Personalidades de Salta

Dn. JOSÉ VIDAL

Por Luis Borelli

on José Vidal había nacido el 30 de septiembre de 1879, en Forcarey, provincia de Pontevedra, plena Galicia. A los 18 años, como tantos otros inmigrantes, dejó su patria y se largó para “la América”.

Llegó a Buenos Aires en 1897 y a poco, consiguió trabajo como cadete en un negocio de Eugenio Cornillone, ubicado en Victoria al 700, hoy calle Hipólito Yrigoyen. Tenía casa, comida y ganaba cuarenta pesos, pero Buenos Aires, al parecer, no lo convencía.

Con el correr de lo días Vidal se relacionó con José Salgueiro, un compatriota que era estafetero del ferrocarril. Y como el hombre viajaba mucho al interior del país, un día Vidal le hizo un encargo: “Si sabes algo por ahí, avísame...”.

Poco después, otro amigo, Barreiro, le dijo: “ José ¿te gustaría ir a Salta? Allí hay trabajo para ti...”.

El joven no titubeó, armó sus bártulos, y en tren se largó para el norte. Llegó a Salta de noche, en marzo de 1898, y se hospedó en la casa de don Angel López, en Mitre casi Ameghino, a una cuadra de la estación de trenes.

Al día siguiente, Vidal quedó deslumbrado al ver que Salta, al igual que su tierra natal, estaba entre serranías. A la dueña de casa le preguntó por el cerro del frente y entonces supo que era el San Bernardo ¿Se puede subir? preguntó.

 La señora le dijo que sí, pero le recomendó que fuese con cuidado pues el camino no estaba en buenas condiciones. Dos horas después, Vidal estaba en la cima del San Bernardo, contemplando la ciudad donde se quedaría para siempre.

Sesenta y cuatro años después, don José Vidal le contó a El Tribuno, la decisión que había tomado ese día cuando desde la punta del cerro contemplaba la ciudad: “Me dije, pues aquí me quedo...”. Y se quedó.

La vida en Salta

Tomada la decisión de quedarse, lo primero que hizo Vidal fue buscar trabajo. Ingresó a la firma Ulibarri y Cía, dedicada al ramo de almacén y fábrica de dulces y caramelos. Su tarea consistía en atender al público y distribuir los pedidos a domicilio, entre ellos, los conventos San Bernardo y San Francisco. Después fue viajante de la firma en los valles de Lerma y Calchaquí, debiendo en este último, recorrer sus pueblitos a lomo de mula. Levantaba pedidos y los vallistos venían luego a la ciudad para retirar sus mercaderías con tropas de burros cargueros.

Dos años después, cuando en 1900 el señor Alonso se retiró de la sociedad, Ulibarri invitó a Vidal para que continuara con él: “José -le dijo-, tendrás mayor sueldo y habilitación...”, y don José aceptó. Tiempo después, Ulibarri mudó el negocio a Mitre y España donde actualmente está Dinar.

De vuelta a España

En 1904, José Vidal hizo un viaje a España para visitar a su madre y allí conoció a una joven, Dolores Cabada. Se puso de novio y dos años después regresó a Salta con su flamante esposa. Fue entonces que Ulibarri le ofreció en venta el almacén. Vidal aceptó la oferta y lo bautizó “Grandes Almacenes de José Vidal”. Con el tiempo fue uno de los más grandes del norte argentino. Después se mudó a la otra esquina de la plaza, a España y Zuviría, donde ahora está la sastrería de “Tito” Yarade. Dijo que sería más cómoda para los clientes que llegaban con sus tropas de burros cargueros.

Dulces “La Vidalita”

En 1917 visitó nuevamente España, y en 1920 adquirió un nuevo inmueble en Salta, España al 800. Allí levantó su casa y la fábrica de dulces “La Vidalita”, cuyos productos no solo se vendieron con éxito en Salta sino también en el interior del país.

Pero la vida de don José Vidal no estuvo enteramente dedicada al comercio. Se integró plenamente a la sociedad salteña y participó activamente en diversas instituciones. Fue uno de los primeros socios del Club Gimnasia y Tiro y durante ocho años presidió la Sociedad Española.

Con Carmen Cabada fundó su hogar donde nacieron cinco niños, dos mujeres y tres varones. Su hija mayor, María Vidal de Martorell, fue esa gran artista plástica salteña cuyo prestigio le permitió exponer en Nueva York, París, La Habana, Caracas y Buenos Aires.

Don José Vidal regresó a España varias veces, la última en 1949, cuando en Pontevedra hizo refaccionar íntegramente la escuela donde había asistido su madre.

Falleció en Salta en 1977, a los 98 años de edad. 
 

Fuente: http://www.eltribuno.info/salta/nota_print.aspx?Note=216848

 

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