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Canonización Popular

Entre Santos Católicos  y Santos Populares…

Por Claudio Omar Arnaudo

Para la Iglesia Católica una persona es declarada santa cuando ha alcanzado “la gloria” y así lo determina un veredicto solemne del Sumo Pontífice. Se trata de un largo y minucioso procedimiento exclusivamente reservado a la Santa Sede y que se conoce como canonización.

El elemento fundamental para que la Iglesia Católica proceda son los milagros y la Congregación para la Causa de los Santos,  integrada por cardenales, arzobispos, obispos y numerosos especialistas son los que designarán: siervos de Dios,  venerables, beatos y finalmente santos.

Los Santos deben ser hombres y mujeres que, cinco años después de su muerte, permanezcan en la memoria de quienes los conocieron. Son aquellos que, habiendo abrazado la fe cristiana y recibido el bautismo, viven y mueren en la Gracia de Dios; esto implica la ausencia de pecados mortales, aunque no de pecados veniales e imperfecciones.

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La Congregación para la Causa de los Santos, tiene su sede en El Vaticano y está integrada por veintitrés miembros de alto rango eclesiástico,  un promotor de la fe, seis relatores y setenta y un consultores (entre ellos: médicos de distintas especialidades, historiadores y canónicos) que deben estudiar científica y jurídicamente las pruebas sobrenaturales, siendo declarado Siervo de Dios.  Si los dos tercios de la Congregación lo avalan (el Papa da la última palabra), el postulante se convierte en venerable. De comprobarse un milagro, en beato. Si se demuestran dos milagros, el candidato es declarado santo. Un santo es un modelo que Dios les ofrece a los hombres.

Por otra parte, existen las canonizaciones populares, las que Susana Chertudi y Sara Newbery en su libro "La Difunta Correa",  las definen como aquéllas que tienen por objeto de culto a personas que han sido santificadas por el pueblo, es decir, que en el proceso de canonización no ha intervenido la Iglesia Católica como institución.

Félix Coluccio, por su parte, considera que "… la religiosidad popular, no siempre respetuosa de la ortodoxia romana, suele canonizar de hecho a personas reales e incluso imaginarias, a las que la tradición oral adjudica la realización de verdaderos milagros. La Iglesia, desde luego, reprobó siempre estos hechos…". “..Pero el problema es complejo…” "… lo que frecuentemente se designa como superstición es una auténtica manifestación religiosa…".

La superstición fue mayormente fomentada con el propósito de desalentar las creencias en los santos populares y otras cuestiones relacionadas que los apartaban de la fe católica. José C., ferviente devoto del Gauchito Gil, afirma:“…el padrecito siempre me decía que no crea en esas cosas… que son cosas del diablo…”

Para un creyente no existe diferencia entre los santos católicos y los canonizados popularmente. Todas son personas que hacen milagros, que interceden por él, que están cerca de Dios, que reciben ofrendas y a quienes se les hace promesas que hay que cumplir. La devoción se manifiesta de la misma manera: se reza, se toca y se besan las imágenes milagrosas; se realizan peregrinaciones hasta el lugar donde están enterrados los restos, se encienden velas, se llevan flores, se dejan exvotos(1) y se cumplen promesas tales como por ejemplo subir de rodillas las escaleras del lugar sagrado…” sostiene Juan T.

La diferencia entre el culto que se rinde a los santos católicos y a los populares reside, que a los primeros se manifiesta a través de reuniones tanto de tipo espiritual como social como ocurre en las denominadas fiestas patronales(2) . La gente abandona su rutina diaria, asiste a misa, participa de procesiones organizadas, luego acude a la feria donde puede adquirir comidas, bebidas regionales, artesanías,  cantar y bailar hasta el amanecer.

Por su parte, la veneración tributada a los santos populares es más individual que social. Es un culto de promesas, de visitas solitarias al santuario, lugar donde ocurrió su muerte, o cementerio donde se encuentra enterrado.

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En general no presentan demostraciones colectivas organizadas, aunque existen días de mayor concurrencia como la fecha de nacimiento, la muerte del santo o el Día de los Difuntos, y se observa una mayor necesidad de dejar testimonio escrito de los favores recibidos,  como por ejemplo, a través de placas de agradecimiento.

