ortiz a "...que sus trabajos fueron tardíos". No obstante este primer fracaso, Figueroa no se arredró, y dos meses mas tarde le escribe a Plaza manifestándole su satisfacción porque "...he podido mover a toda mi familia, que como un solo hombre se ha puesto de pié a trabajar por Ud. eliminando compromisos de antemano". Lo que más le satisfizo fué que su sobrino Abrahám Echazú, "...deseoso de complacerme ha renunciado su candidatura para que no se pierda en la Provincia un sólo voto de los que pudieran a Vd. perjudicarlo".

Miguel S. OrtízPor cierto este apoyo no era gratuito, por cuanto al final de la extensa carta Figueroa le recordaba a Plaza "...la recomendación que le hice de las pagas de las mensualidades de la proveeduría [del Regimiento 12 de Línea] de mi hermano Dn. Octavio Figueroa".

Dueños los Ortices de la situación de Salta, logran finalmente imponer como Gobernador, la candidatura de Miguel S. Ortiz, la cual "...ni los mismos Uriburus cuyo odio es de raza, le harán oposición". Para consumar sus propósitos, los Ortices llevaban a la rastra al Gobernador Moisés Oliva, para lo cual les fué preciso poner de Ministro de Gobierno a Miguel Tedín "...siendo fácil hacerlo sin estos recursos pues Oliva es peor que Solá, que es cuanto se puede decir".

 

 

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