Historia de la Medicina en Salta

Por Roque Manuel Gómez

Poco sabemos respecto a la medicina prehispánica del Noroeste argentino, sobre todo porque ella sucumbió ante la presencia de la cultura europea.

Aquella debió estar ligada a las prácticas religiosas y mágicas, pero también sustentada sobre bases reales empíricas, manejada, por lo tanto, por los shamanes y sacerdotes, unida al bien y al mal.

Por tales razones los primeros europeos las tomaron como supersticiones y prácticas diabólicas a las que por una expresa ley de Felipe II ordenaba que "... estaréis advertido de no consentir que por ninguna manera persona alguna escriba cosa que toquen a supersticiones y manera de vivir de estos indios en ninguna lengua ...". Por lo pronto, se han detectado en tumbas restos óseos que presentaban fracturas y posterior soldadura en muy buena posición. También se han detectado lesiones, deformaciones y necrosis óseas y en vaina de sable, presumiblemente por efectos de sífilis avanzada o la enfermedad de Paget, así como mutilaciones dentarias intencionales y evidentes signos de piorrea alveolo-dental. Hacia el siglo XV, el NOA fue anexado al Tawantinsuyo, por lo que pasó a formar parte del incanato, para el que tenemos mayores datos sobre sus prácticas medicinales. Intimamente relacionada también a la magia y la religión, las enfermedades se suponían causadas por el "susto" o desprendimiento del espíritu del cuerpo; por un pecado, por un maleficio cometido por un brujo o laycas, etc. Los curanderos o pacos debían primero adivinar la causa del mal para después atacarlo con algazara mágica y yerbas medicinales. (Kaffman Doig). Se practicó también entre los incas ciertas intervenciones quirúrgicas que aún causan admiración, como las trepanaciones de cráneos, tanto para eliminar los fragmentos de hueso en una herida producida por contusión (en las escaramuzas o accidentes), como para liberar al enfermo de un espíritu que se había posesionado de él. Al lado del clásico "tumi" o cuchillo de cobre en forma de T, se usó también instrumentos de gran dureza construidos con obsidiana. Estas trepanaciones no siempre fueron exitosas, pero en muchos casos es evidente que el paciente sanó después de la operación, ya que se observa un crecimiento óseo. Se supone que se practicó la anestesia echándose mano a la coca u otros vegetales.