Otra diferencia importante es que los Santos Católicos  son gente que vivió distante en tiempo y espacio, con costumbres y creencias completamente distintas a las de ahora,  rara vez conocen quiénes fueron realmente sufriendo transformaciones, algunos han sido recreados. A veces sólo por sus imágenes se los designó patrones y protectores sobre determinados elemento (3) , como  en algunos lugares del Noroeste argentino San Antonio, de las llamas y San Ramón, de los burros, etc.

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En cambio, las personas canonizadas por el pueblo vivieron dentro de su marco geográfico, su cultura, descienden, en algunos casos, de alguna familia del lugar, tuvieron sus mismos problemas, necesidades y angustias; eran como el hombre común pero diferenciándose por una aureola de santidad popular adquirida por el sufrimiento de una muerte violenta, una vida sacrificada o por ser una víctima inocente para su comunidad.

Un aspecto importante para resaltar es que para el creyente no hay contradicción entre creer en un santo popular y continuar siendo un cristiano practicante. Se puede asistir a misa, bautizar a sus hijos, confesarse, comulgar y honran a sus santos no católicos junto a las imágenes de Cristo, la Virgen y los santos de la Iglesia, conformando de esta manera un sincretism (4) cultural y religioso.

Los Protagonistas Populares…

Muchos no hubieran sospechado nunca que terminarían convertidos en objeto de veneración debido a que tuvieron vidas comunes y fue la circunstancia de la muerte la que determinó su paso a la santidad popular. En cambio otros son reverenciados por haber asumido en vida el rol de sanadores, iluminados y guías espirituales.

El primer santo popular argentino del que se tiene memoria data de  1830 y se lo conoce como "El Quemadito". La historia comienza después de la derrota de Oncativo cuando los unitarios asumen el poder en Catamarca y persiguen a los federales. En esas circunstancias hacen prisionero a José Carrizo y lo acusan de ser espía del General Facundo Quiroga. Se lo arrojó vivo a una hoguera, muriendo quemado. Se supone que este hecho tuvo lugar en el antiguo camino real entre Miraflores (Capallán) y Huillapima,  allí se erigió una cruz de madera clavada en el tronco de un quebracho que se conoció como "la Cruz del Quemadito". Frente a esta cruz caminal, los lugareños rezaban y prendían velas pidiéndole, sobre todo, hallar sus animales, convirtiéndose luego en una suerte de “patrono de animales perdidos”.

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A partir de José Carrizo, se ponen de manifiesto dos de los rasgos comunes a esta clase de santos populares. El primero es que la muerte los sorprende en plena juventud “… no tenia que morir…”, y el segundo son sus circunstancias extraordinarias: asesinatos, accidentes o después de un sufrimiento intenso o martirio “… pobrecita la finadita, sufrió una muerte horrenda vio…”.

Las muertes trágicas se consideran signadas con un sello divino. El sufrimiento es un elemento purificador que borra todos los pecados como a los mártires. La idea de la elevación luego de un profundo padecimiento, no buscado sino sobrevenido y llegado de afuera, lleva implícita la idea de purgatorio. El alma así purificada se eleva a la santidad.

Algunos elementos en común entre las personas objeto de devoción nos permiten agruparlos. Una figura recurrente es la mujer, su dolor y la tragedia desencadenada. Muchas de ellas son mujeres honestas víctimas de crímenes pasionales, otras llevaron una vida irregular pero murieron en medio de un gran sufrimiento. No es importante saber  si  la salteña Juana Figueroa fue una mujer deshonesta o sólo una víctima de las "malas lenguas", lo que marca la diferencia es que murió cruelmente a los 22 años a manos de su marido celoso y que luego de ella fue invocada en busca de milagros.

Hechos similares dieron lugar a otras devociones como La Brasilera, una rezadora profesional en los cementerios y velorios que falleció carbonizada el Día de los Difuntos al tocar accidentalmente sus ropas las velas encendidas y prenderse fuego; La Finadita Juanita fue apuñalada por la espalda por un joven que infructuosamente la pretendía de amores; Almita Sivila, fue degollada, su cuerpo violado y descuartizado; La Telesita, quemada o desaparecida en la segunda mitad del siglo XIX en Santiago del Estero y La Ramonita, cordobesa, murió estrangulada a causa de celos.

