LA SEMANA TRÁGICA ARGENTINA

 (Relato Histórico y Reflexión)

 

 

 

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Incendio de los talleres metalúrgicos “Vasena”, epicentro del conflicto

denominado “Semana Trágica”. (“Caras y Caretas”, Bs. As., 1919)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CARLOS JESÚS MAITA

__________________________________________________________

 

 

Primer Concurso Nacional de Literatura

Categoría Relato Histórico

Organizado por UPCN  EN SU 60º ANIVERSARIO

 

 

Trabajo distinguido

por el Jurado presidido por el Dr. Mario Pacho O’Donell

 

 

 

 

Carlos Jesús Maita y el Dr. Mario “Pacho” O’Donell en la Feria

 Internacional del Libro en Buenos Aires, mayo de 2008.

(Foto de César Chávez, UPCN, Salta).

 

 

 

 

 

 

LA SEMANA

TRÁGICA ARGENTINA

(Relato y reflexión)

 

 

 

 

 

 

 

Carlos Jesús Maita

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Copyright 2008, Carlos Jesús Maita

ISBN. Hecho el depósito que previene la Ley 11.723

Derechos exclusivos reservados

Prohibida su reproducción total o parcial, sin expresa autorización del autor

Rosario de la Frontera, Salta, República Argentina

Impreso en Buenos Aires UPCN, 2009

 

OBRAS PUBLICADAS POR EL AUTOR

 

 

-      Coplas de la comparsa (coplas, Salta, 1992)

-      Poética sin licencias ni vacaciones pagas (poemas, Salta, 1993)

-      Apuntes sobre la literatura del Noroeste Argentino (ensayo, Salta, 1996)

-      Fuego de los tiempos (cuentos, Salta, 1997)

-      100 Coplas Populares de Rosario de la Frontera (recopilación, Rosario de la Frontera, 2001)

-      La experiencia del soneto (ensayo, Salta, 2005)

-      Los buscadores de islas (cuentos infanto–juveniles, Salta, 2005)

-      Café de oficina (poemas, Zaragoza, España, 2006)

-      Los pañuelos de las madres (poemas, Rosario de la Frontera, 2006)

-      La Semana Trágica, relato y reflexión (UPCN, Bs. As., 2009)

-      Fábulas para esculpir en un corazón de piedra (cuentos infanto–juveniles, Salta, 2011)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

COMENTARIO PRELIMINAR

 

 

  En 2008, la Unión Personal Civil de la Nación (UPCN) cumplió su 60º aniversario. Como parte de la celebración, el gremio organizó el Primer Concurso Nacional de Relato Histórico, enfocando hechos relativos a la lucha obrera en Argentina a través de los tiempos.

  El certamen tuvo gran convocatoria, resultado galardonados trabajos provenientes de diversos puntos del país, entre ellos el presente. Fue presidente del Jurado el Dr. Mario “Pacho” O’Donell, historiador argentino, ex Ministro de Cultura y Educación de la Nación. Las distinciones se entregaron en la Sala “Leopoldo Lugones” de la Feria Internacional del Libro en Buenos Aires.

  La composición aborda un hecho trascendente en la historia gremial de la nación: “La Semana Trágica”, ocurrido en los comienzos de 1919.

  Observación: la presente publicación, es una expresión ampliada respecto de la que publicó UPCN en Buenos Aires en el libro “Movimiento Obrero Argentino – De los trabajadores para los trabajadores – UPCN en las letras” en abril de 2009.

 

  

 

 

 

 

 

 

La lucha de los trabajadores argentinos es una epopeya heroica. Sus conquistas fueron arrancadas con sudor y lágrimas, con cárceles y persecuciones, fusilamientos y desaparecidos. Porque si hay algo que el ser humano no reconoce –aunque parezca paradójico en una sociedad cristiana– es el derecho del otro a vivir dignamente de su trabajo, a criar a sus hijos como todo el mundo y tener una vejez asegurada...

Ricardo Halac, “Las gestas obreras”[1].

 

     1. – El trabajo nace con el hombre. La Biblia dice: “Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra…”[2] Y vivimos cumpliendo ese mandato divino. Vivimos trabajando, viviendo del trabajo. Trabajar nos otorga derechos y obligaciones. Pero a través de los tiempos, por ganarse ese pan, el trabajador fue objeto de abusos, de privaciones y traiciones. Y frente a la opresión se reveló, se organizó, construyó trincheras para defender su dignidad.

