Historia de Salta

Combate de las Piedras - 1812


a retaguardia había partido el 21 de agosto de Humahuaca y el 23 se encontraba en los arrabales de la ciudad de Jujuy. Desde allí marcharía cubriendo con sus guerrillas el "camino de Las Postas" hacia Campo Santo y luego por Cabeza del Buey enfilarían hacia Metán. Las tropas realistas al mando de los coroneles Llanos y Huici, asediaban permanentemente a la retaguardia, la que tenía ordenes de no comprometer un combate. Sin embargo, fueron alcanzados y se trabó un intenso tiroteo por ambos bandos. Reforzados los realistas pusieron en fuga la tropa patriota.

El Gral. Belgrano recibió la noticia el 3 de septiembre e inmediatamente hizo formar en batalla, con la colaboración de dos pequeñas piezas de artillería y contraatacó con dos columnas de infanterías a ordenes de los capitanes Carlos Forest y Miguel Aráoz; al centro formó la caballería al mando del Capitán Gregorio Aráoz de La Madrid; la reserva estaba a cargo de los Jefes Díaz Vélez y Juan Ramón Balcarce. Tras un breve pero intenso tiroteo los realistas huyeron tomándoseles 25 prisioneros, quedando 20 muertos en el campo. Este pequeño combate se conoce como "Combate de Las Piedras" y sirvió para levantar la moral de las tropas. El Coronel Huici que se había adelantado hasta la localidad de Trancas, cayó prisionero y fue de inmediato trasladado a Tucumán.

Allí comenzaba a operarse el milagro. Un ejercito que volvía a sentir el orgullo de combatir bajo el mando de un jefe despojado de soberbia y conciente del sacrificio que la Revolución significaba para el pueblo. En el parte enviado a Buenos Aires se magnificaba el combate, sin ánimo de vanagloria, tan solo para infundir optimismo y recrear esperanzas.

La idea de resistir iba tomando forma, pero la situación objetiva era extremadamente comprometida. Una nueva derrota, más allá de exponerlo al General a una grave sanción, dejaría las provincias del noroeste en manos enemigas, y ello, ponía en riesgo cierto al territorio. En comunicación al Gobierno le advertía:

"Vuestra Excelencia debe persuadirse que cuanto más nos alejemos más difícil ha de ser recuperar lo perdido, y también más trabajoso para contener la tropa sosteniendo la retirada con honor y no exponernos a una total dispersión y pérdida de esto que se llama ejército, pues debe saber cuanto cuesta y debe costar hacer una retirada con gente bisoña en la mayor parte hostilizada por el enemigo por dos días de diferencia".

Mientras esto sucedía, ordenó abandonar el "Camino de Las Postas" para dirigirse por el "Camino de las Carretas" hacia Santiago del Estero y Córdoba. De esta forma seguía en cumplimiento de lo ordenado.

Tras consultar con sus oficiales y evaluar las posibilidades, el Gral. Belgrano le ordenó al Cnel. Juan Ramón Balcarce adelantarse hasta la ciudad de San Miguel de Tucumán y proceder a organizar su defensa. Todos estaban dispuestos a defender la posición hasta las últimas consecuencias. De proseguir la marcha la deserción, el desánimo y la insubordinación hubieran cundido. Por ello el Gral. Belgrano había enviado despachos a Buenos Aires considerando tal posibilidad, recibiendo las contestaciones siempre del mismo tenor, continuar con la retirada.

Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina - Bartolomé Mitre. Ediciones Estrada. Tomo II

Gral. Eustoquio Díaz Vélez

 

 

