JACOBA SARAVIA

Por: Ricardo Federico Mena

Doña Jacoba Saravia, nació un 20 de diciembre de 1814, con los nombres de JACOBA TOMASA SARAVIA Y DE PLAZAOLA, al decir de uno de sus biógrafos don Fernando R. Figueroa. Fue una destacada docente de esta provincia, de gran vocación por la enseñanza, hija del Coronel don Apolinario Saravia y de doña Juana Joaquina Plazaola y Saravia Ruiz de los Llanos. (F. R. Figueroa) 

El Coronel Apolinario Saravia, apodado popularmente como “el Chocolate Saravia”, por lo cobrizo de su piel, se adhirió de inmediato al grito revolucionario, comenzando su carrera como Subteniente, habiendo participado heroicamente en la batalla de Suipacha, en la batalla de Salta, como así también en múltiples combates, que contribuyeron al éxito de la Revolución.. En 1843, mientras se desempeñaba como Jefe de Policía fue objeto de un atentado criminal durante los festejos del 9 de julio. A consecuencia de las heridas recibidas falleció en la ciudad de Salta en el año 1844. Tuvo una formación humanística, adquirida en la ciudad de Buenos Aires, habiendo sido condiscípulo de Bernardino Rivadavia.
 
Uno de sus últimos biógrafos, don Roberto Vitry, en su libro Mujeres Salteñas, dice además, fue bautizada diez días luego de su nacimiento, en la Catedral de Salta, habiéndolo realizado el cura rector interino, maestro don José Manuel Salguero, y apadrinando la ceremonia don Gaspar Arias y doña Petrona Paula Saravia. 

Por aquellos días, el aprendizaje de las primeras letras no era una cuestión fácil, y en este caso particular, quien se hiciera cargo de la tarea, fue su mentor y tío, doctor Facundo de Zuviría. Sus biógrafos Figueroa y Vitry, han escrito que, luego de este primer período, completó su educación ingresando al colegio fundado por el General Gorriti. Allí fue condiscípula de doña Juana Manuela Gorriti. Completó su formación en el Colegio de Educandas, hoy con el nombre de Colegio de Jesús. 

Perdió a su madre a los quince años de edad, constituyéndose desde entonces en una compañera inseparable de su padre. Le acompañó durante su exilio a Bolivia y también durante su regreso, ocurrido en el año 1834. Fue una hija ejemplar, y cuando don Manuel Antonio Saravia ocupara la gobernación de esta provincia, se constituyó de inmediato en su secretaria. 

Como habíamos consignado recientemente, al recibir su padre las heridas mencionadas durante su gestión como Jefe de Policía, cumpliendo su deber de hija abnegada, le asistió ejemplarmente, hasta sus últimos momentos, cuando tales heridas complicaron algunas afecciones preexistentes. 

Ejerció la docencia en plenitud, con abnegada dedicación, colaborando con su prima doña Benigna Saravia en el establecimiento de fundara en el año 1848. Luego de esto, se dedicó a la enseñanza primaria en su propia casa, desde donde egresaba la niñez salteña, -según Lily Sosa de Newton, en su libro “Diccionario Biográfico de Mujeres Argentinas”- "pertenecientes a las principales familias de Salta, que más tarde ocuparon posiciones descollantes, en la vida pública”. 

Don Roberto Vitry, menciona que en un artículo relacionado con la educación de nuestro medio es mencionada como “Directora de la Escuela Infantil Nº 5”. Todos sus biógrafos consignan su gran solidaridad y su contribución caritativa, aportando dinero para la construcción de la Iglesia Catedral, como así también para la Iglesia de La Viña y la torre del Templo de San Francisco, obras estas que datan de mediados del siglo XIX. 

Falleció soltera, un 24 de junio de 1891, según datos extraídos de la Escuela Jacoba Saravia, por los señores Daniel Policarpo Romero, y Carlos Romero. Con Justos merecimientos una escuela de nuestra ciudad, ubicada en calle Dean Funes, entre Alsina y Avenida Entre Ríos, lleva el nombre de esta insigne maestra. Se trata de la Escuela Primaria Jacoba Saravia.
 


Dr. Ricardo Federico Mena 

 

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