     En Argentina, desde antes del Virreinato del Río de la Plata (1776), hubo opresión. Indios y negros fueron esclavizados. Declarada la Independencia, el gaucho fue subyugado, lo denuncia José Hernández en su magistral obra “Martín Fierro”. A principios del siglo XX, con la inmigración y los principios socialistas, germinó la organización gremial. En 1878 se registró la primera huelga obrera, decretada por la Unión Tipográfica[3]. El 1 de mayo de 1890 se celebró por primera vez el Día del Trabajo, evocando a los mártires de Chicago, bárbaramente asesinados en 1886. En 1901 se fundó la FOA (Federación Obrera Argentina), luego denominada FORA[4], tan recordada en el país. Después surgieron los demás sindicatos. Desde estas trincheras se luchó con el pensamiento y con la acción. En los anales del movimiento obrero argentino hay páginas teñidas de dolor y de gloria, de fuego y de sangre. Las conquistas gremiales tienen esta base.

 

     2. – Mi relato evoca uno de los hechos más dramáticos y heroicos en la historia de la lucha obrera argentina: la “Semana Trágica”, enmarcada en el período que Taccone y Delfico denominan “del socialismo utópico” (1810-1945) o de las corrientes “de reacción frente a las injusticias que se generan dentro del sistema capitalista”. Estas corrientes “constituyen, un ‘grito de dolor’ antes que la presentación de un sistema alternativo que permitiera alterar el sentido de la evolución histórica (Durkheim)”[5].

     Mi objetivo es, renarrando este hecho, promover la reflexión. Porque las historias sirven en la vida del hombre, “la historia es maestra de la vida”[6] (lo decía Fray Antonio Puigjané, emulando a Cicerón).

     Dijo Halac: “En las luchas obreras se forjó el crisol de razas. Los inmigrantes, de origen humilde, se encontraron codo a codo con los obreros argentinos, matarifes, carreros, peones de los astilleros y trabajadores del campo. En el esfuerzo por crear la riqueza, italianos, rusos, árabes y criollos confraternizaron, soñaron ideales, vislumbraron la patria prometida. Otras veces las imágenes no fueron tan bucólicas. Los patrones se negaban a reducir las horas de empleo, las inhumanas condiciones de trabajo. Y ahí, anarquistas, sindicalistas franceses e italianos y alemanes, duros criollos templados en nuestro clima político social, enarbolaron estrategias conjuntas. Hubo paros, huelgas, manifestaciones. A las que los patrones respondieron con palos, balas, cárceles, muertes en La Semana Trágica, fusilamientos en la Patagonia, masacres en los quebrachales de La Forestal[7].

 

     3. – “Semana Trágica”[8] es el nombre con que se conoce a los sucesos ocurridos en enero de 1919 en Buenos Aires y en Rosario, durante la primera presidencia de Hipólito Yrigoyen (1916-1922). Ya cantaba Carlos Gardel cuando el trabajador reclamó y resistió frente a la prepotencia organizada.

     La Semana Trágica se inició el 7 de enero cuando obreros metalúrgicos[9] ocuparon los alrededores de la empresa “Talleres Metalúrgicos Vasena” y fueron tiroteados registrándose muertos y heridos[10]. La represión fue ejecutada en conjunto por el ejército, la policía y los grupos civiles armados. Fue la primera gran matanza de obreros en el país.

     Esta “Semana Trágica” fue generada por la crisis socioeconómica de posguerra y las protestas de los obreros industriales (liderados por anarquistas partidarios de la Revolución Rusa, 1917) por el alto costo de vida. Antes hubo más de 80 huelgas. Los trabajadores se vincularon con la FORA. El presidente Hipólito Yrigoyen intentó frenarlos. Y empleó el mismo método 2 años después en la Patagonia ovina, ante las medidas de fuerza de los peones rurales.

     1919 era un año crítico en la Argentina como consecuencia de los efectos de la primera guerra mundial. Habían caído las exportaciones y la inversión, había desocupación y carestía. “Faltaban los artículos esenciales. Hubo escasez de trabajo, aumento de la deuda pública y huelgas constantes… Los bajos salarios, comparados con las estupendas ganancias de algunos… provocaron serios desórdenes. Hubo un paro gigantesco de ferrocarriles en 1917 y uno de correos en 1918…”[11].

     Dice Félix Luna: “Yrigoyen debía enfrentarse a problemas como la primera guerra (planteándose si eran neutrales, si rompían relaciones a favor de los aliados y qué se hacía con el ministro alemán); con los estudiantes universitarios, si apoyarlos o reprimirlos; qué hacer con los obreros ferroviarios y de la construcción en huelgas que afectaban la economía, si apoyarlos o presionar a los patrones: una serie de temas que obliga a tomar opciones (…) Yrigoyen no hizo una revolución (…) Las importaciones escaseaban, pues Gran Bretaña, Alemania y Francia estaban en la contienda. Las fábricas cerraban por falta de materia prima… por no poder importar ciertas mercaderías, optaron por fabricarlas, dando la perspectiva de crear una industria nacional paralelamente a la revalorización de los productos agrícolas, cereales, carne, necesitados por los países en guerra…”[12].

