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ARCHIVOS como  GESTION DEL CONOCIMIENTO y MEMORIA DE UNA NACIÓN :  DESAFÍOS  DE  LA  ARGENTINA  BICENTENARIA

Rosa L. de Pereyra Rozas
Profesora Universitaria en Historia
Paleógrafa - Investigadora

                                   Nos encontramos  Hoy,  en el momento oportuno para reflexionar sobre la actitud que debe asumir cada ciudadano argentino para colaborar en la tarea de lograr que la Argentina pueda  exhibir ante el mundo un nivel de madurez acorde con el prestigio como Nación que ostentó cuando celebraba el primer Centenario  de la Revolución de Mayo.

                            En el año 1821, la situación política de las Provincias Unidas del Rio de la Plata era muy inestable.  Todo hacía presagiar tiempos más duros aún de los ya vividos, en una América convulsionada por las consecuencias de la guerra de la Independencia.  Como un trágico resumen de aquel acontecer histórico, Bolívar se lamentaría, luego de haber atravesado casi toda la América del Sur, que:  “Los tratados son papeles;  las Constituciones,  libros; las elecciones, combates;  la Libertad, anarquía y la vida un tormento”.  Pues bien ¿Qué papel podían jugar las Instituciones y realizaciones vinculadas a la CUTURA en esas circunstancias?.  ¿Cuáles podían ser sus perspectivas de perfeccionamiento?

                          En aquellos heroicos tiempos de la Independencia, los grandes Centros de la Cultura Hispanoamericana casi desaparecieron.  Lo natural fue entonces tratar de revitalizarlos donde existían;  y en caso contrario, crearlos para el Bien del desarrollo Cultural de los nuevos pueblos americanos que surgían de los campos de batalla o de los Congresos Constituyentes.  En nuestro País,  desde mayo de 1810, fueron varios los intentos de perfeccionar algunas de esas sólidas Instituciones heredadas del período Virreynal y múltiples los proyectos para dar vida a nuevas Instituciones de todo orden, cuya utilidad en sus países de origen, conocían quienes estaban en contacto con Europa.

                         Uno de esos proyectos que en el mencionado año 1821 logró concretarse dentro del estrecho ámbito administrativo de la Capital de las Provincias Unidas y que  luego perduraría incorporado al ancho campo de la cultura Nacional, fue el Archivo General de buenos Aries. En efecto, en medio de una multitud de dificultades políticas de toda índole, el 28 de agosto de 1821, el gobernador de la provincia  de Buenos Aires Dr. Martín Rodriguez por Decreto refrendado por su Ministro Secretario de Relaciones Exteriores y  Gobierno Dr. Bernardino Rivadavia, dispuso en Buenos Aires, la creación de un ARCHIVO GENERAL, con el objeto de centralizar los múltiples papeles que se guardaban en diferentes oficinas de la administración pública  para lograr así prontitud y acierto en el despacho de los asuntos de gobierno, menores gastos al erario público y una más fácil fiscalización, por parte de las autoridades, de las omisiones que cometieran los empleados en el desempeño de la función pública.

En el Decreto se disponía que el establecimiento y arreglo del Archivo General, quedaba encargado a una Comisión que estaría integrada por el Dr. Francisco de Paula Saubidet y Dn. Gerónimo de Lasala, debiendo supervisar el cumplimiento de lo dispuesto por el gobernador Rodriguez, el Ministro Rivadavia.

                             En esa misma fecha se creó por otro decreto, la traslación de todos los archivos de la administración pública al General recién creado, comunicándose la novedad “ Para su inteligencia y efectos consiguientes”, a los Ministros Principales, al Tribunal de Cuentas, al Ministro Secretario de Hacienda, al Administrador de Aduanas, etc.

                          Al día siguiente, 29 de Agosto de 1821, para que Saubidet y Lasala pudieran proceder con la celeridad requerida a la organización  del ARCHIVO GENERAL las autoridades de la provincia de Buenos Aires resolvieron que el Archivero del Tribunal de Cuentas Dr. Mariano Vega pasara a continuar sus servicios en la nueva Institución, como miembro integrante de la flamante comisión. Las dificultades para organizar y dar al  Archivo General el lugar que su importancia merecía comenzaron simultáneamente con su creación. Las demoras en recibir la documentación asignada, la escacez de medios económicos, las deficiencias del edificio destinado a guardar papeles – el edificio del Tribunal de Cuentas – las múltiples notas que debió enviar a distintos destinatarios, para acicatear la entrega de la documentación, caracterizan la gestión de Saubidet, el primer archivero general.