Parte oficial del combate de las Piedras

Exmo. Señor: Ayer á las dos de la tarde cargó el Enemigo, en numero de seiscientos hombres, con tanta furia sobre mi Retaguardia, q. se mezcló con ella, y llegó al frente de mi posicion al Sud del Rio de las Piedras, casi á un tiempo; en conseqa. hize jugar la Artilleria q. se hallaba al mando del Baron de Holmberg, y mande q. pr. el costado dro saliese D. Carlos Foreest capn. del N 1°. con parte de la Division de cazadores que tengo á su cargo, D. Mig. Araos, comandé segundo del N6. pr. el costado izquierdo con cien hombres de Pardos y Morenos, y la caballeria pr. el centro al mando del Mayor O-ral. D. Eustoquio Diaz Veles, y de su segd°. el Tente. Coronel D. Juan Ramon Balcarce; todos avanzaron con intrepidez, Gefes, oficiales y tropa, y la victoria coronó sus nobles y generosos esfuerzos, poniendo en fuga vergonzosa al enemigo quien dexó en el campo de batalla dos oficiales y cincuenta y ocho soldados muertos, ciento cincuenta fusiles, y quarenta soldados q. se hisieron prisioneros; no habiendo tenido de nra parte mas q. seis heridos entre los quales el digno Dn. Mig1. Araoz, y muertos gloriosamte. el capn. Dn. Man. Mendoza un sargt°. de Husares y un soldado.

—Dios güe. a V. E. ms. as.

—Piedras 4 de Sepe. de 1812

—Exmo Señor—M1. Belgrano.

—Exmo. Supor. Gobn°. de las Provs. Unidas del Rio de la Plata.

Fuente: http://es.wikisource.org/wiki/Parte_oficial_del_combate_de_las_Piedras

 

 

Artículo: BICENTENARIO DEL COMBATE DE RÍO PIEDRAS

Prof. Jorge E. Camacho Ruiz

El Primer Éxodo Jujeño se inició el día 23 de agosto de 1812, y decimos primer éxodo, porque los historiadores han contabilizado hasta cinco (5) éxodos durante todo el tiempo que durará nuestra Guerra de la Independencia. Pero el Éxodo del 23 de agosto del año 1812, es el acontecimiento anterior que desembocaría en la batalla del Río de las Piedras, librada un 3 de septiembre de 1812. Luego que el Gral. Manuel Belgrano ordenara abandonar la ciudad de San Salvador de Jujuy, aplicando la estrategia de “tierra arrasada” para que los invasores "realistas"* no pudiesen abastecerse en su avance por el actual norte de la Patria.

La columna de civiles que avanzaba rumbo al Sur, debía ser custodiada con columnas de tropas del ejército de Belgrano. La tarea de custodiar el avance del Éxodo fue encomendado por el Gral. Belgrano, a la retaguardia a cargo del Mayor General Eustaquio Díaz Vélez, cuya formación estaba compuesta por los Dragones, Húsares y el cuerpo de caballería los Decididos de la Patria, reforzados por cuatro (4) piezas de artillería; éstos se encontraban avanzando sobre la margen sur del Río Piedras. Siendo las horas 14 son atacados por las fuerzas enemigas y obligados a retroceder, frente a esta sorprendente y adversa situación se consigue reagrupar y frenar una nueva carga del enemigo.

La vanguardia realista se nutre y reaviva el ataque y dobla por segunda vez a las tropas de Díaz Vélez. Belgrano que observaba estas acciones manda a ocupar todo el margen sur del Río piedras e impone pena de muerte para quien abandone su posición. Cuando el enemigo se acerca, la artillería patria abre fuego, de esta forma se logra detener la embestida y el ataque. El Jefe patriota ordena el contraataque inmediatamente, lo que toma desprevenida a la hueste realista. En esta operación se destaca el ala y flanco Oeste al mando de la fracción de Cazadores del Capitán Carlos Forest. Por el Este actúa el Comandante Miguel Aráoz con cien (100) tiradores del Batallón Pardos y Morenos, y en el centro del dispositivo, la caballería en dos escalones, el primero con los Dragones y Decididos a cuyo frente cabalga Eustaquio Díaz Vélez, y el segundo, al mando del porteño Tte. Cnel. Juan Ramón González Balcarce con el resto de la caballería.

El ataque es exitoso, el enemigo abandona el margen norte del Río Piedras siendo perseguido por espacio de tres (3) kilómetros, así concluyó, lo resumimos nosotros, el combate en forma victorioso para las armas de la Patria. La batalla de Río Piedras, si bien aparenta ser un combate pequeño, resulto ser absolutamente estratégico, porque levanto la moral del ejército en retirada y consolido la Revolución que se encontraba amenazada caóticamente; esto permitiría plantear al Gral. Belgrano la posibilidad de detener la retirada en la misma Tucumán.

