Haciendo un clic ingresa al Portal mas importante de la Provincia de Salta

Personajes de Salta

AUGUSTO “Tito” MOGROVEJO

 

uien no lo conoció en Salta a Mogrovejo? Al petiso Mogrovejo, que le impusieron en la pila bautismal el nombre de Augusto, pero que sus amigos bautizaron definitivamente como el "Petiso". Fue un verdadero exponente de la viveza provinciana. De la agilidad mental de los salteños, que todo lo tamizan a través de una ironía, convirtiendo hasta lo trágico, en algo jocoso, sin tremendismos. Sus amigos lo conocían con el cariñoso apodo  que le dieron en su hogar. Tito. El Tito, como solían llamarle en su casa. Su espíritu sagaz, su mente ágil y asociaciones de ideas precisas, todo unido a un gran aplomo, le hicieron ya en su adolescencia, un excelente "bon coseur", al decir de los franceses.

Desde que su incipiente bozo se convirtió en bigote, atravesó su rostro con unos formidables mostachos, que en alguna medida fueron cortinas para una fina sonrisa que siempre distendía sus labios. Varonil, de recia contextura, en más de una ocasión protagonizó duelos juveniles, que se dirimían entre intrincados juegos de malas palabras, y certeros puñetazos. La amistad, durante su vida, tomó una nueva y original dimensión en Salta. Su personalidad irónica, y amable a la vez, se irradiaba diariamente desde un ventanal de la "City", lugar que fue su oficina, segundo hogar y club de entretenimiento. Allí cumplía su trabajo diario, atendía sus amigos, inventaba el último chiste, todo, fumando incansablemente. El humo del tabaco fue su único vicio. Lo lanzaba en todas formas, y tal vez en esas volutas se enredaban sus sueños y sus anhelos.

Para él sus amigos queridos eran primera prioridad en su vida. Viajaba presuroso, con otros compañeros de ocios o tareas, tras de "Tatata", por entonces eximio volante que tomaba parte en las justas automovilísticas. Discutía pintorescamente de fútbol o boxeo, en su sitial preferido, sea de día o en horas de la noche.

Su ingenio no tenía descanso, y su simpatía le convirtió en un personaje característico del centro de la ciudad. Más adelante fue un auténtico personaje de Salta. Sus anécdotas -todas jocosas- son incontables en número. Todos los días protagonizaba alguna. Entre ellas está aquella, cuando un amigo de su grupo, también de corta estatura, pasó frente a su posición del bar acompañando a una chica alta. El acompañante lo vio a Mogrovejo, y en el acto esperó le lanzara algún dardo que haría estallar en carcajadas a la barra, pero que le haría enrojecer a él. Siguió acompañando a la muchacha de elevada talla. Estaba cruzando la calle cuando el "Tito" Mogrovejo le gritó: ¡"Ché petiso, salí de la zanja!".

Constantemente estaba enterado de todo lo que ocurría, no solamente en Salta, sino en cualquier punto del país donde residían salteños. Así transcurrieron más de diez o veinte años, hasta que un día cayó enfermo. Todos tomaron en broma la enfermedad de Mogrovejo. Su ausencia  del café, convertía las tertulias en una especie de larga y silenciosa vigilia, hasta que un día la "barra" fue a ver lo que ocurría. Así se enteraron que estaba postrado por una cruel y penosa enfermedad. Si la visita lo emocionó no lo quiso demostrar. Sus chistes llenos de chispeante intención, levantaron el espíritu de sus angustiados amigos. Volvió al café. Su rostro había adquirido un tono ceniciento, trataba de no fumar, y sus ocurrencias no decaían, pero su mirada mostraba una turbiedad extraña, como si una lágrima permanente, que se negaba a rodar, le empañara la imagen de las cosas. Y es que se sabía herido de muerte.

Estoicamente continuó su vida de siempre, derrochando ingenio, buen humor y simpatía, hasta que un día no llegó a su sitio preferido del café. Sus amigos no necesitaron anuncios, se dieron cuenta que había comenzado el final. Pocos días después, la misma barra de todos los días, de todas las noches, callada, derramando lágrimas en silencio, llevó el féretro donde yacían los restos de aquel gran amigo que supo vivir y morir, con una alegre sonrisa entre los labios.

 

Fuente: "Crónica del Noa" - 03/11/1981

Relatos recopilados por la historiadora María Inés Garrido de Solá

 

Indice

Cultura

Tradiciones

Turismo

Economía

Geografía

Antropología