     En contraposición, en Rosario de la Frontera, Salta, mi pueblo natal, las cosas iban viento en popa, crecía el turismo a partir del termalismo que atraía a la clase alta porteña y europea. Éstos, impulsados por la nostalgia de la Belle Époque francesa, buscaban el lujo y el confort de los buenos tiempos anteriores a la guerra. Y el Hotel Termas de Rosario de la Frontera se los brindaba, adosado a la belleza natural del paisaje subtropical, a la paz y a la salud garantizada por sus aguas.

     Cabe destacar que en Rosario de la Frontera nació el turismo de Salta. En invierno eran Las Termas el sitio de referencia turística de mayor importancia del país, luego asomaría Bariloche. Desde 1880 funcionaba en el Rosario el primer complejo termal de Sudamérica. En 1885 estuvo aquí Nicolás Avellaneda. En 1886 llegó en tren Domingo Faustino Sarmiento. En 1992 vino Julio Argentino Roca quien estuvo a punto de ser secuestrado por partidarios de Leandro N. Alem, cabeza del radicalismo revolucionario. Al año siguiente llegó Carlos Pellegrini.

     En las primeras décadas del siglo XX las familias más ricas de Buenos Aires visitaban el Hotel Termas (Udaondo, Alvear, Paz, Anchorena, Menéndez Behety) y se exportaba el Agua Mineral Palau, reconocida en Francia y EEUU como la mejor del mundo. Había carteles de Agua Palau en la Capital Federal cuando cayó la primera nevada en el 22 de junio de 1918.  El negocio estaba a cargo de Carlos Tornquist, hijo del poderoso Ernesto Tornquist, “El Rey Midas Argentino”. En 1819 Yrigoyen aprobaba la construcción de una estación de trenes de lujo con tres plantas y terrazas en la localidad de Los Baños. El mismo año se construía una pista donde aterrizaron aviones norteamericanos (hoy es allí el dique de pesca).

     Según Alonso, Elisalde y Vázquez “el enfrentamiento obreros-capitalistas agravó porque la situación de los obreros urbanos se deterioraba –en primer lugar por la desocupación y en segundo lugar por la inflación–. Entre 1917-1919 las huelgas fueron mayores que en 1907 y 1910. El gobierno se enfrentó a una contradicción: proteger intereses de los sectores propietarios y, al mismo tiempo, tomar medidas que aseguraran el voto de los obreros al partido radical. Le preocupaba que los obreros votaran más al Partido Socialista… Por eso, en política laboral, se propuso la ‘armonía entre las clases’. Para lograrla, sostuvo que el Estado cumplía una función esencial como árbitro de los conflictos gobierno-patrones. Pero su contacto con los obreros tuvo lugar sólo durante las huelgas. Y en el movimiento obrero comenzaba a consolidarse la tendencia sindical…” [13].

     El movimiento obrero se presentaba partido en 2 grandes cuerpos sindicales: la FORA sindicalista y la FORA anarquista. “Desde la asunción de Yrigoyen se producían dos fenómenos:

     a) Explosión de la sindicalización (la FORA sindicalista pasa de 20.000 afiliados en 1915 a 500.000 en 1919).

     b) Gran crecimiento de la conflictividad obrera, donde los sindicatos presentan sus reclamos largamente postergados al nuevo gobierno “democrático”[14].

     Para José Luis Romero, Yrigoyen defendió los patrimonios nacionales (los ferrocarriles, el petróleo, etc.) ante los monopolios foráneos, “procuró contener la prepotencia de los grupos económicos extranjeros en el país”, sin embargo “no adoptó medidas de fondo ni previó las consecuencias del cambio en el sistema mundial tras la guerra. Fue contradictorio en su política obrera, paternalista frente a casos particulares, pero reaccionaria frente al problema general del crecimiento del proletariado industrial”.  Más “Satisfizo a sectores que veían en él un defensor contra la prepotencia de las oligarquías y un espíritu predispuesto a facilitar el ascenso social de los marginales. Al concluir su presidencia, su prestigio popular era mayor que al llegar al poder…”[15] 

     Del Corro dice: “Yrigoyen era oscilante. Ante algunos conflictos actuaba como mediador entre trabajadores y patrones, en otros envió a la policía a reprimir. La FORA sindicalista estableció un entendimiento con el Estado, pero a fines de 1918, la ciudad hervía de conflictos: marítimos, tranviarios, petroleros de la Patagonia, frigoríficos, ferroviarios, obreros municipales, hasta la policía de Rosario hace huelga por salarios”[16]. Los obreros hicieron escuchar sus voces. “Los agitadores provocaron serios disturbios que alcanzó casi los contornos de una revolución social, siguiendo el ejemplo de Rusia…”[17]. 