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También son consideradas almas milagrosas las de algunos gauchos que han tenido problemas con la Justicia, muchos de ellos conocidos como bandidos rurales, por sus actividades no siempre encuadradas dentro de la ley pero que tras sus muertes la leyenda los transforma en especies de “Robín Hood” que repartían lo robado entre los necesitados. Murieron a traición y muchas veces su asesinato se vincula a motivaciones políticas, por eso sus tumbas son pintadas con el color del partido al que apoyaban.

Trascendieron el ámbito local al transformarse en protagonistas de radioteatros, cine, cuentos e historietas. De Corrientes surgieron entre otros el Gauchito Gil, el Gaucho Lega (1906), Aparicio Altamirano (1934), Gaucho Antonio María (mediados del siglo XIX), Turquiña (1917) y Curuzú José. De Mendoza: Gaucho Cubillos (1895) y Bairoletto (1941). De Tucumán: Bazán Frías (1923), Mariano Córdoba (fines del siglo XIX) y El finado Chiliento (1940)

También muchos niños integran las devociones populares. Tradicionalmente se considera que los niños han muerto sin haber perdido la inocencia y sus almas, sin mediar juicio alguno, van a sumarse a los ángeles. Por esta razón, en algunos lugares del noroeste argentino aún se realiza el Velorio del Angelito “tradicional” y el muertito es vestido con ropa blanca y se le colocan alitas de papel. Si la circunstancia de la muerte es trágica se refuerza la creencia en su santidad. Este es el caso de Pedrito Sangüeso que fue vejado y asesinado a los seis años en la Provincia de Salta; de los Lucas Hallao mellizos abandonados en el cementerio de Tucumán en la noche de San Lucas y de la Almita Perdida, un niño de 3 años que se perdió, murió ahogado y cuyo nombre se ignora. A estos ‘angelitos’ se les suele pedir por los niños y las ofrendas son juguetes, ropitas, cuadernos escolares, fotos, golosinas.

Sanadores:

Otra categoría de santo popular es la integrada por sanadores, líderes iluminados y carismáticos a quienes se le adjudicaron poderes extraordinarios en vida y que se considera que dichos poderes continúan aún después de la muerte física. Los más conocidos son Pancho Sierra, la Madre María, Tíbor Gordon  y el Padre Mario, entre otros.

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Estas muertes trágicas suelen conmover a los vecinos, quienes se acercan al lugar de la tragedia o la tumba a rezar y encender velas. Si se le hace algún pedido que luego se cumple, comienza a crearse la fama de sus poderes sobrenaturales. La forma de transmisión en primera instancia es oral y personal.

Aquellos que se ven beneficiados por los milagros del santo se convierten en su principal carta de recomendación.

Surgen los lugares de culto, como la propia tumba, donde sólo se dejan flores debido a las reglamentaciones restrictivas de algunos cementerios. Pero en compensación, en las paredes externas o en las inmediaciones del mismo suelen colocarse imágenes y placas de agradecimiento.

También es frecuente que en el sitio de la muerte se eleve una cruz caminal o un cenotafio caminal donde se lo recuerda y venera. Las devociones más importantes poseen un Santuario principal y numerosos altares en distintos lugares, construidos por los promesantes.

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Mientras que algunas creencias son locales, otras son efímeras, y hay santos cuya fama logra extenderse como la del Gauchito Gil cuya estampita es repartida en los transportes públicos junto con las de San Cayetano, San Jorge y la Virgen María.

Cuando la fama de milagroso trasciende, surgen versiones escritas en folletos, revistas, estampitas y pueden llegar a ser protagonistas de folletines, canciones, teatro, cine, poesías (romanceros, coplas) y televisión.

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Pedidos:

Se los invoca por diversos motivos: cura de enfermos; protección a los viajeros, ganados y cosechas; recuperar objetos perdidos, conseguir o conservar el trabajo; pagar deudas e hipotecas y encontrar novio, etc.

