LOS PUEBLOS ANDINOS


Introducción

lo largo de la costa occidental de Sudamérica se extiende, cual si fuera la columna vertebral del continente, la cordillera de Los Andes. Su cresta de picos nevados en Bolivia y Perú se dilata en anchas mesetas y valles. En el paisaje abrupto, que las montañas de América Central encadenan con la sierra Madre de México, se desarrollaron pueblos cuya civilización junto con la de los mayas y aztecas, alcanzaron los más altos niveles de la cultura prehispánica.

En la región andina de América del Sur se han superpuesto culturas sucesivas. El imperio incaico, que como el imperio azteca, construyó su estructura política dominado y absorbiendo a otros pueblos a los que suele decírseles culturas arcaicas"

En términos generales los pueblos andinos se caracterizan como "agricultores intensivos", a excepción de los araucanos (Chile).

Culturas Preincaicas.

La región andina, incluye los territorios atravesados por Los Andes, coincidente aproximadamente con la máxima extensión lograda por el imperio inca, entre los paralelos 3° de latitud N y los 36° de latitud S.

Los pueblos andinos son filiales de una raza prehistórica a la que suele llamarse "ándina", que había asentado su civilización de tipo indonésico antes de la era cristiana, desalojando a otros remotos pueblos de pescadores y cazadores y recolectores, de los que apenas quedan vestigios. Dicha civilización, de individuos braquicéfalos, de baja talla, se diversificó en culturas regionales cada vez más diferenciadas.

Según la cronología de Max Uhle, entre los años 200 y 700 de nuestra era se desarrollaron y prevalecieron las culturas del litoral peruano.

Los conquistadores españoles encontraron a principios de siglo XVI, tras un largo proceso de asimilación y caracterización cultural los principales pueblos que se formaron a lo largo de la región andina.

Los Chibchas

Los chibchas o muiscas (hombres). Se expandieron hacia el Ecuador y hacia América Central. Famosos por su orfebrería. Los chibchas y quembayás constituyen las altas culturas colombianas. Su arquitectura fue muy pobre y no llegaron a las realizaciones culturales de algunas civilizaciones peruanas pero, las piezas de oro conservadas se cuentan entre las mejores del arte precolombino.

Quichuas, organizadores del imperio del Tahuantinsuyo (incaico, con capital en Cuzco. Imprimieron su hegemonía desde Ecuador hasta Maule (Chile), fundiendo su propia cultura con la de los chimúes y aimaraes

Tiahuanaco se desarrolló junto al Titicaca con sus imponentes construcciones y relieves de piedra. Famosos por su imponente "Puerta del Sol".

Aymaraés o collas, alfareros y tejedores del altiplano boliviano del lago Titicaca. Bajo el dominio incaico conservaron en el altiplano su propia cultura. A la aymará, pertenecen las singulares "chulpas" o torrecillas funerarias.

Urus, pescadores del Titicaca, expertos en hacer cestos y barcas de totora.

Diaguitas, vasallos de los incas, pero con una característica forjada en la antigua región del Tucumán. Para la etnología son pueblos andinos, aunque geográficamente no lo sean.

Araucanos, belicosos pobladores de Chile, desde Coquimbo hasta Chiloé, a quien los incas no dominaron más allá del río Maule.

Atacamas, Norte de Chile. (500 y 1350) traficantes de sal a lomo de llamas, tejedores y hábiles artífices en el pirograbado de mates.

Caras (500 y 1350). Belicosos señores de Quito, famosos por sus esmeraldas y su tejeduría.

 

LAS CIVILIZACIONES DE LAS ALTAS MESETAS ANDINAS.

Los restos más antiguos pertenecen a Huaca Pietra, en el valle de Chicama, se remontan al III milenio a. J. C. Sus pobladores practicaban una agricultura primitiva basada en la hidridación de especies salvajes. Algunos objetos decorados, en especial tejidos, fechados entre 2.500 y 2.000 a. J. C., indican una búsqueda gráfica y prefiguran los de Chavín.

Cultura Chavín ( 1° ciclo entre 300 a 900 aproximadamente).

El horizonte Chavín inicia el período ocultista, que significó un gran cambio en la vida de los Andes peruanos. Esta cultura preincaica que se desarrolló en el Altiplano septentrional (Chavín de Huantar) y en la zona costera del Norte de Perú (valles de Cupisnique, Casma, Nepeña y Lambayeques), es la más antigua de las grandes culturas del Perú, con yacimientos fechados en el siglo IX a. J. C.