 

     4. – Después del día de Reyes vino el fuego. La huelga convocada por obreros de la fábrica “Vasena” contra la reducción del salario se hizo sentir y fue reprimida ferozmente. El 7 de enero de 1919, a las 16 horas, varias chatas de “Vasena” iban a buscar materia prima a los depósitos. Éstas eran conducidas por rompehuelgas (o Krumiros) protegidos por la policía. Al llegar a la esquina de Amancio Alcorta y Pepirí, huelguistas, mujeres y niños intentaron detenerlos pacíficamente sin conseguirlo. Entonces los obreros comenzaron a tirarles piedras. Dos horas después la policía y los pistoleros contratados por la empresa mataron a 4 obreros e hirieron a otros 40, varios de los cuales fallecieron.

     Indignados los trabajadores, la Sociedad de Resistencia Metalúrgica (luego UOM) lanzó un paro para el gremio. La FORA convocó un paro general y organizó una manifestación en la plaza del Congreso cuya dispersión por tropas del ejército provocó actos de violencia que se extendieron a la ciudad de Rosario, capital de la provincia de Santa Fe.

     “El 9 de enero temprano, los huelguistas se lanzaron a la calle, a los barrios y a las puertas de las empresas para garantizar el paro. Incitaban a los trabajadores a abandonar sus puestos. Voltearon tranvías, cortaron cables de luz, bloquearon la planta ‘Vasena’ con barricadas en las calles San Juan, Cochabamba, Oruro, Urquiza y La Rioja”[18]. “El jefe de policía llegó para apaciguar y su automóvil fue incendiado. La exaltación era extrema. Desde ese momento, los acontecimientos se desarrollaron rápidamente: cesó el tránsito, hubo toda clase de desmanes, la gente huía despavorida en busca de refugio…”[19]

     “Por otra parte, había salido desde Nueva Pompeya el cortejo fúnebre que llevaba los restos de los abatidos del día 7. Un grupo de agitadores que los acompañaban iban robando las armerías a su paso. A las 17 el cortejo llegó al cementerio. Mientras hablaba un gremialista, policías y bomberos atrincherados en los murallones del cementerio comenzaron a balear a mansalva a la multitud. Cundió el pánico. Todos empezaron a correr mientras la lluvia de balas seguía, pues los huelguistas contestaron el fuego. Según la prensa oficial murieron 12 personas, pero según un periódico obrero eran más de 50, incluyendo mujeres”[20].

     A las 19 horas intervino el Regimiento de Infantería. El operativo policial-militar estuvo a cargo del tristemente célebre Gral. Luis Dellepiane. “Aturdida la policía, aterrada la burguesía, paralizada la economía, Dellepiane, jefe de Campo de Mayo, dispuso ocupar la ciudad con tropas de todas las armas (…) Las bajas fueron numerosas entre el 9 y el 16 de enero, pero jamás se dio una cifra oficial. Se habló de miles. En pocos días, las tropas anularon los focos de agitación. Ante el temor del accionar de bolcheviques o maximalistas, como se les llamaba, se formaron cuerpos de civiles armados de la Liga Patriótica”[21] que patrullaban las calles.

     La LPA (Liga Patriótica Argentina) era gente del catolicismo ultramontano. Expresan al respecto Alonso, Elisalde y Vázquez: “La Liga Patriótica era una organización integrada por miembros de la elite que declaraban defender el orden social y la nacionalidad más pura. En grupos armados recorrían las calles de la ciudad en sus autos, protegían a los rompehuelgas, fueron activos en la represión…” Señala el medio de difusión de la lucha obrera “Bandera Proletaria”: “La liga es antiobrera, antipatriota y sediciosa, y si las instituciones la toleran, los obreros deben mirarla y tratarla como a uno de sus más peligrosos enemigos”[22].

 

     5. – El día 11 se dieron a conocer los resultados de las tratativas entre el gobierno, la firma “Vasena” y el sindicato. La patronal concedía algunas mejoras, por ejemplo:

1.    Respetar una jornada laboral de 8 horas.

2.    Otorgar un aumento que variaba, según el salario, entre el 20% y el 40%.

3.    Remunerar el aumento de las horas extras en un 50%.

4.    Bonificar un 100% adicional para los obreros que trabajaran los domingos.

 

     Pero la huelga y los tiroteos continuaron. Entonces sobrevino la gran redada contra los sindicalistas y los dirigentes socialistas. La policía detuvo a 5.000 personas, las cuales fueron luego liberadas por Yrigoyen. La edición del 18 de enero de la revista “Caras y Caretas” (la de mayor difusión en Buenos Aires de aquella época, donde también se publicaba sobre el Hotel Termas de Rosario de la Frontera) publicó 85 fotos de la revuelta (también hay filmes). La escalofriante cifra de muertos ascendió a 2.000, aunque algunas fuentes la rebajan a la mitad.

     Apunta Del Corro: “el período de resistencia popular a las políticas expoliadoras dejó 700 muertos y 3.000 heridos”. Manifiesta “Bandera Proletaria” “800 muertos y 7.000 heridos. En su mayoría asesinados por el Colt policial, por los Winchester, fusiles y ametralladoras republicanas. ¡Es otra montaña de cadáveres que construye una nueva columna en la que se afianza el privilegio de los amos!”[23].