Existen santos populares a los que se recurre para problemas específicos, por ejemplo el taxista Nicolás Caputo, quien fue asesinado en 1939 mientras iba a cumplir una promesa a la Difunta Correa, es "patrono" de taxistas y camioneros. Al Finadito Llampa, un agente de policía extraviado en los cerros del Tafí, se le pide especialmente por los perdidos. Los Angelitos como queda expresado anteriormente, ayudan a los niños en cuestiones de salud y rendimiento escolar.

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Manifestaciones del culto:

La devoción puede demostrarse a través de ofrendas y de sacrificios. Entre las ofrendas está hacer construir una capilla o monumento, encender velas, celebrarle misas, llevar ropa del primer hijo o trajes de novia, colocar placas con leyenda de agradecimiento, limosnas, cruces, agradecimientos publicados, fotos de promesantes, banderas, insignias, chapas de autos, muñecas, cigarrillos, maquetas de casas, relojes, joyas de familia, flores, representaciones en metal de miembros y órganos humanos y otros exvotos.

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Entre los sacrificios más frecuentes se practica el ayuno, la peregrinación, largas marchas sobre las rodillas o gateando, rezar novenas y hacer "cadenas" que son cartas (al modo tradicional o por correo electrónico) que al ser recibidas deben hacerse copias y mandarse a otras personas de acuerdo con las instrucciones de la carta inicial. Son todas similares en contenido: "si cumple tendrá mucha suerte...si la corta aumentará su desgracia". No cumplir la promesa genera dificultades que sólo son superadas en el momento que se hace efectiva. Circulan numerosos relatos de personas ingratas que fueron castigadas por no corresponder a la ayuda obtenida. Si el santo cumple, el promesante debe cumplir.

Juana Figueroa:

Una mártir de violencia de género que se transformó en leyenda, titula el Diario el Tribuno de fecha 28 de febrero de 2015: “…Juana Figueroa tenía solo 22 años cuando murió a fierrazos en manos de su marido, 20 años mayor y de profesión carpintero. Era el 21 de marzo de 1903. En los próximos días se cumplirán 112 años de aquel trágico hecho, pero entre los salteños ‘la Juana Figueroa’, es una figura presente y para muchos, milagrosa…” .

“…Es así que la víctima de un asesinato que podría haber caído en el olvido como tantos otros, se constituyó en una leyenda y nadie puede dar fe de cuándo se produjo ese mágico hecho. Los relatos de la época la describen como una joven de cutis pálido y abundante cabellera negra que sujetaba en un rodete. Generalmente vestía de negro y usaba zapatos de charol. Estaba casada con un carpintero, de apellido Heredia de 42 años y vivían en la calle Buenos Aires entre San Juan y San Luis con su familia política…” .

“…Era conocido por todos los vecinos que las discusiones en la pareja habían comenzado a ser cada más frecuentes e intensas. Juana, que era una jovencita, no soportaba el aislamiento a la que quería someterla la familia de su marido, y comenzó a escaparse con amigas. Así, algunos relatos de la época la describen como una mujer de vida liviana que frecuentaba los bares de la zona de la estación del ferrocarril y que solía vérsela en compañía de distintos hombres. Todos rumores. Ya que, del mismo modo, otros la describieron como una mujer piadosa que era sometida a la violencia y celos desmesurados de su marido…”.

Siguiendo al diario El Tribuno, informa “…El diario de la época contaba en sus páginas que el 30 de marzo, un par de niños, hijos del sereno del cementerio de la Santa Cruz se acercaron a bañarse en un pequeña aguada llamada Zanja del Estado. Fue en ese momento que sintieron un olor nauseabundo que emanaba de entre los yuyos. Al adentrarse a curiosear encontraron el cadáver de la mujer. Habían pasado 9 sofocantes días. Después se confirmaría que la muerte había ocurrido el 21 de marzo. Fue enterrada sin haber sido siquiera identificada...”.

“…Una vecina de nombre Juana Figueroa de Ponce, se enteró por la prensa de lo ocurrido y relató que su sobrina Juana Figueroa de Heredia había desaparecido unos días, los que coincidían más o menos con la data de muerte de esta joven. La mujer describió a la chica y dijo que una de sus características eran dos dientes prominentes y aportó los datos del marido, el carpintero Isidoro Heredia. El juez hizo exhumar el cadáver de Juana y observó las piezas dentarias. Efectivamente coincidían con lo descripto por su tía...”.

