Mitos y Leyendas

LA CREENCIA DE BREALITO

Leyenda salteña

          Era una población muy numerosa y trabajadora. Había oído la palabra de los misioneros y se mantenía muy devota. Pero la prosperidad de su comercio, el dinero excesivo que ganaban, hizo que los habitantes se perdieran. Lujos y vicios rivalizaban en primacía. Se olvidaron de Dios. Su Iglesia, muy linda y adornada de oro, no era concurrida. Una vez llegó al lugar un viejito muy pobre. Les habló en la plaza para que cambiaran de vida y realizaran penitencia por sus pecados. No le quisieron hacer caso y tampoco le dieron hospedaje ni comida. Entonces, el viejito se fue a un barrio alejado del centro de la urbe y ahí encontró una familia muy buena odiada por los demás a causa de sus costumbres puras. El jefe de la casa había sido sacristán. En recompensa del hospedaje el viejito les anunció los castigos que vendrían sobre los malos cristianos. Les aconsejó que se fueran en seguida a otro pueblo pero que, si oían grandes ruidos, no se dieran vuelta para mirar los desastres.

          Sucedió como predijo el anciano. Se oyeron grandes estrépitos de terremotos. El sacristán, curioso, volvió la cabeza para observar y... quedó convertido en piedra, rodando y deshaciéndose.

          La ciudad maldita yace  ahora en ruinas bajo la laguna. Los vecinos oyen en las noches el gemir de las campanas de la Iglesia, a las que todos insultaban. Creen también que, cuando las campanas suenan tan tristes, es porque las almas "muertas en condena vienen llorando sus pecados terrenales".    

 

 Libro de Supersticiones Calchaquíes de P. Fortuny

 

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