Historia del Parque San Martín

Por Gregorio Caro Figueroa

acia 1880 el único pasea público de la ciudad era la plaza principal donde se cumplía puntualmente e1 ritual provinciano de la 'vuelta del perro' donde jóvenes casaderas concurrían, según un cronista, 'a ostentar sus gracias en las tibias y deliciosas tardes de verano'. Era un sitio exclusivo y excluyente y esa cerrazón era hasta física, pues una verde verja de madera y los naranjos en doble fila protegían el sitio central. Pero, como decía el mismo cronista, la ciudad por ese entonces ya senda la necesidad de ensanchar sus pulmones".

El progreso de fines de siglo traía excentricidades de los grandes centros: luz, agua corriente, ferrocarril, teléfonos, teatros y clubes presuntuosamente ornamentados, tranvías, apertura de los afrancesados 'bulevares", adoquinado de las calles, etc. El primer antecedente que encontrarnos de la plaza pública 'General San Martín" es la ordenanza promulgada el 30 de mayo de 1882, por el intendente José Hilario Tedín, disponiendo la autorización para la compra de terrenos destinados a la misma. Estos terrenos debían ubicarse entre el canal Sur y la calle Suipacha, "entre las de Córdoba y Lerma, al Naciente".

Reñideros, velódromos y duelos

De acuerdo a las referencias del doctor Ernesto M. Aráoz, el actual Parque San Martín fue construido recién a principios de este siglo, durante la emprendedora intendencia de Abel Zerda. Dice Aráoz que aquellos terrenos eran los de una zona poblada de viejas y derruidas quintas insalubres, rodeadas de cercos de tunas y hornos de quemar material, que dejaban sobre el terreno cortes y depresiones propicios al desarrollo de toda clase de mosquitos.

Funcionaban allí reñideros de gallos, entremezclados con duelos de gente pendenciera o de apasionados por el juego. Hacia 1900 funcionaba el velódromo, donde extraños personajes de bigotes largos montaban en las "endiabladas" bicicletas que el gringo Ravizza había introducido para zozobra de la población. En 1901 la Exposición del Pabellón Argentino tuvo su sede en la plaza que seria luego parque.

En diciembre de 191l un decreto dispuso la expropiación de terrenos para "ensanche del Parque San Martín; fijando por límites las calles Mendoza, San Juan, San Luis, Santa Fe y la actual calle Alvarado, canal Este", según la testamentaría de Juan Paulucci. Se puso en venta del criadero municipal, y su producido, de 250 mil pesos, permitiría el ensanche. El Parque comenzaba a vestir pantalones largos.

El Parque mayor de edad

El actual parque era un basural, que una patética foto conservada en el Archivo Histórico (Sección Iconográfica) lo rescató del tiempo. Las tierras comienzan a rellenarse y los árboles seleccionados van a ir poblando esas tierras de extramuros, sitio donde la leyenda ganaba, por más fuerte, a la historia. En 1917 se dispone otro ensanche con la expropiación de tierras de la familia Gallegos y otras de Mansilla y Parodi. En 1921, por decreto, se dispone el estudio y planos para el ensanche del Parque San Martín. El 20 de febrero de 1923, el gobernador doctor Adolfo Güemes dejó inaugurada la estatua de Facundo de Zuviría, obra de Lola Mora, olvidada en un depósito de la Municipalidad de Buenos Aires y rescatada del olvido por el intendente Luis Langou. En la misma época se inauguraron el Rosedal y el ensanche terminado.

Anteriormente el que había recibido en 19l2, la visita del doctor Victorino de la Plaza, que durante su vicepresidencia doné el monumento al general José de San Martín. La donación correspondió también al ministro general Gregorio Vélez, y el propio presidente de la Nación, Roque Sáenz Pena.

La estatua ecuestre es obra del escultor Alberto Ernesto Carrier Belleuse, nacido en Francia en 1824, quien esculpió también, por orden de Sarmiento, el monumento a Belgrano inaugurado en Plaza de Mayo y a quien se debe el Mausoleo del Libertador de la Catedral de Buenos Aires.

Monumento al Dr. Facundo de Zuviría en el Parque San Martin - Esta foto puede ampliarla haciendo un clic en la misma

Ese impulso se renovó entre 1936 y 1940, durante la gestión del intendente Ceferino Velarde. Además de ampliarse el Parque, se construyó el Jardín Incaico, se habilitó el paseo botánico, se recuperó y rediseñó el rosedal, se mejoró la iluminación, se colocaron bancos de marmolina, se construyeron refugios y la primera fuente de piedra, se mejoraron el lago y los jardines y se inauguró el monumento a Florentino Ameghino, "representado por un pedestal de piedra coronado por un águila".

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