     Parte de las reivindicaciones de los huelguistas quedaron sin satisfacer. Yrigoyen obligó a la empresa “Vasena” a incrementar los salarios. Luego todo volvió a la normalidad y los obreros retornaron al trabajo; “los elementos agitadores foráneos fueron deportados”[24]. El 27 de enero se constituyó el Comité pro Víctimas Obreras, iniciativa del Centro Femenino Socialista.    

   La “Semana Trágica” fue el fin del anarquismo como principal fuerza de los sectores nucleados en la FORA, que ya había sufrido la derrota de la “Huelga de los Inquilinos” acontecida en 1907[25]. La represión fue un quiebre del proceso de desarrollo siderúrgico en la Argentina, al poco tiempo cerró la empresa que Pedro Vasena poseía en Urquiza e Independencia (hoy el sitio que ocupaban los talleres “Vasena” es la plaza “Martín Fierro”), y el país abandonó la producción de acero hasta 1946 (primer gobierno de Perón).

 

     6. – Perón estuvo presente en la “Semana Trágica”. Del Corro cuenta que de la Semana participaron personajes que tuvieron singular importancia en la historia política argentina posterior, entre ellos el joven teniente Juan Domingo Perón y el dirigente católico Atilio Dell’Oro Maini.

Perón, por su rango militar, tuvo una participación forzosa al lado de la represión, no del obrero, respecto de la cual, sus allegados, tres décadas después, afirmaban que no había hecho ni un solo disparo y que el conflicto fue un estímulo decisivo a su cosmovisión, pues luego asumió una postura en defensa del trabajador[26].

Curiosamente, en 1919 (el año de la Semana Trágica) nació María Eva Duarte[27], quien sería su carismática esposa y eje de las relaciones sindicales y los servicios sociales durante su primer gobierno. Ésta lo acompañaba al fundarse la UPCN en 1948, año en que se aprobó la reforma de la Constitución de 1853 que consagró los Derechos del Trabajador (“Derecho de trabajar. De una retribución justa. A la capacitación. Condiciones dignas de trabajo. A la preservación de la salud. Al bienestar. A la seguridad social. A la protección de la familia. Al mejoramiento económico. A la defensa de los intereses profesionales”[28]), año también de la Declaración de Los Derechos Humanos por parte de la Asamblea General de la ONU.

Eva habría de enfrentarse en una lucha sin cuartel con los “oligarcas” porteños, muchos de los cuales tenían como lugar predilecto de vacaciones de invierno Las Termas de Rosario de la Frontera. Es famosa su enemistad con Zelmira Paz de Anchorena, la acaudalada propietaria del diario “La Prensa”, esposa de Aarón Anchorena y habitué de Las Termas. En Rosario de la Frontera hubo una Escuela Agrícola denominada “Zelmira Paz de Anchorena” que dejó de funcionar en 1945, luego de que la Municipalidad le retirara su apoyo.

Una carta de la nuera del Dr. Palau, doña María Isabel Posse, desnuda que una de las razones del posterior deterioro del lujoso Hotel Termas fue el “advenimiento del peronismo”. El complejo termal (hotel embotelladora de Agua Palau y baños) pasó de la administración Seguí-Tornquist a manos del gobierno peronista salteño del Dr. Durand, y a partir de ello Las Termas iniciaron un marcado descenso, distando de ser aquel encumbrado punto turístico de la primera mitad del siglo XX.

   El dirigente católico Dell’Oro Maini estuvo, lógicamente, del lado de la represión. Más tarde, tras el derrocamiento de Perón en 1955 –cuando los militares golpistas bombardearon la Casa Rosada y la Plaza de Mayo–, fue designado ministro de Educación de la autodenominada “Revolución Libertadora” iniciada por el Gral. Eduardo Lonardi (quien declaró capital de la República Argentina a la ciudad de Córdoba), en cuyo carácter avaló los fusilamientos en los basurales de José León Suárez y del Gral. Juan José Valle en 1956.

     Como ministro de Educación, el ultraderechista Dell’Oro Maini impulsó el decreto-ley del 22 de diciembre de 1955 por el cual se abrió la enseñanza superior a sectores privados, siendo la Universidad Católica Argentina (UCA) la primera en constituirse. 

 

     7. – Reflexión. Mientras sucedía la “Semana Trágica” en el centro de la Argentina, en la pampa húmeda, en el puerto, se oprimía al trabajador en el Norte, también en el Sur, en el Este y en el Oeste del país. En Salta y en Jujuy, por ejemplo, se explotaba salvajemente a los tobas, a los guaraníes y a los matacos en los ingenios azucareros de Libertador Gral. San Martín, Ledesma y Calilegua, propiedades del Dr.  Robustiano Patrón Costas (otro habitué de Las Termas de Rosario de la Frontera, también gobernador de Salta). La “leyenda” de El Familiar (abominable ser diabólico comedor de gente) empezaba a adquirir relieve en la superstición popular, siendo el escudo con que los patrones ocultaban los crímenes de los peones revoltosos.

