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María Helena "La Negra" Chagra

Una voz achicando distancias

María Helena Chagra inició su carrera en la década del ochenta, con el grupo Mensaje, cantando música latinoamericana. En Europa, entre el 80 y el 92, realizó presentaciones como solista en reconocidos teatros de París. Con Gustavo Leguizamón dió una serie de conciertos en la Costa Azul, Lyon, Nantes y París. En el año 1999 integró el grupo Allaquí, que incluía en su repertorio temas de Sara Mamaní.

A mediados de los 90' retoma su carrera como solista con el lanzamiento de su disco "Pruebas al canto", grabado en el año 1991 y reeditando recientemente por el sello La Trastienda. Del disco trasciende su particular estilo y la claridad a la hora de elegir los temas que lo componen. Se destacan los temas del Cuchi Leguizamón, además del acompañamiento en piano de Oscar Cardozo Ocampo y algunos arreglos de Dino Saluzzi. 

A María Helena, la pasión por la música del Cuchi la inunda por varias razones. "Uno no se puede lanzar a buscar desde la nada -explica-, siempre es necesario la raíz de lo conocido, lo familiar, lo que está desde siempre. A partir de ahí quiero buscar, es un camino que tengo que hacer y que empieza ahora. Pero sin dejar de lado mis referentes". 

Ultimo Album de la Negra: Pequeños Testigos.

Como maestro y amigo, el Cuchi le señaló el camino de la interpretación. Además de la mano amiga, le regaló las curvas de su música y sus pautas de interpretación. "Fue mi amigo de toda la vida, de mi familia y mío, cuando fui adulta. Fue mi profesor de Historia en la secundaria, y me acuerdo que siempre decía que enseñaba `historieta, más que Historia'. Cuando nos fuimos de viaje de egresados, de ratas totales, a Santiago del Estero y Tucumán, nadie nos quería acompañar. El se ofreció. Y no sólo eso, además tocó en los restaurantes más caros a cambio de que todos comiéramos gratis. Cuando estuve en París estuvo viviendo en mi casa, y anduvimos presentándonos en dúo. Para mí era una maravilla, porque si bien es cierto que era el señor que vivía a la vuelta de mi casa, siempre supe que era un tipo muy valioso, fuera de serie. Valoro profundamente el haber tenido la suerte de estar cerca de él, y que haya tenido tantos gestos de cariño conmigo. Cuando hice el disco, no le quise pedir que grabara conmigo porque me daba un poco de pudor. Pero él se vino de Salta especialmente y grabó dos temas. El Cuchi era un tipo que tenía una alegría permanente, un goce vital, no una alegría tonta. Era alguien con un inmenso disfrute de vivir, de comer, de sentarse a escuchar música, de escribir... Disfrutaba cada segundo y lo vivía a pleno. Cada momento era el mejor, te escuchaba cantar y eras la mejor cantante del mundo, comía un bocado de locro o una empanada y era lo más rico del mundo, y lo expresaba así siempre. Yo he tratado de seguir su ejemplo, como pude. Traté de aprender que a veces uno se entrampa en situaciones y cae en la queja, cuando en realidad la vida es un montón de cosas pequeñitas, bellas todas".

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