Epidemias autóctonas

Vendas y gasas fueron conocidas desde el 300 de nuestra era. Las amputaciones se practicaban mucho antes de los incas en vías de castigo y, tal vez, también por necesidad médica. Acomodaban los huesos fracturados con tablillas recubiertas con plumas y seda del fruto del "tasi" o "doca". Conocían los efectos de epidemias autóctonas como el paludismo, al que llamaban "ucho", que combatían empleando la corteza de la quina y quebracho blanco. (Kaffman Doig). No obstante, y pese a la negación de las culturas americanas, muchas prácticas y conocimientos de la medicina indígena mantienen hoy su pervivencia dentro de lo que se llama medicina popular o folclórica, entre curanderos y remedieras. Estas últimas, por lo general son mujeres y su afectuoso calificativo vino a reemplazar al de "Machi" o bruja, término empleado en algunos lugares hasta principios de siglo. Estos, para diagnosticar el "mal" lo hacen por observación directa al paciente, por fotos o mediante una ropa que haya sido usada por aquél, aunque también recurren a las "aguas", consistente en ver, a través de la orina la enfermedad que aqueja al enfermo. También puede mencionarse la "cura de palabra", la cura por ingestión de distintos productos vegetales, animales o minerales a los que se les atribuyen propiedades curativas consagradas por la tradición y que en la actualidad están siendo estudiadas científicamente, debido a sus probados efectos. Entre ellos pueden mencionarse: ajenjo, cedrón, cepacaballo, yerba de sapo, paico, molle, barba y chivo, carcamanue, palán, muña muña, rica rica, etc. (Agüero Blanch). Con la conquista europea y los cambios de hábitos alimentarios es posible advertir en los documentos de la «poca enfermedades como apoplejía y `gota'», mientras que la cura se hacía alternando las recetas europeas y las subyacentes americanas. Los mismos hospitales solían contar con una huerta donde sembraban "yerbas medicinales para el alivio de los pobres enfermos". Si bien las Ordenanzas de Indias preveían "... que cuando se fundare o poblare alguna ciudad, villa o lugar, se pongan a los hospitales para pobres y enfermos de enfermedades que no sean contagiosas, junto a las iglesias y por claustro de ellas, y para enfermedades contagiosas en lugares levantados, y partes que ningún viento dañoso, pasando por los hospitales vaya a herir a las poblaciones...", en el repartimiento de solares que se realizó al fundar la ciudad de Salta no se reservó ningún sitio para ellos; sin embargo en el mismo año de la fundación se menciona al primer médico español: Andrés Arteaga. Para subsanar la imprevisión de un hospital, el Cabildo de la ciudad reunido el 6 de noviembre de 1586 acordó "... que por cuanto en esta ciudad desde la fundación de ella no se ha señalado ni nombrado hospital ni mayordomo de él, ni sitio de solares para la fundación; y porque es necesario que en esta ciudad la haya como en las demás ciudades de los fieles cristianos, y que haya mayordomo y patrón de él para que lo tenga a cargo y se vea el aumento y sustento de lo que es necesario para el buen recaudo y cuidado de la hacienda y bienes que así tuviere, y que la casa de tal hospital se haga y vaya aumentando". Hacia 1606 el gobernador Alonso de la Ribera, al referirse a Salta, apunta que "... la ciudad de Lerma en el valle de Salta tiene 30 vecinos con 1.800 indios de paz... tiene iglesia... el Convento de San Francisco... el Convento de La Merced... Hay Casa de la Compañía... también existe Hospital ...", aunque de éste sabemos poco o nada. (Cadena de Hesling). El Cabildo en realidad poco se interesó de los problemas sanitarios; confeccionaba, a lo sumo, listas de médicos y ejercía funciones de control general. Tan es así que hacia 1616 el gobernador Jaramillo afirmaba "... que las rentas de hospitales no se gastaban en curar enfermos y en los ministerios para que eran instituidos, más, antes se consumían en los mayordomos y otras personas censuatarias, acomodándose unas y otras...". Por lo pronto, recién hacia 1653 el Cabildo ordenaba "... que se notifique a los mayordomos del Hospital que hagan casa en que se recojan los pobres enfermos; y que en el ínterin que se hace, alquilen casa en que estén, como está acordado por este Cabildo...". (Vergara). Tres años después, en un acta del Cabildo se dice que en la ciudad hay cinco o seis mujeres y tres o cuatro hombres que, por caridad, curaban a los enfermos, validos en su experiencia y el obispo Serricolea expresaba hacia 1729 que "... los hospitales de esta provincia son otra lástima (...) pudiendo ser el corporal alivio de los pobres en las ciudades, son para sus vecinos un grave daño espiritual...", proponiendo que los hospitales podrían ser dirigidos por los religiosos de San Juan de Dios o de los Betlemitas, instalándose junto a la ermita de San Bernardo, que se halla dispuesta "... en los parajes más desahogados propios y a propósito para este intento .." (Vergara). Mientras tanto en Salta se llegó a contar en el siglo XVIII con algunos médicos como Guillermo Aymar, Antonio Corbella, Juan Constans y el jesuita Mayr. En 1783 se dispuso la construcción del Hospital de San Andrés, al lado de la capilla de San Bernardo aunque recién se terminó y habilitó en 1805. En él se atendieron a muchos heridos del Ejército del Norte en 1812 y, en ese mismo año, Belgrano ordenó el traslado de su botica al Hospital de Tucumán, comenzando a decaer a partir de 1819.

Las muchas pestes

Para esa época se desempeñaba como médico del Hospital de San Andrés el doctor Antonio Castellanos, el farmacéutico y cirujano fray Juan José de la Concepción y un enfermero de apellido Mendoza. (Vergara). Después de cerrarse el Hospital de San Andrés, se habilitó en 1849 el primitivo Hospital de la Caridad en la esquina de lo que hoy es la Avda. Belgrano y Balcarce, en una vieja casona del siglo XVIII, que fuera donada por el presbítero Pío Hoyos; quedando a cargo de la Sociedad de Beneficencia, la que desde 1876 comenzó a luchar por un nuevo edificio, inaugurándose éste en 1895 en la actual avenida Sarmiento con el nombre de Hospital del Milagro.