     No hay dudas de que la familia Vasena conocía Las Termas de Rosario de la Frontera y las visitaba. En una edición del diario “Norte” de Salta (del año 1971) leemos: “No faltaban allí los cuentos susurrados de boca en boca. Los romances prohibidos. Dice Jimena Sáez que ‘Las nuevas ricas alternaban con las de antigua estirpe, y si a veces se sentían despreciadas por éstas se consolaban pensando en su abultada cartera repleta de dinero. Ellas tendrán su apellido –murmuraba la señora de Vasena–, pero nosotras tenemos esto’, y golpeaba orgullosamente el bolsillo. Tal era la vida en ese oasis casi europeo, enclavado en Salta y al que acudían atraídos y deslumbrados los miembros de la sociedad porteña de la época. Hoy Las Termas conservan ese atractivo. Pero son nutridos los contingentes de turistas que buscan sus bondades”.

     En la región austral ocurrían los abusos denunciados por el Dr. José María Borrero en “La Patagonia trágica”, rematados también con reprochables asesinatos. El film “La Patagonia rebelde”, dirigida por el cineasta argentino Héctor Olivera (1973, sobre una investigación de Osvaldo Bayer), nos muestra de manera elocuente los excesos homicidas. 

     La reacción del obrero en aquella Semana Trágica que describimos, es un mojón insoslayable de la lucha obrera con sed de justicia frente al sistema capitalista urdidor de procesos opresivos que muchas veces desembocaron en la censura, en desapariciones y en crímenes de lesa humanidad. Hoy, a tantos años, ningún trabajador está exento de ello. La lucha continúa en esta era (la del capitalismo globalizado) de la soja, de la desocupación, de la subocupación y del empleo en negro.

     “En aquel entonces los trabajadores estaban en su verdadero lugar de francos combatientes. Es verdad que se perdió la batalla, pero es cierto también que se ha ganado, aunque a caro precio, una lección que nos afirmará más los pies en las luchas futuras. La burguesía nos ha enseñado que no hay que pensar en que el triunfo pueda venir con invocar vanamente a la justicia y la humanidad… Otra cosa más nos enseña nuestro enemigo, y es su plena conciencia de clase. La burguesía es una potente organización, logra triunfar imponiéndose por sobre todo y sobre todos. Nos da una lección de organización… La organización obrera en general no tenía entonces la solidez necesaria… La revolución, pues, es apremiante cuestión de organización. Trabajar por ésta es trabajar por aquella, amar a una equivale a amar a otra. Aprendamos de enero. Solo desprendiendo enseñanzas de esa lucha podemos hacerla digna de ser conmemorada…[29]

     De la lucha obrera posterior quedan fechas y nombres: la revolución del 4 de junio de 1943 contra los atropellos de la década infame, la lealtad popular del 17 de octubre de 1945, el Lobo Vandor, José Rucci, etc., nombres en muchos casos cuestionados por ambivalencias y traiciones a la causa que decían defender. Perón concentró la fuerza sindicalista durante su gobierno. Vandor tomó las banderas del sindicalismo durante la proscripción de Perón, pero Rodolfo Walsh da una visión negativa del vandorismo, le adjudica procedimientos de “gangsterismo, la negociación con la policía y con los jueces…” Es importante “mostrar el sistema de traiciones por el que un dirigente gremial que llega a disfrutar de la posición de poder y de prestigio que le dan sus bases para que las defienda y no para que las entregue, termine pasándose al bando de los patrones, de la policía o del secretario de Trabajo”[30].

     Debemos entender que luchar por los derechos del trabajador es mucho más que una petición de aumento de salario o de disminución de horas de trabajo, es luchar por la dignidad humana.

     Por sobre el lirismo de la declamación, la lucha exige autonomía de pensamiento y acción estratégica. El luchador genuino predica con su ejemplo, hace docencia con su historia, entiende que la paz de los pueblos debe construirse sobre la justicia y la dignidad. 

     Deseo cerrar mi humilde relato con una frase que alimenta la reflexión para la acción permanente; la dijo el Dr. Borrero, emulando a Domingo Faustino Sarmiento que emuló al francés Fortoul (On ne tue point les idées: A los hombres se degüella; a las ideas, no[31]): “Se mata a los hombres, pero las ideas no mueren; desaparece el acusador, pero la acusación subsiste y la verdad brilla y resplandece, y tarde o temprano la justicia se hace”[32].

     “La historia es maestra de la vida”, sentenció Cicerón. Es bueno recordarlo, como quien enarbola una bandera, en este 60º aniversario de la UPCN.

