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Llama  el  viento

En el centro de la habitación

la madre suspendida de su día final

lejos del árbol de raíz invertida

habla como si todos debieran escucharla

pero sólo la sorpresa deslizándose de la gastada boca

y palabras iguales a otros agonizantes

ella sin zapatos en el centro del mundo

contando las arrugas de un rostro que no reconoce

en un espejo

viendo regresar a la muchacha que fue entonces

cuando debajo de la noche soñó con el amor

y no esta casa derrumbada que es su vida

y el viento llama a la puerta siete veces

y ojos de miedo le dirán que no es tiempo

porque los días de oro aún se deben

la felicidad que ellos prometían está en mora

la madre en el centro del pozo

sin su vestido de baile ni la carroza del hada madrina

con manos piadosas invocando a los santos

los hermosos ausentes de la última hora

la madre en el centro del río

en la barca que guía un desconocido

oh dulce las imágenes te han abandonado

las aguas te retornan una materia niña

deseante sin memoria en busca de otro cuerpo

TERESA LEONARDI HERRAN

 

 

Teresa Leonardi Herrán

Poeta salteña, profesora de Filosofía y Letras. Nació en 1938, su madre era maestra y su papá  empleado. Integró la comisión de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos,  de  amplia militancia en la izquierda local, comprometida con las problemáticas sociales, participó activamente en la vida política y en las luchas gremiales.

Su obra poética galardonada con diferentes premios y menciones ha sido incluida en varias antologías, entre las cuales  figuran “Poesia del noroeste argentino siglo XX”, de Santiago Sylvester; “Doscientos años de poesía argentina”, de Monteleone; y “Poesia social y revolucionaria del siglo XX”, compilada por Jorge Brega.

La poesía de Teresa Leonardi  abarca muchos tópicos como la recurrencia a la memoria mítica, alusiones a filósofos clásicos, poesía europea, la tradición cristiana, entre otros.

En la década del ‘70  el campo literario salteño era muy patriarcal, pero el destino azaroso quiso que en 1.972  conociera a  Holver Martínez Borelli y la llevara a esas tertulias dominadas por varones. Estaba toda la generación del 60, entre ellos Perecito, Santiago (Sylvester), Walter Adet, Jacobito Regem, Benjamín Toro, Andolfi, Ahüerma; los más jóvenes de ellos eran Juan Ahuerma y el Teuco”.

En 1985 publicó su primer poemario “Incesante Memoria”, un libro atravesado por el horror de la dictadura y desde entonces se consagró como una de las hacedoras que han trascendido las fronteras, como fue la Masacre de Palomitas.

El 6 de Julio de 1976, once detenidos del penal de Villas Las Rosas en la ciudad de Salta son extraídos de sus celdas y colocados en una camioneta del ejército, bajo las órdenes de un traslado. Fueron seleccionados y llevados once detenidos: Evangelina Botta, Georgina Droz, Pablo Outes, José Povolo, Rodolfo Usinger, Roberto Oglietti, María del Carmen Alonso, Alberto Savransky, Celia Leonard de Ávila, Benjamín Ávila y María Amarú Luque de Usinger. A casi 80 kilómetros de la ciudad de Salta, en la localidad de Palomitas, se les ordena descender y allí son fusilados. Este hecho es recordado como “la masacre de Palomitas”, la matanza más grande de civiles en la provincia de Salta.

También en sus escritos tienen mucha relevancia la figura de la madre, la permanencia más allá de la muerte, entre otros temas.

Para esta autora la sociedad, la gente, su pueblo, está en primer lugar por sobre su literatura, por eso es que su poesía responde a un testimonio de una vida de perseverancia y optimismo.

Falleció, luego de una larga enfermedad, a los 81 años  en Salta,  el 26 de marzo de 2.019

 

 

Regreso de Orfeo

Crecía en el aire el agua de una campana

al principio imperiosa luego suplicante

volcando su claridad merovingia en los oídos

(salvo en los de la vieja cuidadora de gansos

mujer de la edad de piedra con su rito

de honrar a los dioses pastoreando animales)

confundiendo a los gallos heraldos

que anunciaban el huevo de una mentida lluvia.

 

Tú venías es esa agua convocadora de otros tiempos

nombrándome como entonces (cuando habitantes

de un idéntico sueño)

“aquí yace Teresa esa es la tierra que hoy araron sus ojos

hoy ocupada por su cuerpo”

antes ay mucho antes de que emprendieras el viaje a los

                                                                     infiernos

Para buscar a eurídice

y ahora regresabas diciéndome

que la habías perdido para siempre.

 

Poco a poco tu rostro como un humo

fue cuando el felino memoria como una hijo pródigo

volvió después de amargo viaje a la guarida del olvido

y solo retuve parte de su plateada cola

una mecha de su pelaje azul

batíscafo con el que desciendo a un abolida tiempo

donde tu claro corazón aún vive

edificando el vuelo de los pájaros.

El corazón tatuado

Por haber viajado por tu sangre

Conozco muchedumbre de soles

Oh viejo Ptolomeo celebro tu verdad

El universo gira alrededor de este animal terrestre:

El ciego y haraposo niño eterno que habita entre nosotros

 

Ahora que no estás

Llego al puerto de una Hiroshima devastada

Se desovilla el invierno nuclear

Estalla la memoria del paraíso que me habitó

Los días mezclan sus aguas

Ignoro si aún navego o he varado

"Amor construye un cielo

en la desesperación del infierno"

escribió Blake hace un siglo con tinta en mi corazón

 

 

 

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