                        Sin embargo debemos aclarar que la Institución recién creada, no tuvo carácter específico de Archivo Histórico, como se desprende de la atenta lectura del Decreto del 28 de Agosto de 1821, aunque de hecho, por la misma índole de los documentos recibidos , se convirtiera desde su fundación en un repositorio de  papeles históricos. Bien patente resulta el mero fin administrativo que poseyó la creación de Archivo General en el oficio del 11 de Julio de 1822, que remitió el Ministro Rivadavia a Saubidet, avisándole que se había ordenado al archivero del Cabildo de Buenos Aires que le entregase todos los documentos existentes en el Archivo del Cabildo, “Excepto los que sean puramente históiricos, que deberán depositarse en la BIBLIOTECA PUBLICA de esta capital”. Es por ello que cierto número de legajos provenientes de los Padres Jesuitas fueron entregados por orden del gobierno de la Provincia de Buenos Aires a la citada Biblioteca Pública, como así también fueron donados a ella los 34 tomos de documentos históricos que había reunido en años de labor y estudio el famoso canónigo Dn. Saturnino Segurola.  Por la misma razón los documentos del Congreso de Tucumán de la Real Audiencia de Buenos Aires y de la Escribanía Mayor de gobierno nunca pasaron a aquel Archivo  General.

                        Luego de más de dos años de ejercer el cargo de Archivero General, en mayo de 1824 Saubidet elevó por segunda vez su renuncia al gobierno, y éste la aceptó, poniendo de manifiesto “ el buen celo que ha acreditado en el desempeño de la expresada Comisión”, para la que había sido designado.

                       El cargo vacante fue ocupado por el hasta entonces segundo archivero. Dn .Geronimo Lasala quien  estuvo durante  un largo período al frente del Archivo General consolidando la importancia del repositorio que más tarde tendría carácter nacional. En 28 años consecutivos, con la valiosa aunque discontínua colaboración del segundo archivero Dn . Mariano Vega, entre achaques, “Cincopes y desmayos” Lasala ordenó y resguardó los fondos documentales que están a su cuidado, preparando así el camino para la transformación que en el año 1884 sufriría el Archivo General De Buenos Aires, al ser Nacionalizado.

IMPORTANCIA:

                         Los documentos preservados en los Archivos, en una primera fase de análisis, son indispensables elementos para la gestión y trámite tanto del sector público como del privado y desempeñan el papel de nervio para el cumplimiento de los objetivos planteados.

                            A esta importancia de carácter práctico se une otra de índole Cultural: en la que se manifiesta la trascendencia de los archivos y que consiste en preservar los documentos que son la fuente de la investigación histórica, para el conocimiento del pasado humano, sin el cual los pueblos padecerían de una especie de amnesia que no les permitiría conseguir su desarrollo, es por eso que la historia es considerada “Maestra de Vida”

                              Como en la Edad Media, en las últimas décadas se acentúa el papel de los archivos como repositorios de documentos, que aportan a las investigaciones científico - tecnológicas. En los archivos se guardan los documentos no corrientes que se han evaluado formalmente y que conservan un valor constante o permanente, en tanto prueba o para fines de investigación.

                            Son la memoria de una Nación y permiten a esa sociedad planificar inteligentemente su futuro sobre la base de la experiencia adquirida en el pasado. Ellos registran las obligaciones y compromisos, en su conjunto, contienen gran cantidad de información sobre persona, organizaciones, el desarrollo social y económico. Todo ello constituye un material inapreciable como fuente histórica, los archivos  pueden contribuir a fomentar la comprensión que una Nación tenga de sí misma y, a crear el sentido de Identidad Nacional.