“…De inmediato marcharon a la casa de los Heredia. A poco de andar, Isidoro reconoció haber asesinado a su mujer la noche del 21 de marzo. La había buscado en la zona de la estación de trenes y de allí la llevó engañada hacia el Puente Blanco. La víctima presintió el final y opuso una feroz resistencia, pero la fuerza del marido pudo más... recibió golpes hasta morir…

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El asesino fue condenado a 17 años de prisión. En cuanto al culto a Juana, nadie puede precisar con exactitud

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Andrés Bazán Frías:

En el  libro "Tinieblas para Mirar” de escritor tucumano Tomás Eloy Martínez se refiere a este personaje en el  relato  que titulo "Bazán”:

                           "…Si las patrullas lo persiguen es porque desconocen La Voz del Señor. Dios vuelve sordos los oídos de los injustos. La caza ha comenzado la tarde antes, y ya Bazán ha perdido el miedo. Hace apenas dos horas se creía cercado pero ahora los ángeles de Dios lo han puesto a salvo. (…) Ya ni siquiera se acuerda cómo perdió la mano, la izquierda. ¿Fue cuando la alzó para defender a la madre del machetazo del padrastro? (…) La Voz de Dios lo ampara: le indica como doblar el codo único, cuando aflojar el hombro para concentrar la fuerza (…) La mano única ha quedado bendita. Si se posa sobre una llaga, la cierra; con sólo un pase de la mano se detienen los vómitos, las diarreas, los dolores de hígado, la tos, los cálculos de riñón. (…)La Virgen no movió los labios. (…) Acércame la mano que no tenés. Voy a llenártela de poder. Bazán estiró el muñón y sintió que la mano iba más lejos, pero no podía verla…”

“… Ya está dijo la Virgen (…) Me ha dejado unas uñas de luz dijo Bazán. Las puedo ver...”.

“… ¿Sentís algo? Los dedos, pero no sé como voy a moverlos. (…) Con la mano que no tenía Bazán se preparó para cumplir con el mandato de Nuestra Señora e imponer el bien...”.

“…Después del robo de banco, llamaron a todos los pobres que vivían en los alrededores del campo de tréboles y repartieron entre ellos los billetes y las monedas a razón de veinte pesos por persona, sin dejar de lado a los recién nacidos ni a los moribundos. Luego Bazán les habló sobre la aparición de Nuestra Señora y les dijo que ahora la mano perdida tenía el suficiente poder para curar todas las enfermedades y despertar todos los amores de la humanidad. ¿Cuál Virgen? ¿La del algarrobo?, dijo el hijo del vendedor de botellas. Cada dos por tres aparece flotando arriba del árbol. (…) A veces cuando lo envuelve el silencio, le llega la Voz de Dios, ordenándole que cure difterias y sirva de escudo a las familias amenazadas por el desalojo.(…) Con las jaurías en los talones no puede imponer a los enfermos la mano sagrada. (…) Divisa un parque y una pérgola a lo lejos. A un costado se recuesta la silueta redonda del cementerio...”.

“…Esa es su salvación. Puede saltar el muro, caer del otro lado y ocultarse en alguno de los monumentos. Nadie lo va encontrar en el laberinto de los muertos. (…) Aún están lejos los perros y él ya está trepando por el muro(…) Se aferra al borde con la mano única y va a dejarse caer al otro lado del muro, cuando siente el destello de una quemadura bajo la quijada, y el salto desesperado de la jauría, a sus pies(…) Otra lanza ardiente se le clava en la espalda y tiende entonces la mano hacia el cementerio para que Nuestra Señora vaya en su ayuda, pero lo único que alcanza a ver es el espectro del Monje que lo llama con los brazos abiertos (…) Luego los devotos dejaron pulmones de cobre, riñones de acero, corazones tejidos, señales de gratitud por los milagros del difunto..”.