En el parte enviado al Superior gobierno, Belgrano relato los hombres y cuerpos que heroicamente se destacaron. Cabe resaltar aquí a la Caballería de los Decididos de la Patria, es doblemente destacable no sólo por el coraje y disciplina, sino también por la tierna edad que los caracterizaba muchos de ellos no superaban los 17 años. La convocatoria del Gral. Belgrano, lanzada en Jujuy, que se repetía en diferentes lugares para “Servir Bajo Bandera” caló hondo en el corazón de los patriotas, la consigna de Belgrano proclamaba: “que la revolución era una empresa que existía en el corazón de todo americano…” Y si bien manifiesta oportuna definición de quienes tenían responsabilidades entre los criollos ilustrados, ahora debía proseguirse con sus hijos”. En esto consistía la convocatoria y los convocados no se hicieron esperar, y así fue la histórica respuesta.

Podemos leer como testimonio de ello lo expuesto en el Diccionario Histórico Argentino, por Piccirilli, Ricardo; Romay, Francisco L. y Gianello, Leoncio. Ed. Históricas Argentinas, Bs. As. Año 1953-1955 “que con el nombre simple de Decididos, Decididos de la Patria y después de Patriotas Decididos de Caballería, nombre éste último con el que se llenaron de gloria en las batallas de Río Piedras, Tucumán y Salta, actuaron en el actual norte argentino desde 1810. Tropas milicianas formadas sobre todo por jóvenes de pro y fortuna que se agrupaban en torno a las figuras sobresalientes del doctor y general José Ignacio Gorriti, quien fue uno de los primeros en levantar milicias organizando en ese año 1810 propiamente, la primera partida de decididos, aunque luego se incorporarasen al Ejército del norte antes de la Batalla de Suipacha – Tupiza – el 7 de noviembre de 1810, el Gran Bautismo de Fuego Suramericano”.

Entre otros testimonios encontramos que: “En vísperas del Éxodo se les incorporan los decididos de Salta”, además cita el Dr. Miguel Otero, en Memorias de Güemes a Rosas, Sociedad Impresora Americana, Bs. As. 1846, desde Salta, “aumentándose a los jóvenes principales de Jujuy no superando ninguno la edad de 18 y 17 años”. Entre ellos figuran Bartolomé de la Corte, de nutrida foja de servicio y llegó a ser del estado Mayor del Gral. Martín Miguel de Güemes en el posterior período de las guerras de milicias; José Mariano Iturbe, quien luego gobernara su tierra jujeña un período interrumpido de 17 años representando al Partido Federal. El después Capitán Estopiñán que según la tradición local rescató el estandarte patriota tras la derrota de Ayohuma - o Ayoma correctamente - en el Alto Perú (hoy existente en el Museo Lavalle) y otros de familias como los Iriarte, Martínez Iriarte, Del Portal, Molina, Goyena, Echeverría…” (Cf. Alejandro Pojasi Arraya: Batallón de Caballería Saltojujeña LOS DECIDIDOS DE LA PATRIA Salta, 3 de setiembre de 1812 en el COMBATE DE RÍO PIEDRAS, Salta 2011).

El Dr. Héctor M. Sánchez Iturbe, en: José Mariano, Gobernador de Jujuy, Editorial Minerva Año 1995. S.S. de Jujuy, escribe: “Así el batallón de Patriotas Decididos organizado por Belgrano agrupó a intrépidos jóvenes de Jujuy y Salta colaborando en esta etapa crucial del Ejército del Norte y la Patria en peligro; teniendo destacado papel en el logro del día 3 de Septiembre en el lugar del Río Las Piedras, tierra saltojujeña su bautismo de fuego”.