 

Carlos Jesús Maita

Rosario de la Frontera, Salta

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Carlos Jesús Maita recibe la distinción en el  Primer Concurso Nacional de Literatura Categoría Relato Histórico Organizado por UPCN  EN SU 60º ANIVERSARIO. El Dr. Pacho O’Donell, Presidente del Jurado,  y autoridades de UPCN en el ámbito nacional. Sala “Leopoldo Lugones”, Feria Internacional del Libro, Buenos Aires, mayo de 2008. (Foto de César Chávez, UPCN, Salta).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

FUENTES CONSULTADAS

 

 

              ALONSO, M, Elisalde R., Vázquez, E., “Historia argentina y del mundo contemporáneo”. Aique, Madrid, 1995.

              “Bandera proletaria”: Selección de textos. Compilador Roberto Reinoso. Biblioteca Política Argentina, T. 106, Centro Editor de América Latina, Bs. As., 1985.

              BORRERO, José María, “La patagonia trágica”, Colección Historia y Tradición Argentina. Ed. Americana, Bs. As., 1957.

              DEL CORRO, Fernando, “Aniversario de la semana Trágica - A 86 años de la primera matanza obrera del país”, diario El Tribuno, 9/I/2005.

              FERNÁNDEZ, Martha-Samojedny, Carlos, “Insurrección evangélica-Conversaciones con Fray Antonio Puigjané. Ed. Roblanco, SRL.

              HALAC, Ricardo-Lamadrid J. C., “Las gestas obreras”, T. 18 de “Yo fui testigo-Rucci y el sindicalismo”. Ed. Perfil, Bs. As., 1986.

              “Historia Argentina”, Tomo V, Cáp. 20. Ed. Océano, S.A., Barcelona, España, 1983.

              “Historia del Gremialismo Argentino”, Servicio Internacional de Publicaciones Argentinas, 1952.

              “La fotografía en la Argentina”, T. II, Clarín-AGEA, Bs. As., 2005.

              LA SANTA BIBLIA, versión de Casidoro de Reina (1569) revisada por Cipriano de Valera (1602). Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960.

              LUNA, Félix, “Argentina se hizo así”, T. VIII “La democracia radical”. Agrupación de Diarios del Interior S.A. (ADISA), 1993.

              MAITA, Carlos Jesús, “Historia del Agua Palau. Única en el mundo”, inédito.

              MAITA, Carlos Jesús, “Historia del Hotel Termas (1995-1999)”, inédito.

              REINOSO, Roberto, “Bandera proletaria: selección de textos (1922-1930)”. Centro editor de América latina, 1985.

              ROMERO, José Luis, “Breve historia de la Argentina”. Ed. Tierra Firme, Bs. As., 2002.

              “1000 fechas que hicieron historia en la Argentina”. Colección Libros de Consulta. Imaginador, Bs. As., 2001.

              SARMIENTO, Domingo Faustino, “Facundo”, Centro Editor de América Latina, Biblioteca Básica Argentina, Bs. As. 1992.  

              TACCONE, Juan José – Delfico, Alberto, “Historia y política en el sindicalismo argentino”, Ed. Oriente, S. A., Bs. As., 1986.

              “Todo es Historia”, revista, art. “La primera vez: huelga, convenio y boicot”, Nº 346, Bs. As., mayo de 1996.

              WALSH, Rodolfo, “Ese hombre y otros papeles personales”, Ed. de La Flor, Bs. As., 2007.

 

EL AUTOR

 

 

Carlos Jesús Maita Poeta, narrador, ensayista, historiador.

Nació en Rosario de la Frontera, Salta, el 15/X/1966. Jefe de Prensa (1993-2004), Jefe de la Sección de Recuperación y Promoción del Patrimonio Cultural (2004-2008) y Jefe del Archivo Histórico de la Municipalidad de Rosario de la Frontera (desde 2009). 

Publicó una decena de libros. Fue incluido en varias antologías. Autor de las letras del Himno a Rosario de la Frontera (1985) y de la Canción a la Bandera de la Provincia de Salta (2005), premiada en Concurso Nacional.

Obtuvo varios premios en la Argentina y el exterior en todos los géneros que cultiva: Premio Fortabat, Bs. As., 1987. Premio Iberoamericano Mairena, San Juan de Puerto Rico, 1988. Premio Horacio Quiroga, Secretaría de Cultura de Misiones, 1992. 1º Premio Clara S. Linares de Arias, Municipalidad Ciudad de Salta, 1997. 1º Premio Municipal de Literatura 3º Centenario de la Ciudad de Rosario de la Frontera, 1999. Premio Único Internacional El Bustar, Madrid, España, 2002.

Fue galardonado 5 veces con el 1º Premio Provincial de Literatura (1990, 1991, 2004, 2005 y 2010) otorgado por la Sec. de Cultura de la Provincia de Salta.