“…Más tarde sobre las piedras de la vereda, fue encendiéndose un mar de velas, millares de velas que la lluvia no apaga…”

“…Para los devotos Bazán es el buen ladrón y está a la diestra de Dios Padre, entre ángeles que le limpian la carabina, y santas que le lavan los pies llagados por la última carrera…”

“…El informe policial escuetamente dice:”Andrés Bazán Frías, fugitivo de la justicia, pereció de dos balazos, después de enfrentar una patrulla, junto a las tapias del Cementerio del Oeste, la medianoche de la Navidad de 1922…”.

Relatos Populares

De la obra Cuentos y Leyendas Populares  de la Argentina de Berta Elena Vidal de Battini, se extrajeron los siguientes relatos:

La Telesita:

“…Era una muchacha joven y muy alegre. Telésfora se llamaba, pero ella decía Telefa porque era medio inocentte (5) y no hablaba bien. Le decían la Tele y la Telesita, como le había quedado. Le gustaba tomar bien, bastante tomaba, y bailaba sin parar. Mi padre la conoció y la vio en muchos bailes, machadita, bailando. Murió quemada, por eso Taima de ella hace milagro. Pero hay que pedirle y ofrecerle bailes. El baile de la Telesita es la promesa. Se le ofrece un reza-baile (6) . El que hace el baile tiene que tomar siete copas y tiene que bailar siete chacareras...”. Amancio López, Loreto. Santiago del Estero. 1959.

“…A la Telesita se la festeja. Sobre todo cuando hace milagros, cuando se le pide por ejemplo que llueva, especialmente, para que no se terminen los sembrados. Se la hace como una figura de masa y se pone un baile. Y el que paga la promesa, tiene que bailar una chacarera o un gato, según lo que sepa el bailarín. Entonces descansa para tomar un vaso de alcohol puro, un vasito de alcohol puro. Las primeras danzas son así. Se sigue hasta que se bailen siete danzas y siete tragos. Terminan machados. A la figura de masa la ponen en un altarcito, sentadita. Algunos la visten con papeles de seda ¿no? Otros le ponen una ropita. Y está ahí hasta que termina el baile y después se la comen…”. Rafael Bravo, 58 años. Santiago del Estero. 1970. Narración del Departamento Figueroa.

“La Telesita había sido única hija de  padres muy ricos. Murieron los dos y ella quedó con toda la riqueza. Y como la niña era inocente(7) , ella empezó a dar todo, todo lo que tenía. Las prendas de oro, de plata. En hacienda, la que buscaban tenía ella. Todo se le fue. Y empezó a cantar y bailar, por ahí le entró. No quedó bien de la cabeza cuando murieron los padres. Y se fue a los montes. A veces llegaba a las casas y le daban de comer. La Telesita era como adivina. Cuando decían, en tal parte va haber un baile, ya ella sabía, y se iba. En las trincheras, así las llaman, en los pagos, así a la vuelta en el patio, para las fiestas, y ahí, en esa basura, ahí se amontonaba, áhi amanecía. Todo el mundo le tenía lástima. Guando terminaba el baile, ya salía cantando esa chacarera que cantaba. Y estaba siempre en los montes. Murió quemada, ardida...”.

“…Se arrimó a un tronco que había estado quemando porque le hacía frío, se acostó,  el fuego siguió marchando y se quemó. Se quemó todo. La recogió una señora que era vecina de nosotros, doña Fernanda Escobar, que ya era vieja y la sepultó. La llevó a su monumento y la puso allá, le hacía las promesas. Un día ella había tenido un chancho para carniar, lo roban de noche del corral. Ella dice: —No, mi chancho va salir: Telesita, te ofrezco un baile. Voy a tomar siete copas de caña y voy a cantar siete chacareras si me lo haces aparecer. Al otro día por la tarde, un de repente, del lau del corral diz que ha salido el chancho. Apenas caminaba. Estaba muy gordo ya para carniarlo. —¡Ah! —diz que dice ella—, han visto que mi Tele me lo ha veníu traendo mi chancho. Que dice ella, ¿no?, contenta. Esa noche no más ya ha hecho llevar la ginebra. Porque antes se la compraba por cajones. Ginebra y estruendos(8). Esa noche dice que había sido un baile jnmenso. Y ella, cuando terminó de bailar las siete chacareras y de tomar las siete copas de caña, áhi no más si había quedau dormida, en el suelo, machada(9) . Y entoce ya le han empezado a hacer promesas a la Telesita, en esa misma forma. Telésfora se llamaba. Y le dicen también Tele. Y es un alma muy milagrosa. Todos en Santiago le hacen promesas..”.Rita Vera de Barrionuevo, 91 años. Santiago del Estero. 1970.