También el Dr. Teófilo Sánchez de Bustamante, en su Biografías Históricas de Jujuy, Universidad Nacional de Jujuy, 1995, coincidiendo con el salteño Dr. Bernardo Frías, quien es autor de otras memorias, nos informa: “que eran cerca de Doscientos jóvenes de las principales familias del medio. Flor y nata de los caballeros saltojujeños”. Entre ellos: los Álvarez Prado, Goyechea, Medina, Uriburu, Pastor, Lanfranco, Los Plaza, Gorriti, Puch, Zabala, Zaeda, Zegada, Morales, Velarde, Giménez, Saravia, Arias, Ontiveros, los Rodríguez, y tantos otros que ofrendaron su sangre por esta causa sagrada de la emancipación”.

Tampoco podemos dejar de mencionar a Don Dámaso Uriburu que en Memorias 1794-1857, Bs. As. República Argentina 1934, en su página 64 escribe: “Concebido el plan del Gral. Belgrano de replegarse hasta Tucumán, una proclama anunció al pueblo de Salta la retirada del ejército por la aproximación del enemigo, convidando a todos los patriotas a reunirse en defensa de la patria, un impulso eléctrico hizo poner en pié a toda la juventud salteña, que cuatro meses antes viera con impasividad esta misma retirada del ejército, que ahora se verificaba de nuevo. El autor de estas memorias presenció su reunión en la plaza pública y vio los transportes del noble entusiasmo con que toda ella quiso ir a las filas de los defensores de la patria, a participar de los riesgos y gloria que se les ofrecía. El coronel don José de Moldes, que desde que dejó su destino en el ejército hacía una vida privada en el seno de su familia, se puso a la cabeza de esta generosa juventud y la condujo a Jujuy a incorporarse con ella al ejército, que ya empezaba su movimiento retrógrado. Allí se organizó el Cuerpo de Patriotas Decididos, que fue la denominación con que hizo esta campaña célebre la juventud de Salta…”

(…) “Gente toda de haber; por clase y posición”, (…) “iban armados y montados a su costa con lujo y bizarría, llevando muchos para su servicio más de un criado, que venían a ser otros tantos soldados, como que su jefe”. Bernardo Frías, en su Historia del Gral. M.M. de Güemes y la Provincia de Salta, Bs. As. 1971, destaca que, el heroico Coronel Figueroa, “figuraba con catorce esclavos puestos a favor de la Patria, armados y sostenidos con su bolsillo”.

Finalmente, el historiador salteño Alejandro Pojasi Arraya, anteriormente ya mencionado, del cual hemos tomado las citas para la realización del presente trabajo, en su obra arriba mencionada nos dice:

(…) “que esta hazaña fue realizable debido a que los pueblos del actual Norte argentino y Sur boliviano dimos todo lo que teníamos; hasta nuestros jóvenes hijos en casos menos de 17 años y que consecutivamente engrosaron distintos batallones, escuadrones y regimientos, como presencia permanente de todos los desafíos que aún emprende esta América inconclusa”. Y más adelante a manera de conclusión expresa: “El presente Batallón de Caballería “Decididos de la Patria” lacera la presencia permanente de la juventud en la Historia, con 16 o 17 años, casi niños, o niños, como aquel de 12 años que batía el tambor en el año 1811 en la Batalla de Tacuarí.

En este Batallón de Caballería Saltojujeña está presente la gloria del Río Piedras y del Norte; y quedará allí para siempre junto al bautismo de fuego y su extremo coraje casi vehemencia. Esta Juventud está vigente, para ella no hay indiferencia ni tiempo, aún demanda esa justicia histórica con su reciente participación en la Guerra de Malvinas: Porque transcurridos Ciento Setenta años después (el ensayo fue publicado en el 2011), Ellos son los Mismos, que ofrendaron sangre y corazón en nombre de Eternidad”.