Recibió Reconocimiento de UPCN Seccional Salta por el Aporte a la Cultura (2005) y Benelácito del Senado de la Nación Argentina (2006). 1º Premio del concurso Gran Premio Palau a la Investigación Histórica, empresa Plumada (2007). Distinción en el Concurso Nacional de Relato Histórico UPCN, Bs. As. (2008) y 1º Premio en Ensayo con un trabajo sobre Lola Mora, Fundación Cosmosalta (2010).

Fue distinguido 6 veces con el premio comunal Sol Rosarino por su actividad cultural. Una biblioteca de su pueblo lleva su nombre (11/II/1994).

 

(Foto del autor por la holandesa Josina Beakers)

 



[1] Comentario preliminar, T. 18. “Yo fui testigo-Rucci y el sindicalismo”. Ed. Perfil, Bs. As., 1986.

[2] Génesis 3:19.

[3] Todo es Historia: La primera vez: huelga, convenio y boicot, págs. 84-85. Nº 346, Bs. As., mayo 1996.

[4] Historia del Gremialismo Argentino, SIPA: la FOA, organización anarquista que codirigía el movimiento obrero argentino con la socialista UGT. En 1904, en su 4º Congreso, pasó a llamarse FORA.

[5] TACCONE J. J.-Delfico A., Historia y política en el sindicalismo argentino, Ed. Oriente, Bs. As., 1986.

[6] FERNÁNDEZ, Martha-Samojedny, Carlos, Insurrección evangélica-Conversaciones con Fray Antonio Puigjané. Ed. Roblanco, SRL.

[7] Halac, R., Op. Cit.

[8] También hubo una Semana Trágica de España, en julio de 1909. Con la Revolución Rusa estimuló los alzamientos argentinos.

[9] La huelga se extendió a otras fábricas de la Capital Federal.

[10] DEL CORRO, F., Aniversario de la Semana Trágica, El Tribuno, p. 14, 9/I/2005. Cita 4 muertos y 40 heridos, otros 5 muertos y 50 heridos.

[11] HISTORIA ARGENTINA, dirigida por V. Gesualdo T. V, Cáp. 20, págs. 926-927. Ed. Océano, Barcelona, 1983.

[12] LUNA, Félix, Argentina se hizo así, T. VIII “La democracia radical”, ADISA, 1993.

[13] ALONSO, M, Elisalde R., Vázquez, E., Historia Argentina y del mundo contemporáneo, págs. 302-303. Aique, Madrid, 1995.

[14] DEL CORRO, Op. Cit.

[15] ROMERO, J. L., Breve historia de la Argentina, págs. 134-135. Ed. Tierra Firme, Bs. As., 2002.

[16] Op. Cit.

[17] Historia Argentina. Op. Cit.

[18] Del Corro, Op. Cit.

[19] Historia Argentina, Op. Cit.

[20] DEL CORRO, Op. Cit.

[21] Op. Cit.

[22] Año VII, Nº 352, 25/II/1928, p. 1.

[23] Hace cuatro años estábamos en nuestro verdadero puesto de lucha-Lecciones de la Semana Trágica. Nº 94, año II, 1/I/1923, p. 1, Selección de Roberto Reinoso, Bibl. Política Argentina, t. 106. Centro Editor de América Latina, Bs. As. 1985. 

[24] Historia Argentina, Op. Cit.

[25] La fotografía en la Argentina, T. II, Cap. 3, S. XIX al XX, p. 184, Clarín-AGEA, 2005: “Hubo una huelga de conventillos cuando los inquilinos se negaron a pagar sus alquileres, en protesta por continuos aumentos”.

[26] Op. Cit: “El peronismo es símbolo de conquistas sociales: aguinaldo, vacaciones pagas, indemnización por despido, la creación de una justicia laboral...” (El Tribuno).

[27] 1000 fechas que hicieron historia en la Argentina, p. 76, Colección Libros de Consulta. Imaginador, Bs. As., 2001. “7/V/1919 en Los Toldos, provincia de Bs. As.”.

[28] Historia del Gremialismo Argentino., Op. Cit.

[29] “Bandera Proletaria” Nº 94, Op. Cit. 

[30] WALSH, Rodolfo, Ese hombre y otros papeles personales, p. 146. Ed. de La Flor, Bs. As., 2007.

[31] “El investigador francés Paul Verdevoye considera que la frase deriva de un acápite de Diderot a un artículo de la Revue Encicoplédyque, de 1832 (‘One ne tue pas de coups de fusil aux idées’)”. Nota de la Prof. Margarita B. Pontieri en la edición de Facundo, Centro Editor de América Latina, Biblioteca Básica Argentina, Bs. As. 1992.  

[32] BORRERO, J.M., La Patagonia trágica, Colección Historia y Tradición Argentina. Ed. Americana, Bs. As., 1957.