Anecdotario Salteño

EL CURANDERO IDOLO DEL ALTO MOLINO

Por Roberto G. Vitry

uestra Salta de todos los días cuenta con un rosario en lo que a historias extrañas se refiere y para los más variados gustos. La detención de un popular curandero o manosanta en 1929 por parte de la policía despertó la ira popular y más de 500 personas se dieron cita frente a la actual central, provocando de esta manera el primer “escrache” (entonces “pueblada”) contra los guardianes del orden.

Ni el gobernador Doctor Julio Cornejo se salvó de las protestas de la multitudinaria turba, ordenado la inmediata libertad del detenido. Eran las 4 de la tarde cuando el “curandero ídolo” quedó libre y desató la locura; fue llevado en andas por la multitud que lo vivaba: ídolo, ídolo..., Valentín Díaz se había anticipado en más de medio siglo a Maradona ´86 sin haber ganado mundial alguno.

Comentaba el diario Nueva Epoca por aquellos tiempos que a poco de asentarse el curandero en el alto Molino, y la clientela aumentaba considerablemente, despertó la furia de los médicos que lo denunciaron, incidente que sólo sirvió para acrecentar su popularidad. Esta tarde a las 15 fue constituido en detención el ya célebre curandero o manosanta que sentó sus reales en el Molino de los Patrón. La noticia cundió y de inmediato hombres y mujeres se aglomeraron frente a la penitenciaría, donde un bombero con el arma en el brazo impedía acercarse a varios metros de la garita. El nombre del manosanta es Valentín Diaz, de nacionalidad española. Probablemente se lo acuse de charlatanismo y su prisión obedece al pedido de algunos médicos locales. La pueblada que se apostó en la plaza Belgrano se dirigió poco después al domicilio del gobernador, para pedir por la liberación del hombre providencial. A las 16, el manosanta fue puesto en libertad por orden del gobernador. No menos de 500 personas lo llevaron en andas por las calles, mientras algunas mujeres traducían en llanto su emoción a favor del personaje. Inmediatamente de salir en la calle 20 de febrero, entre boulevard y España el manosanta ante el pasmo de los agentes, curó a un individuo que sufría un reumatismo paralítico en una pierna.

“... al llegar a la esquina de bulevar y 20 de febrero, la muchedumbre, cada vez  más compacta, vociferaba “viva el padre del pueblo”, “ídolo nuestro”. De una casa vecina salió un ciudadano que pidió al “divino” sanara a una anciana paralítica desde hace 14 años. El manosanta penetró en el domicilio de la enferma, la gente se arremolinó a las puertas, dejando obstruido el tráfico a pesar de los esfuerzos de la  policía que intentaba despejar la cuadra. Inmediatamente salía el mago y declaraba que curaría a la paralítica con sólo hacerle tres visitas. Luego siguió su marcha triunfal entre las aclamaciones de la multitud.

“Algunos políticos después del pueblada de ayer, ya han madurado la idea de emplear al manosanta en la próxima campaña electoral, pues se han dado cuenta que este personaje acapara la voluntad popular. Nos consta que hacen frecuentas visitas por las cercanías de la choza de Díaz y se habla de poner su retrato en las boletas de sufragio”.

Finalmente, tanta era la gente que concurría en busca del elixir divino del curandero canario que la policía se vio obligada a enviar policías para resguardar el orden pero éstos, “aliados del mago, distribuyen al público evitando aglomeraciones, controlan el turno de las entradas numeradas y, a su vez esperan ser atendidos, pues quien más quien menos tiene un mal que curarse. Se calcula que ayer llegaron cuatro mil personas buscando al manosanta. Y pensar que los policías cuando lo llevaban preso decían jocosamente: “Nosotro tenimo una linda jaula pa un canario”.

Lo mejor después de Lázaro

“... en una palabra, después del milagro de Lázaro, parece que es lo más sensacional que se haya registrado. Enormes caravanas de fieles y  curiosos, desfilan a toda hora hacia la choza del mago; lujosos automóviles, destartalados cocheros, el tranvía repleto y sectores que están más en contacto con la miseria van en procura de liberarse de sus males físicos o morales, saliendo de allí como “nuevecitos”. No necesita obrar sobre  el trigésimo y ningún otro órgano  más o menos misterioso. Una persona recobró el uso de la palabra...otro dejó caer las muletas al salir de la choza....el Divino Galileo que devolvía el sentido de la vista y de la palabra, que levantaba a Lázaro ya sin sus lacras del pesado sepulcro, fue también perseguido por la autoridad de su tiempo, cuando no había Consejo de Higiene y la defensa pública se concretaba en el juicio indiscutible del gobernador Pilatos. No hemos visto todavía un milagro de este tamaturgo, pero nos cuentan cosas descomunales, hablándonos los hombres con cierta devoción. Mudos que hablan, cojos que  tiran la pata y salen a jugar al fútbol, mancos que están dispuestos ahora a emprenderla con el atleta Ruthman, la obra maravillosa del momento, faltando sólo que vaya al cementerio y ante el sepulcro que bien podría ser el de  la Juana Figueroa  pronuncié el “surge et ambula" que reintegra al Lázaro en brazos de su hermana.

“No creemos ni dejamos de creer en esta gracia que concita a los supersticiosos. Estamos seguros que el “manosanta” viene a romper la monotonia de este pueblo triste, aburrido, desesperante, concretando la chismografía de las ambiciones   políticas en pequeña escala, que  son las peores. Que siga pues el desfile popular, hacia las pintorescas Lomas de Medeiros a cuyas faldas se levanta la gruta del taumaturgo que curo por sólo hacer el bien. Al menos, más que la pobre agradable quinina, que por sacarnos el paludismo nos congestiona el hígado”.

Dios le depositó en su mano el don de curar

El curandero o manosanta contó a la policía cómo le llegó el don de sanar personas: natural de las Islas Canarias, había arribado a Buenos Aires en busca de trabajo: la aparición de Dios en persona. El creador no fue una visión onírica, no lo vio en sueños el mentado Valentín Díaz, “sino en carne y  huesos, estando completamente despierto para solicitar su mano  y  despositar en ella el don divino de curar los dolores humanos. De  inmediato se trasladó a Salta donde comenzó su tarea de sanar a los enfermos, produciendo el consiguiente revuelo en la población que lo mira como a un benefactor ... Un señor tuvo la humorada de enviar al mago a una viejita que simulando estar coja pidió ser curada. Nuestro hombre la miró detenidamente y  con mansedumbre de profeta le dijo: “¡Adelante, señora, que voy a darle el mal que está simulando tener!”

Publicado en El Tribuno 02-07-2000

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