En otro trabajo que entregáramos en el 2010, y que tituláramos “Bicentenario y 2 de Abril”, haciendo un repaso histórico y refiriéndonos a la estrategia geopolítica de acción psicológica, del Reino Unido de la Gran Bretaña, para desmalvinizar la Argentina, valiéndose muchas veces del cipayismo local, y de las herramientas mediáticas que como caballos de Troya, son fieles sirvientes de esos intereses apátridas, penetrando solapadamente en las mentes desprevenidas de muchos argentinos para desmovilizar el fervor patriótico, aniquilando los valores, las tradiciones, la identidad nacional, y los sentimientos de altruismo, o cualquier idea de defensa nacional, de coraje patriótico, hasta provocar un arrepentimiento de tener un pasado glorioso, ablandarnos y lograr avergonzarnos de ser argentinos, de tener raíces en nuestra hispanoindocriollicidad, de nuestra argentinidad. En esa perspectiva, escribíamos: “Pero desde luego otra cosa es la estrategia de la guerra psicológica que por otros caminos ha proseguido y que aún no ha concluido. En ese ámbito de dicha guerra se ha insistido también en la inconciencia de haber enviado conscriptos de 18 años y para denostarlos los han llamado “chicos”. ¿Pero a caso hay edad, género o condición para defender lo que uno ama? Nos olvidamos que en nuestra historia, sin ir a la historia universal, han existido testimonios que hoy los recordamos como los precursores de nuestra nacionalidad, dignos ejemplos a imitar. Para no ingresar en listas interminables solo traeremos a la memoria a Don Juan Manuel de Rosas que a la edad de 13 años combatió en Buenos Aires como ayudante de una cañonera durante las invasiones inglesas al Río de la Plata y nuestro héroe máximo Don José de San Martín tuvo su bautismo de fuego a los 14 años, el famoso tambor de Tacuary, Pedro Ríos quien murió heroicamente en batalla contaba tan solo con 12 años, y las niñas de Ayohuma que junto a su madre auxiliaban a los soldados entre el fragor del combate. Pero más sorprendente aún, las mismas tropas inglesas que nuevamente invadían nuestras Malvinas en 1982, contaban con soldados que iban entre los 17 a 19 años, sin embargo ellos no los han llamado “chicos”, por el contrario los llamaron los “señores de la guerra” y existe documentación y afiches publicitarios que lo prueban. Pero claro en la Argentina desmalvinizada debe cundir el agravio, el desánimo, la frustración, el descrédito, el desencanto, la venganza, pero por sobre todo debe provocarse entre los patriotas desprevenidos el arrepentimiento, el arrepentimiento de haber actuado con patriotismo, esto en definitiva es lo que persiguen los desmalvinizantes, eso el arrepentimiento para nunca más volver a intentar defender la Patria.

Por eso no es de extrañarse que cierto periodismo influenciado por el colonialismo mental que los seduce y reduce, que los anestesia y enceguece, que los domina y les imposibilita pensar con cerebro propio, lancen expresiones hirientes al sentimiento patriótico, cómo esos que insinúan que, fue una locura ir a la guerra por Malvinas, nosotros les respondemos efectivamente, sí. Es muy probable que desde la visión del cálculo ventajista, el Amor será siempre una locura, porque para los espíritu de cálculos mercantilista, materialista y vermicular, aquellos que no son capaces de desprenderse de la mera condición egoísta, material, corporal y burguesa, aquellos que no son capaces de inmolar sus vidas para una existencia superior, para una trascendencia metafísica, porque ya no creen en lo metafísico, para ellos será sin duda una locura y todos nuestros héroes y quienes entregaron sus vidas generosamente para que nuestra Patria sea Libre y Soberana, seguramente serán locos. Locura será la vida del héroe, del santo o del mártir. Locura será el amor de una madre o un hijo que ante la amenaza de criminales que les atacan sin medir peligros de ventajas y desventajas se arroja a defender la vida de aquella o aquel que ama. Locura será la muerte de Jesucristo que sin ninguna ventaja utilitaria vino a dar su vida por Amor. Locura será siempre para aquellos espíritus mezquinos y mediocres, que no son capaces de ofrendar sus bienes, prestigio y vidas para que la Patria, viva. Y si para ellos toda esa categoría de sentimientos es una locura, que sepan que todavía quedan patriotas en la Argentina, y que estamos locos de Amor a la Patria, y moriremos por ella en cualquier momento que fuera”.