Se supone desarrollada por un pueblo agricultor que cultivaba el maíz y tenía un gran dominio del riego.

Debió existir una clase sacerdotal encargada de la vigilancia y realización de las construcciones. El elemento característico de los yacimientos chavín es la representación estilizada de un felino de ojos protuberantes y garras curvadas, probablemente una deidad cuyo culto se extendió por una amplia región. Este diseño está trazado generalmente mediante incisiones y en bajo relieve en las esculturas en piedra, en la cerámica, en las piezas de metal y en los instrumentos de concha y hueso. Es característica la cerámica monocroma con asa en estribo, que sería utilizada por otras varias culturas.

El Jaguar, animal clave del arte de los Andes, hace su aparición.

El área de influencia de la cultura chavín se extendió en forma homogénea por toda la costa del Perú, antes de dar paso a otras culturas con fuertes diferencias locales.

Chavín de Huantar

Principal yacimiento de la cultura Chavín, consta de una serie de construcciones entre las que se destaca el Castillo, de mole enorme, con gruesos muros de piedra rellenos de tapial. El edificio está dividido en tres pisos, compuestos por cámaras, galerías y pozos de ventilación ; existe una serie de galerías en forma de peine, cuya funcionalidad se desconoce, carece de aberturas, excepto la puerta, y sus paredes exteriores están adornadas con cabezas exentas, de felinos y humanas. Chavín de Huantar debió ser un centro religioso.

Cultura Mochica o Moche

Entre 330 a. J. C. y 500 d. J.C. la costa norte estuvo dominada por la cultura Mochica, concentrada en los valles de Moche, Chicama, Virú y Santa. Notable por sus realizaciones artísticas, en especial la cerámica y sus construcciones piramidales escalonadas de adobe, tales como la "Huaca del Sol", de 41 m de altura, y por su estilo naturalista de su alfarería modelada ("vaso retrato")

Trompeta en forma de serpiente y vasija. Cultura Mochica. Museo Amano. Lima Perú. Fotografía: Luis A. Escobar

Las técnicas agrícolas en el período moche estaban muy avanzadas y en todos los valles se realizaron notables obras de regadío, algunos todavía en uso, canales, acueductos que permitían que la base de sustentación principal fuera su agricultura, en especial la del maíz.

Las notables diferencias de vestimenta y tocado que aparecen en las vasijas indican que había distintas categorías sociales. Parece ser que existía una cierta especialización en el trabajo e incluso algunas profesiones bien caracterizadas, como la del médico. La amplitud de la religión (de sentido astral y también con importancia de una clase sacerdotal muy importante). Los guerreros, en una sociedad claramente agresiva y que parece haber tenido frecuentes enfrentamientos y luchas de conquista, recibían honores especiales. No obstante, no existió un centralismo organizativo, sino que los valles tenían un sistema autónomo.

En la época mochica no había aparecido aún una preocupación urbanística como la que habría de caracterizar al reino chimú. Las aldeas moche consistían en grupos de casas dispuestas al azar realizadas en materiales perecederos. Se conoce su disposición por la existencia de vasijas - maquetas, puesto que no han quedado restos. La arquitectura religiosa, por el contrario, era mucho más imponente y de ella sí quedan restos :las pirámides llamadas Huaca del Sol y Huaca de la Luna, cerca de la ciudad de Trujillo. La pirámide del Sol es la estructura más grande de la costa. La plataforma que le sirve de base mide 228 m de largo por 136 de ancho y tiene 5 terrazas que se elevan a una altura total de 18 m. Sobre esta plataforma se eleva una pirámide escalonada de 103 m de lado por 23 de altura. La Huaca de la Luna carece de pirámide y la plataforma es la más pequeña, con 80 por 60 m de base y 21 m de altura ; están realizadas en adobe.

