Historias de Salta

El Primer Hospital de Salta

Por Andrés Mendieta

nteriormente me ocupé de Andrés de Arteaga, el primer médico que ejerció en  Salta, desde el mismo momento que fue fundada esta ciudad el 16 de abril de 1582 por el Licenciado Don Hernando de Lerma. En esta edición  versaré sobre la construcción de un nosocomio dispuesto por el Cabildo el 12 de febrero de 1653, aclarando que debieron correr 71 años para que se diera cumplimiento a una disposición de Carlos V de octubre de 1541, mediante la cual se ordenaba “que en todos los pueblos españoles e indios… se funden hospitales donde sean curados los pobres enfermos y se ejercite la caridad cristiana”. Me estoy refiriendo a la construcción del hospital.

 Los cabildos, como es sabido, debían administrar los fondos propios; cobrar los impuestos municipales; tener en cuenta todas las necesidades del mantenimiento de la ciudad y sus habitantes; fijar los precios y la distribución de los servicios; vigilar los pesos; repartir tierras entre los vecinos; administrar los bienes comunales, propiedad del ayuntamiento y, como así, atender la  asistencia y la salud tanto de los españoles como la de los indígenas.
        
Durante los incipientes años de la colonización española, las nuevas ciudades pobladas en lo que sería el actual territorio argentino, no superaban de entre 80 y 200 "vecinos cabezas de familia". Sobre el particular dicen los historiadores que “la primera organización de socorro creada en ellas fueron "hospitalitos" de una sola habitación, de adobe y paja, seguidos de otra más pequeña como capilla, que funcionaron como refugio y expresión de solidaridad para contener a los vecinos o viajeros que por diversas causas quedaban pobres, heridos, viejos, sin recursos y desamparados”. Estos “hospitalitos” fueron los primeros centros civiles - solidarios y sin fines de lucro-  en momentos que los enfermos se atendían en sus propias casas.
 
El primer “hospitalito” que comenzó a funcionar en el actual territorio argentino fue en Santiago del Estero –“la madre de ciudades”- en 1555 a dos años de su fundación que funcionaba en un rancho de adobe crudo techado con paja como hospital.
        
Desde los primeros tiempos la Iglesia Católica era la única religión permitida que tenía a su cargo la atención médica secundaria u hospitalaria. También estaba responsable del cuidado de las llamadas: convalecencias; los leprosorios; los hospitales emergentes, originados por las epidemias y los asilos o casas de recogidas, de maternidad y de beneficencia.

Sobre los centros de atención de los dolientes –hoy hospitales- algunos sostienen que ya en el año 4000 a.C. los templos de los antiguos dioses fueron utilizados como casa de refugio para los enfermos e inválidos, y como escuelas de aprendizaje para los médicos. Más tarde, los templos de Esculapio (Asclepio), el dios griego de la medicina, fueron utilizados con el mismo propósito. Los documentos históricos también demuestran que, en el siglo III a.C. en la India, ya existían hospitales bajo el dominio budista.

El Hospital “San Andrés” de Salta

En el acta del cabildo del 6 de noviembre de 1586 se habla, entre otras cosas, que en el momento de la fundación “no se ha señalado ni nombrado hospital ni mayordomo de él, ni sitio de solares para la fundación…”  agregándose que dicho cargo sea ocupado por el vecino Gonzalo de Torres Hinojosa, funcionario que tenía por ejercicio la atención de los gastos y el cuidado y gobierno del hospital. Estas funciones alcanzaban sólo un año y cada 1 de enero había elección. Aquel viejo dicho:”Cualquier tiempo pasado fue mejor” aquí no tiene cabida. En sí los fondos del hospital eran distraídos para otros gastos y no para los pobres. Ayer como hoy. En 1655 el Cabildo establece que no tenía aún casa el hospital. Que cinco o seis mujeres y cuatro hombres por caridad curaban a los enfermos y que desde un año atrás “apareció un forastero que se titulaba de médico, el cual curaba a los enfermos cobrando elevados aranceles; pero lo que más había impresionado a los salteños de esa época fue que algunos quedaron peor después de las curaciones”, al decir por el historiador monseñor Miguel Ángel Vergara.

Vergara también comenta que en una visita canónica al Hospital de Salta (1726) por parte del Obispo Sarvicolea y Olea encuentra la documentación oficial sobre su administración “en pésimas condiciones” y que “el auto de visita –afirma Vergara- corrían rumores en Salta sobre que poseía en bienes y dinero hasta ochenta mil pesos; pero entonces apenas si llegaría a ocho mil”. A esta instancia no se pudo hacer un arqueo en razón que el Mayordomo del Hospital “San Andrés” se encontraba de viaje. Pero sí el prelado pudo constatar que los administradores distribuían los bienes a los pobres enfermos a domicilio y en provecho de sus allegados. Ante estas anomalías el Prelado suspendió tales donaciones, no siempre justas. Las irregularidades detectadas en Salta se repiten en todos los hospitales del Tucumán, situación que se informó al rey.

Entre 1765 a 1768 el Obispo Abad y Llana se dirigió al Monarca donde denuncia “la descomposición política en las Colonias en todas las regiones de América”.

Con respecto al nombre del Hospital el Procurador de la ciudad don Nicolás León de Ojeda afirma que en 1586 existía “con la advocación del Señor San Andrés en el paraje de la ermita vieja de nuestro Patrón San Bernardo con camas para hombres y mujeres…”

Para concluir esta sucinta nota habiendo dejado por razones de espacio otros  datos del Hospital “San Andrés”, el primero de Salta,  en diciembre de 1782 se dispone la construcción donde hoy es el actual Convento de las Monjas Carmelitas.

 

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