Carballito

“…Carballito es muy milagroso. Se hace, generalmente en los caminos, una cruz con una especie de capillita chiquita, donde se lo alumbra, porque se ere que es muy milagroso. Está siempre lleno de flores, de monedas, de velas. Porque el caminante que pasa hace su promesa para tener también un buen viaje, o pedir alguna gracia a Carballito. Le ponen monedas porque no pueden traer velas. Alguno se encarga de comprar velas y traerlas. La plata ha sido siempre sagrada. Nadie quería tocar la plata de Carballito ni de ninguna cruz. Ahora, como está la gente, no sé. Según la leyenda, sé que Carballo ha sido un malevo, en TucumáJi. Murió en un cementerio. Lo mataron. La gente que ha ido a Tucumán ha ido traendo esa leyenda y han hecho los Carballitos en los caminos. La gente ere que es un alma muy milagrosa y le hacen promesas de toda clase. Dicen que robaba a los ricos para dar a los pobres…” Rafael Bravo, 58 años. Santiago del Estero. 1970. La narración alude a las creencias del Departamento Figueroa – Sgo del Estero.

Bazán Frías

“…Bazán Frías era un hombre maleante. Él no hacía mal a nadie. Nadie más que él andaba y por ahí, haría sus hechurías. Pero a cualquier pobre ayudaba. Él robaba a los ricos. Y en cualquier casa que él iba, lo ayudaban y ellos lo escondían. Y la madre, ¡pobrecíta!, que sufría malísimamente. Claro, cuando él salía. Una madre sabe lo que puede sufrir. La madre todavía vive adorándolo en el cementerio. Vive la madre. De cuanta quisieron hacer una novela de la vida de él y ella no ha permitido, como le hicieron la vez pasada a Namúncurá. La policía lo mató de traición. Porque a él lo perseguía. Adonde lo encontraban, él les hacía fuego. No se dejaba tomar. Por todas estas montañas diz que andaba él. Y ha caído allá y en un tiroteo lo han muerto. Pero él se quiso refugia en el cementerio del norte. Trepó por la tapia para salir y cuando él ha subíu, áhi lu han alcanzau las balas. Lo mataron y lu han enterrau ahí en el cementerio. Una hermosa bóveda l'hizo hacer la madre con la ayuda de los que hacían promesas. Y usté sabe, a la entrada del cementerio si alguna vez va a ver arde de tanta promesa que tiene, de velas que hay. Todo tiene, plaquetas, de toda clase de cosas, velas, flores, muchísimas promesas. Porque es muy milagroso, muy milagroso. Igual dicen de la señora ésta, difunta Correa, hay muchos que la adoran, diz que es muy milagrosa. También ha muerto en el campo, en San Juan…” Carmen Miranda, 71 años. Pie del Cerro. Famaillá - Tucumán. 1970

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CITAS

(1) Los exvotos son ofrendas hechas a Dios, la Virgen, los santos u otros dioses por un beneficio recibido. Se pueden encontrar en iglesias, capillas, lugares de peregrinación, la naturaleza, e incluso en altares personales. A veces van acompañados de oraciones escritas. Otras veces el objeto es la oración misma. Los exvotos tienen doble propósito. Son ofrendas de gratitud o devoción que demuestran visualmente la razón por la que una persona siente agradecimiento. Son además un testimonio de la ayuda recibida. Hay muchos tipos de exvotos. Algunos exvotos son reproducciones artesanales o comerciales de una parte del cuerpo. Otros exvotos son objetos relacionados, por ejemplo, con la enfermedad, como un par muletas, una silla de ruedas o algún material removido del cuerpo humano. Un exvoto se crea o se manda a hacer cuando las oraciones de una persona son respondidas. Después de haber recibido respuesta a sus oraciones y súplicas, la persona ofrenda lo prometido  para conmemorar el milagro y ofrecer testimonio de su fe.