De modo que la Juventud argentina, nacional y patriótica, debe sentirse plenamente orgullosa, de tener por Arquetipos aquella valerosa juventud, como lo fueron entre tantos otros el batallón de caballería los Decididos de la Patria o los jóvenes soldados de Malvinas, y de dejarles por herencia su ejemplo de vida, porque en la historia pasada y reciente, está el testimonio permanente de quienes ofrendaron todo por la Patria, pero también la enseñanza que en tiempos de amenazas, de peligros para la Nación, para la Patria, se hace presente la sentencia de Holderlin: “Allí donde crece el peligro, crece lo que salva”; es cuando el despertar del alma nacional llama fogosamente a las puertas de las Juventudes Nacionales Eternas, es cuando ha llegado el momento histórico de probar el Amor a la Patria, y nos convoca y moviliza dándonos la oportunidad de trascender en la historia construyendo los fundamentos de una Gloriosa Nación.-


*Hemos decidido colocar el término “realista” entre comillas por las razones que a continuación exponemos: La historiografía liberal oficialista, la marxista y la nacional revisionista, generalmente ha empleado el término de “realista” para designar a las tropas que combatieron en América, al servicio del rey Fernando VII, pero lo cierto es que dicho término puede llevar a interpretaciones erróneas, o a conclusiones confusas, si no acusamos aunque más no sea una breve aclaratoria. Téngase presente que la Revolución, iniciada en Buenos Aires un 25 de mayo de 1810 se hizo en nombre del rey Fernando VII, por lo que se descubre que todos los que conformaron la Junta de Gobierno revolucionaria, sin indagar en sus variantes, ni intentar una escapatoria de “época” y del espacio Iberoamericano, se definieron como “realistas”, tanto su presidente Saavedra, como incluso su secretario Moreno y el mismo Castelli, a pesar del jacobinismo que los embriagaba a estos dos últimos (ver: Vicente Massot: Revolución Mayo 1810, Edit. El Ateneo, Buenos Aires 2010). Al mismo tiempo los guerreros y fundadores de nuestro Estado moderno como lo fueron Belgrano y San Martín, sólo por nombrar a sus dos máximos representantes, se manifestaron siempre abiertamente “realistas” y concebían a ese régimen como única vía posible de organización política, obviamente lo que en esos momentos se debatía era la forma de monarquía y la de sus designatarios. Desde luego esto a la historiografía liberal o marxista, no le agrada mencionar y si lo hace rápidamente recurre a la muletilla de que se adscribían a la “monarquía parlamentaria”, sin detenerse a profundizar demasiado el tema, no vaya a ser cosa que la simpatía por los gobiernos de orden y mano dura de nuestros dos máximos héroes los complique.


Lo que cabe destacar entonces es que la Guerra por nuestra Independencia, se desarrolla en diferentes etapas, primero fue una firme resolución por mantenernos Independiente del gobierno napoleónico invasor que controlaba la península, hasta que Fernando VII recuperase el trono, y segundo fue una guerra civil dentro del gran Imperio Español, cuyas causas se retrotraen en la mismísima España, por lo tanto entre las fuerzas que se enfrentaron habían en ambos ejércitos, tanto de un lado como del otro: americanos y españoles, naturales y extranjeros, mestizos y negros, libres y esclavos, católicos y masones, republicanos y monárquicos, sin dejar de señalar que entre los enunciados, bajo ningún aspecto existía una rigurosa uniformidad, analizados si se nos permite en términos ideológicos, la evidencia histórica lo demuestra, más aún en el bando “criollo” por designarlo de alguna forma, para su distinción, la confirmación es palpable, no había concluido el peligro de “invasión” de los ejércitos de Fernando VII, y las luchas intestinas en América, ya habían estallado prolongandose en algunas regiones hasta alcanzar el próximo siglo.

Finalmente lo que queremos cotejar es que el término “realista”, no es unívoco, no puede emplearse en forma exclusiva y excluyente, pero para evitar caer en un reduccionismo abyecto, de americanos versus peninsulares, optamos por el clásico de “realista” pero con comillas, si alguien tiene una mejor propuesta, en buena hora.-



Prof. Jorge E. Camacho Ruiz

 

 

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