La más conocida de las artes mochicas, es sin duda, la cerámica. Sus vasijas, de carácter escultórico y naturista, son una verdadera excepción dentro del arte precolombino, mucho más proclive a la abstracción y al simbolismo. La forma típica, conocida desde la cultura chavín, es la vasija con asa en forma de estribo. La gran mayoría de estas cerámicas provienen de enterramientos y son objetos con función religiosa, especialmente destinados al ritual funerario. La temática abordada por los alfareros mochicas es variadísima. En primer lugar destaca un tipo de vasos llamados vasos retratos. Los personajes aparecen representados con sus rasgos más característicos, aún con la huella de enfermedades y deformaciones, y en muchos casos se trata de caciques. Otra vertiente temática es el mundo animal : aparece en detalle toda la fauna terrestre y acuática que los moches conocieron. La caza y la pesca tienen frecuentes representaciones ; las casas, son fuente inapreciable para el estudio de su arquitectura. Las escenas guerreras, en pinturas o en representaciones de personajes cautivos (hombres o animales), se repiten a menudo. Asimismo representaron temas eróticos. En cuanto a la policromías, algunas presentan un tipo de barniz muy pulimentado de gran calidad. Fueron expertos en el arte plumario y en el tejido, pero apenas se conservan ejemplares. Destacaron en la orfebrería que trabajaron engarzando piedras semipreciosas.

En la misma zona ocupada por la cultura mochica con posterioridad, floreció la antigua civilización Chimú o Yunca. Admirable por la grandiosidad de sus ciudades, y entre todas, "Chacan" (Chan - Chan) o Gran Chimú cerca de Trujillo, era un concentrado centro urbano, que abarcó 18 km2 con sus palacios, pirámides, templos, viviendas, calles, plazas, cementerios y obras hidráulicas. Esta civilización, heredera de la cultura Mochica, llegó a un alto grado de esplendor por su notable cerámica zoomorfa y antropomorfa; estilizaban muy bien el modelado de su cerámica negra; por su tejido, metalurgia, navegación y agricultura. La cultura chimú mantuvo su esplendor en el tercer ciclo, hasta la conquista incaica. (1438).

Cultura Paracas:

En la costa sur del Perú, en la península de Paracas al sur del puerto de Pisco, los restos culturales más antiguos corresponden a las culturas de Paracas . Cronológicamente se extiende entre el 500 a. J. C. y el 500 d. J.C. Los restos arqueológicos magníficamente conservados por la sequedad del clima, fueron descubiertos alrededor de 1925 por Julio Tello. Se encontraron dos tipos de enterramientos que recibieron el nombre de Paracas Cavernas y Paracas Necrópolis, que diferían en cuanto a su naturaleza y contenido.

Paracas Cavernas ha proporcionado una cerámica con incisiones notables, en tanto que sus tejidos son de calidad media.

Pacarás Necrópolis presenta una cerámica sencilla, sin pintar, y en cambio sus tejidos son mucho más valiosos.

La ordenación cronológica de ambos enterramientos presenta algunos problemas.

Se considera en general que Cavernas pertenece a un período mas antiguo, o experimental, en tanto que Necrópolis se ha atribuido al preríodo floreciente.

Los enterramientos de Paracas Cavernas consisten en cámaras excavadas en la roca, a un profundidad de 6 a 7 m, en forma de botella. Muchas de las tumbas, además, poseen una cámara adicional revestida de piedra, en la superficie. Los cuerpos encontrados - de ambos sexos y de todas las edades - mostraban en la cabeza una trepanación artificial y estaban envueltos en tejidos de algodón y rodeados de ofrendas funerarias.

Paracas Necrópolis es un cementerio, rodeado de un muro de piedra, que encierra más de cuatrocientas momias dispuestas en fosas rectangulares cubiertas de arena. Las momias, en posición fetal y con el mentón entre las manos, están envueltas en una serie de tejidos que se atan por un extremo adornado con Plumas. En el interior, a la manera de muñeca rusa, cada envoltorio guarda la forma de una silueta humana. Los tejidos, policromados y bordados, también contienen joyas, y están recubiertos por un último tejido de algodón basto. Junto a la momia aparecen diversos objetos - ofrenda : cerámica, armas, objetos de uso corriente y joyas. Las momias no presentan todas iguales características, y su importancia (seguramente correspondiente a su posición social en vida) viene dada por el tamaño del fardo.

Los tejidos de Paracas son los mejores del Perú precolombino. De gran tamaño (hasta 2.50 m de ancho por 10 de largo) estaban realizados en algodón o en lana de llama, guanaco, alpaca o vicuña. Poseen una gran cantidad de técnicas de tejido y el bordado alcanza una gran perfección. Llama la atención la gran cantidad de matices existentes para cada color y la técnica de tinción que permitió sobrevivieran perfectamente al paso de los siglos. Los esquemas compositivos de los tejidos son profundamente abstractos y sintéticos, relacionándose temáticamente con la simbología nazca.