En la segunda mitad del siglo XIX, el cólera, la tuberculosis, el paludismo, la fiebre amarilla y la viruela hicieron verdaderos estragos, para estos casos cabe destacar la actuación de médicos salteños como: Pedro Pardo, en las epidemias de 1867, 1868 y 1871; la de Cleto Aguirre en 1871 con la epidemia de fiebre amarilla; la de Carlos Costas en la epidemia del cólera en 1888, entre otros. A partir de la epidemia del cólera de 1886 se estableció la Oficina Química y la Junta de Sanidad compuesta por los doctores Tamayo, Tedín y Frías y se comenzó la construcción de un hospital municipal en el sitio que hoy ocupa el Colegio Belgrano; mientras que, a partir de la peste bubónica de 1906, surgir el Consejo de Higiene bajo la dirección del doctor Francisco Cabrera, y para protección de las madres no pudientes se habilitó la Maternidad en un solar donado por Luisa Bernal de Villar. Hacia principios de siglo XX, también se construyó el edificio para la Defensa Antipalúdica, a partir de la donación de un terreno para tal fin, realizada por el doctor Luis Güemes. Las guerras mundiales, tremendas por una parte, dieron muchas veces lugar, por otro lado, al avance en la cirugía, y hacia mediados del siglo XX la penicilina y las ya descubiertas vacunas aliviaron muchas enfermedades que, en otros tiempos, eran irreversiblemente mortales. El siglo XXI se inició con el descubrimiento del genoma humano que abre, sin dudas, una esperanza aún mayor. Largo fue el camino que recorrió la medicina. En él muchos hombres lucharon y pusieron lo mejor de sí para mejorar la salud de la comunidad.


Médicos que ejercieron en Salta durante el siglo XVIII

Hermano Mayr, Jesuíta (médico y farmacéutico, ejerció en Salta en la primera mitad del 1700).
Serinsour, Alejandro Pablo (médico escocés, estuvo en Salta entre 1730 -1733).
Lozano, Pedro (nació en Madrid el 16/09/1687 y falleció en Humahuaca el 8/02/1752).
Corbella, Antonio (médico español, con breve estadía en nuestra Provincia).
Constans, Juan (ejerció en Salta durante los años 1773 al 1775).
Aymar, Guillermo (médico español, llegó a Salta entre 1780 - 1785).
Vargas, Bernabe (indígena que actuó como curandero en Salta desde 1780 a 1790).
Estaguero, Diego (cirujano madrileño, llegó a Salta en 1787).
Reynoso, Felipe (médico italiano, nacido en agosto de 1755, ejerció en Salta entre 1799 -1800).

La Medicina en Salta desde 1800 a 1850

Los facultativos del arte de curar se dividían en:
Médicos (ó clínicos)
Cirujanos Latinos (los que conocían el latín y podían traducir bibliografías)
Cirujanos Romanticistas (los que sólo conocían el castellano)
Cirujanos de Presidio (los médicos militares)
Algebristas (traumatólogos)
Sangradores (de menor jerarquía: barberos o "sacaprotas")
1806 - Creación Hospital San Andrés (Primer Hospital de Salta)
1815 - Segunda Botica Colonial de Salta José M. Todd
1810 - Medicina en el Ejército del Norte
1823 - Primera Legislación Sanitaria de Salta
1830 - Fundación de la Sociedad de Beneficencia de Salta
1849 - Creación del primitivo Hospital del Milagro - Casa del Padre Hoyos durante 45 años)
Cuerpos de Médicos de este Nosocomio:
I.- Dres.: Vicente Arias, Francisco Eguren y Manuel Arias.
II.- Dres.: Ezequiel Colombres, Manuel W. Serrey, Carlos Costas, Joaquín Díaz de Bedoya e Ignacio Ortíz.
III.- Dres.: Pedro Pardo, Cleto Aguirre, José M. Cabezón, Adolfo Castro y Tomás M. Maldonado.
IV.- Dres.: Hilario Tedín, Juan B. Cross, Pedro José Frías y Juan P. Arias.