(2) El vocablo latino festum es el plural de festa: de allí proviene la palabra fiesta. Se trata de un rito social, compartido entre un grupo de personas, donde se marca un cierto acontecimiento a modo de celebración. Cada fiesta tiene sus propios cultos. Las fiestas patronales son festividades que se llevan a cabo una vez al año en cada uno de los municipios, pueblos, etc., en honor al santo patrón del pueblo. Tienen su origen en la fundación de los municipios, pueblos, etc., lo cual, según la tradición católica se hacía bajo la advocación de un santo titular. Las festividades se compone  de dos partes: la religiosa y la laica. En cuanto a lo religioso, se celebraban misas para honrar al patrón y otros rituales religiosos. Es costumbre llevar a cabo procesiones en las que se carga la imagen del patrón del pueblo. Estas costumbres y ritos aún se conservan en muchos pueblos. En cuanto al aspecto laico, durante las fiestas patronales se llevaban a cabo actividades de diversión como destreza criolla, música, bailes, exposiciones, etc., mostrando lo mejor del lugar, que con el paso del tiempo, se convirtieron en tradición.  La iglesia católica en conjunto  con las autoridades municipales e instituciones representativas celebra las fiestas patronales. Generalmente, en la plaza principal del pueblo y sus espacios significativos.

(3) En la Iglesia católica y en las ortodoxas, en las cuales se cree en la intercesión de los santos, el santo patrón (o santo patrono o simplemente patrono) es un santo que tiene una afinidad especial con una comunidad o un grupo específico de personas y a cuya intercesión se acogen los miembros de esos colectivos. Los términos patrón y patrono (del latín, patronus) son sinónimos de defensor y protector. Los santos patronos son considerados por muchos creyentes como intercesores y abogados ante Dios, sea de una nación, un pueblo, un lugar, una artesanía o actividad, una clase, una congregación, un clan o una familia. La tradición del santo patrono tuvo su origen como resultado del trabajo misionero de los franciscanos, dominicos y agustinos. También fue una estrategia para afianzar la evangelización en los corazones de los aborígenes, porque en cada iglesia y monasterio construido, los frailes asignaron un santo protector. Según Motolinía, en toda la tierra, “nombran los indios primero el santo que tienen en su iglesia y después al pueblo, y de esa forma se fundaron pueblos e incluso ciudades…”

(4) Se trata de una palabra que deriva del griego, concretamente de “synkretismos”, que está conformada por tres elementos diferenciados: 1. El prefijo “syn-”, que puede traducirse como “con”.2. El término “Kriti”, que es sinónimo de “cretense”. 3. El sufijo “-ismo”, que se emplea para referirse a una “doctrina” o “sistema”. Se conoce como sincretismo a la conciliación de distintas doctrinas o posturas. El sincretismo, de este modo, implica la fusión de diferentes elementos en uniones que, en ocasiones, carecen de una coherencia interna. Es posible encontrar el sincretismo en diversos ámbitos. El sincretismo cultural, por ejemplo, es el resultado del proceso que se lleva a cabo cuando dos o más pueblos entran en contacto y sus tradiciones comienzan a mezclarse. Cuando los conquistadores europeos arribaron a América, se produjo un sincretismo cultural a partir del encuentro entre ambos pueblos. En ciertos casos, el sincretismo fue más bien una asimilación forzosa de la cultura dominante por parte de los pueblos conquistados, que lograron mantener ciertos rasgos propios. Sincretismo religioso: Este proceso suele desarrollarse de forma espontánea cuando dos religiones intentan convivir de manera armoniosa en una misma comunidad. El sincretismo religioso podría advertirse en un hipotético grupo que cree simultáneamente en Jesucristo como hijo de Dios y en otras divinidades.

(5) Inocente 'retardado'

(6) Reza-baile. Reunión campesina en la que se reza a un santo y se organiza un baile.

(7) Inocente 'débil mental', 'retardado'.

(8) Estruendos 'cohetes

(9) Machada 'borracha'.

 

 

 

 

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