Cultura Nazca

A unos 160 km al sur de Paracas y a unos 80 km tierra adentro se desarrolló entre 300 y 1000 d. J.C., aproximadamente la cultura Nazca, contemporánea de la mochica y como ella perteneciente al período clásico. A pesar de que la cronología no ha sido sólidamente establecida, parece que la cultura nazca es posterior a la de Paracas, y las similitudes formales entre ambas culturas indican que Nazca se desarrolló a partir de Paracas, directamente, sin que cambiara de población. Hasta 1901, fecha en que fue descubierta por Max Uhle, la cultura nazca era prácticamente desconocida.

A diferencia de las culturas norteñas, los nazca poseían casas pequeñas, con paredes de adobe y agrupadas a manera de aldea, sin grandes edificaciones. Parece que los nazca fueron un pueblo poco estructurado jerárquicamente, sin distinciones de clase marcadas y probablemente sin un sacerdocio rígido. El centro más conocido es Cahuachi, en el curso medio del río Nazca. Las tumbas consisten en un pozo que conduce a una cámara que puede estar cerca de la superficie o a una profundidad de 4 0 5 m. Las momias se hallaban envueltas en tejidos, de manera similar a lo que ocurría en la cultura Paracas; el más extraordinario producto de las tumbas es la cerámica policromada allí depositada.

Si el elemento característico y mejor logrado de la cerámica mochica es modelado, lo que sorprende de la nazca es la pintura, el dibujo y el magnífico colorido. La forma, secundaria, a veces globular, otras de cilindro chato, ampollado o imitando personajes, adquiere todo su valor como soporte de un colorido que abarca hasta once colores diferentes. Los tintes siempre son puros sin claroscuros ni gradación de sombras, y la ornamentación es plana y en ella cada color es continuo dentro del campo delimitado precisamente por el contorneado. Cuando el huaco representa una figura humana, el modelado se centra únicamente en la cabeza; tronco, piernas, pies, brazos y manos están dibujados en negro, contrastando sobre el color del vaso. Las cabezas están también pintadas. La cara se caracteriza por rasgos muy esquemáticos: ojos almendrados, una línea para la nariz, otra para la boca.

El repertorio formal de los nazca es abstracto y simbólico, con una compleja composición que se aleja acentuadamente del naturalismo. La cerámica nazca se ha dividido en distintos estilos, basándose en el ornamento y la forma .Kroeber distingue dos subestilos, llamados nazca A y nazca B. El primero se caracteriza por una mayor sobriedad de colores y el dibujo marcado con fuertes contornos; el estilo B posee mayor variedad de formas, figuras y cabezas en los cántaros y vasijas de forma cilíndrica y un tono más apagado y regular. Estos subestilos no tienen por qué pertenecer a distintas etapas cronológicas.

De entre las divinidades más representadas en la cerámica nazca destaca claramente el felino, "gato de agua", "gato demonio" y "gato lacustre". Otra divinidad importante es el "Dios Mar", figura con cuerpo de pez y una cara temible, adornada con líneas triangulares y aureolas y franjas en la frente, con insignias de su poder. Los animales representados con sentido mítico son la serpiente, el zorro, el vencejo y el ciempiés.

Los tejidos nazca son de una gran calidad, sólo comparables a los Pacaras. El colorido y la fantasía de la decoración superan aún a la cerámica. Los materiales utilizados son la lana de vicuña, alpaca y llama y el algodón. Practicaron el bordado, la tapicería, el brocado, la gasa de urdimbre, el punto aguja en tres dimensiones y las telas pintadas. Sobresalen en la llamada tapicería transparente, que parece hecha de tejido suelto con crespón de algodón entrelazado de un solo cabo.

Un aspecto curioso y extraño de la cultura nazca está constituido por los grafismos gigantes de los alrededores de Nazca y el valle de Viru, en una zona carente de lluvia. Las piedrecillas que cubren la superficie arenosa probablemente contienen hierro y el sol de muchos milenios formó una pátina oscura en su cara superior. Los nazca levantaron las piedrecillas, dejando que apareciera el color claro de la arena de debajo, formando así dibujos de kilómetros de largo que sólo pueden apreciarse completamente en una visión aérea. Líneas rectas, con una extensión de 500 m a más de 8 km, áreas de formas trapezoidal o rectangular, espirales, líneas quebradas y figuras de animales destinadas a ser contempladas por las divinidades o que poseían, quizás, significados astronómicos (establecimiento de un calendario)

 

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