Médicos en el Ejército del Norte (1810)

El cuerpo de sanidad del primer Ejército de la Patria, ligado al General Martín Miguel de Güemes, estuvo formado de la siguiente manera:
Dr. Juan D. Madera (Primer Cirujano)
Dr. Manuel A. Casal (Segundo Cirujano)
Sixto Moluoni (Boticario)
Francisco García (Practicante)
Nicolás Moreno
Lorenzo Pastrana (Sangradores)
Diego Torres
Otros médicos que se desempeñaron de forma brillante en el Ejército del Norte, fueron:
Dr. Pedro B. Carrasco
Dr. Francisco Cosme Argerich
Dr. Robert M. Miln
Dr. José Redhead
Dr. Baltazar Tejerina
Dr. Matías Riveros
Dr. Antonio Castellanos Saravia (su atención en Vilcapugio se hizo pública en populares versos, como:
"Si en medio del entrevero de la guerra en Vilcapugio, quieres hallar un refugio bien seguro y calentito, dile al Dr. salteñito que te esconda en tu flacura cual bajo poncho peruano;y Castellanos sin duda, al paso o al trotecito ha de hacer de Tata Cura".

Médicos de Salta desde 1800 a 1850

Argerich, Francisco Cosme
Berdia, Manuel
Baudrix, A.
Casal, Manuel Antonio
Cordero, Fernando M. Isaac
Cuñado, Gabriel
Colisberry, Guillermo
Carrasco, Pedro B.
Castellanos Saravia, Antonio
De La Corte Carbajal, Manuel Antonio
Díaz Concera, Manuel
Durand, Jean Andre Charles
Dávila, Norberto
Echichipea, Rutilio
Espinosa, Juan
Eguren, Francisco
Fernández, Juan Antonio
García y García, Miguel
Hougham, Juan
Madera, Juan
Millán, Pedro F.
Miln, Roberto Martín
Monge, Domingo
Rivero, Matías
Redhead, José (Médico de Güemes y Belgrano)
Scrivener, Juan H.
Tejerina, Baltazar
Todd, José María
Vico, Mariano

La Medicina en Salta desde 1850 a 1900

1852 - Primera Botica de la Patria "EL AGUILA" (Propietario el irlandés Miguel Fleming)
1855 - Consejo de HIgiene (Primer Presidente: Dr. Ezequiel Colombres)
v 1864 - Sociedad de Beneficencia (Fundada en el gobierno del Dr. Cleto Aguirre)
1886 - El Lazareto (Casa de aislamiento de los leprosos, coléricos y pestosos)
1888 - La Oficina Química (Institución predecesora del Hospital de Niños)
1893 - Buen Pastor
1895 - Actual Hospital del Milagro (que funcionó como Policlínico desde 1895 hasta 1960)
Plantel Médico:
Dr. Carlos Costas
Dr. Francisco Pizarro
Dr. Sidney Tamayo
Dr. Rafael Usandivaras
Dr. José H. Tedín
Dr. Juan B. Cross
Dr. Pedro J. Frías
Dr. Adolfo Martínez
Dr. Juan P. Arias
Dr. Ricardo Aráoz
Dr. Francisco Cabrera
Dr. Juan B. Peñalba
Dr. Manuel Anzoátegui
Dr. Washingtón Alvarez
Dr. Ignacio Ortíz
Dr. Antonio Ortelli
1898 - Centro de Socorros Mutuos (Primer atisbo de mutualismo médico)

Médicos de Salta desde 1850 a 1900

Agois, Mathias
Aguirre, Cleto
Araoz Ormaechea, Benjamín
Araoz, Daniel
Araoz, José S.
Arce Peñalba, Angel
Arias y Arias, Vicente
Arias Sánchez, Manuel
Arias Romero, Juan Pablo
Astigueta, José Mariano
Benítez, Mariano
Colombres, Ezequiel
Cobos, Francisco
Cross, Juan Bautista
Costas, Carlos
Castellanos Figueroa, Francisco
Cabezón, José María
Delgadillo, Valentino D.
Díaz de Bedoya, Joaquín
Durand Chavarría, Carlos
Frisoni, Eusebio
Falp, Antonio
Güemes, Luis
Ibánez, Patricio
Jordán y Cabezón, José G.
Maldonado, Tomás
Mantegazza, Pablo
Maglione, N.
Oliva, Moisés
Ortíz, Ignacio
Pardo, Pedro Antonio
Palau, Antonio
Raven, Luis
Ravellini, Carlos
Serrey, Manuel Mauricio W.
Tamayo, Sidney
Tedín, J. Ilario
Torino Castro, Inocencio
Usandivaras, Rafael
Uriburu Arias, Vicente
Wilde, Eduardo