SALTA:

                 Como Centro Cultural, Económico y Político desde la época colonial  Salta,  asume  la importancia   de los Archivos como Institutos técnicos profesionales que enfrentan hoy como ayer, un gran desafío; el diseño de una política archvística a partir del valor primario del documento,  considerado como soporte de la administración, que se  integra a la tarea fundamental de conservar y difundir el   patrimonio documental del pueblo;  y convoca en su momento a la “III Reunión de Directores de Archivos Estatales de la República Argentina”, en el marco de la misma  se:

  • Aprueba el Estatuto de la CADA (Comisión Argentina para el Desarrollo de los Archivos) que propicia un política de desarrollo para los Archivos.
  • Los representantes de todos los archivos eligen como Presidenta de esa Comisión a la Profesora Rosa López de Pereyra Rozas del Archivo Histórico de Salta,  Secretario al Profesor Mario Gasparri del Archivo Histórico de Provincia de Buenos Aires; Tesorero: Profesora Nora Tulián de Perez del Archivo Histórico de Jujuy; Profesora Alba Dallamea de Prieto del Archivo General del Chaco; Profesora Elsa Betozzi del Archivo General de Entre Ríos; como vocales suplentes Lic. Julia Barbaro de Rio Negro, y Lic. Ana María C. de Dallo de Santa Fé; Revisor de Cuentas, Profesora Elvira Cunselmo de Bucolo del Archivo Histórico de Mendoza.
  • Se ratifica la  necesidad de hacer realidad la eficiencia de éstos organismos, mediante la organización  y conservación de la producción documental.
  • Se reconoce a los Archivos como Institutos Técnicos – Profesionales que enfrentan el gran desafío de diseñar una política archivística a partir del valor primario del documento.
  • Se manifiesta la necesidad de Profesionalización del personal que se desempeña en los mismos, ya que si reconocemos que los Archivos forman parte fundamental de la memoria institucional del  Estado, que son fuente de información cultural y científica y elementos primordiales de los sistemas provinciales y nacionales de información debemos albergarlos en forma adecuada, preservarlos cuidadosamente y trabajarlos responsablemente para ponerlos a disposición de todos.

Conservación
Del Patrimonio
Capacitación
 
El proceso archivístico exige del archivista una actitud política, social, metodológica e ideológicamente definidas; ya que los documentos son preservados según intereses o intensiones de quien los produce, de quien entendió la importancia de guardarlos, o sea que los documentos en su producción y preservación no son neutros ya que todo documento contiene elementos que le dan identidad y contextualizan  tanto el proceso archivístico como el archivista están  insertos en un momento histórico o en un tiempo históricos que tienen sus peculiaridades.

                             La gestión  eficiente del conocimiento necesita de mecanismos que propicien la organización de la información y el conocimiento, los Archivos forman parte de esos mecanismos. En los archivos se guarda o  registra la historia  o parte de la historia  de una organización y su estudio permite hacer predicciones para el futuro. Es importante recordar que un proceso de gestión del conocimiento no solo debe tener en cuenta la recolección y estructuración del conocimiento tácito, es importante la conversión en conocimiento  explícito en un proceso cíclico que no termina  y viceversa. Es por ello que en muchas organizaciones que pretenden implantar sistemas que permitan gestionar el conocimiento eficientemente, los archivos se automatizan mediante la utilización de Base de datos, donde se registra la historia de la organización.
                              Un criterio elemental de protección del Tesoro Documental recomienda, en todo tiempo y lugar, la iniciación de un Programa serio de concentración de los fondos documentales en unidades mayores, alojados en edificios adecuados, y atendidos por personal especializado que hace de ello una profesión reconocida universalmente.
 Este Programa, que no es nada nuevo,  está en marcha en muchas partes y,  a distinto nivel estos  Centros  enfrentan,  Hoy como Ayer,  inconvenientes de diversa índole. Unos son de carácter funcional, otros de carácter jurídico y,  otros  de disponibilidad de  personal debidamente formado. Los Archivos son la MOMORIA de toda Nación y, por lo tanto debieran contar con un tratamiento mas eficiente y verdaderamente comprometido.  “Ustedes – decía  Juan Pablo II –  a quienes trabajan en los Archivos y Bibliotecas favorecen la continuidad de la MEMORIA de los pueblos, sin una memoria viviente y bien informada los pueblos perderían mucho de su CULTURA”.

                                                                                           Profesora Rosa L. de Pereyra Rozas

 

 


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