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Sitial Nº 19 - Juana Manuela Gorriti

Primera escritora Salteña - primera novelista Argentina

Por la escritora: Alicia Martorell de Cerrone.

Cuando el español asienta su poderío en estas tierras, se entrecruzan culturas con condicionamientos que afectan al complejo vital ( social, bélico, religioso...); ingresamos a un mundo caótico de rebeliones, hasta el comienzo de una definición histórica, en donde el fenómeno de la creación está aletargado y tardará hasta aflorar como un eco desgastado del hispánico. .. Nuestra literatura está saturada de nombres encallados de primitivismo temático, histórico o religioso. No es que se pretenda un desfile fascinante de escritores en épocas circunscriptas por situaciones de formación; pero no es cierto que el arte prospera sólo en la libertad: se despliega – y con más empuje, quizás – en circunstancias inciertas. Es inexplicable esta morosidad.

Quien se vuelque al pasado, verá el escape de una pluma masculina o loa, con valores relativos en la dimensión del sistema denominado ¨ arte, ya que el intento de liberarse del agobio hispánico, se da recién a comienzos de este siglo: nuestra tierra comunica muchos nombres, exulta la necesidad de un vuelco... y es ello significativo de un quehacer estético - espiritual; el balance es positivo, la porfía tenaz: no se dejan absorber por estructuras formales, persiguen lo inefable, el crear desprendido, silencioso del verdadero artista.

Pero dejemos al hombre-poeta y vamos a desentrañar dentro del panorama literario a la mujer, que tardó más en conciliarse con el arte. Dentro de los cuatro siglos de vida salteña, la literatura se inicia con Juana Manuela Gorriti, una de las figuras más originales e interesantes, por su temperamento independiente –raro en una mujer de su época-; extraña simbiosis de talento literario, patriotismo y trascendencia social, configuran la extraordinaria mujer que no pudo escapar hacia el silencio. La crítica puede llegar a ser mezquina, inclusive ubicándose en la época, pero hay que salvar lo positivo: ese intimismo; esa nostalgia; esos sueños de nuestra tierra; esa peregrinación constante de despedidas; ese doler de la imaginación retrocediendo, hechos poesía... Cualquier momento de su obra nos llevará a la siguiente conclusión: si la función poética es demasiado compleja, no para su espíritu movido por la circunstancia histórica. Partamos de que ¨ El hecho creativo no se cuestiona, abarca hasta lo incuestionable. ¨ Fuera del literario, un papel digno de considerar, es el social, por la importancia que asumen en un entorno colonialista y teocrático. A pesar de los numerosos estudios sobre el aporte femenino a las letras en la Argentina, pocos se han preocupado por analizar la proyección de las primeras escritoras, que han surgido, sin el mínimo interés de competir con el hombre, ni obsesivas de poder: simplemente son un ´ fenómeno generacional, que aparece en situación de avanzada, no para demostrar, sino para expresarse. Juana Manuela ( su obra es su vida) configura un siglo de avance por el sólo hecho de haber tenido que valerse por sí misma, y encontró un mundo hostil e insensible a sus aspiraciones. Con una personalidad tan decisiva que pudo romper con toda una estructura social secular, y convertirse en la ¨ discutida Juana Manuela ¨. En Juana Manuela no hay ninguna queja: mimada por una sociedad culta y de héroes, a la que amó y de la que no pudo desarraigarse jamás ( la de Salta), atravesó su adolescencia y la geografía patria, para aprender a amar otra situación, y se hace caminante por el pasaje del dolor: es él, el ¨ leit motiv ¨ de su obra.

Yo quiero ubicarla como el fenómeno social-literario que condensa su trayecto. Sus rasgos dominantes desde la infancia son una acentuada independencia, vitalizada por la soledad seca del paisaje: ¨ la flor de la maleza, como la llamó Güemes, es la metáfora que la define, en una infancia mágica en medio de este ambiente, propio a su frondosa fantasía, esta Salta fue la atmósfera de su germinar. Salta, su cuna, debió haberle sido eterna.

Fascinante la creación literaria, pero no menos la captación desde ésta de una vida que es toda una realidad histórica y social, transcripta por un miembro actuante de la misma. Esta reconstrucción sólo puede hacerse por la vía de su trayectoria, de donde se extrae su increíble andar, ordenándolo paso a paso. Romántica, añorante de su paisaje, llena de encanto poético..., nos empuja a acompañarla en el tránsito de la remembranza de su lugar natal: Horcones ( Departamento de Anta), el 15 de junio de 1818. Arranca de una tierra agreste, pero fuerte y su carácter se va perfilando como la sustancia geográfica, conllevando los genes limpios de sus antepasados íberos, que hicieron historia y la vivenciaron como tal: ¨ Orcones Hogar paterno, montón informe de ruinas habitado sólo por los chacales y las culebras, ¿qué ha quedado de tu antiguo esplendor? ... Un día la fatalidad penetró en tu alegre recinto, arrebató a tus huéspedes desprevenidos...¨ Señalemos una característica constante en el quehacer literario de Juana Manuela: el paisaje salteño, con su silencio, fuerza y melancolía no deja de arrastrarla; y es en él precisamente, donde la tónica poética emana mágicamente y nos lleva a ´ su región, a ¨nuestra región, que, evidentemente, no fue su circunstancia. Esta forma de cultura como creadora de paisaje, sella, en los umbrales, una constante dentro de la creación poética del mundo en la creación salteña: la naturaleza se erige como mediadora entre el hombre y el cosmos, y será esa relación que ¨ emergerá por la poesía a través de los tiempos.

De pronto la irrupción genealógica de guerreros auténticos hacia el inexorable destino de la emigración y la fatalidad signando sus vidas... 1831. Salta quedará entre nieblas, el duro desastre que sufre la causa unitaria llevará a todos los suyos a Tarija y Juana Manuela pasa a la situación de exiliada como testigo de una catástrofe política y económica irreversible.

Comienza su destierro, con otro desterrado en su propia patria, Manuel Isidoro Belzú ( 1832) – no se amalgaman los opuestos-y su desventura se trastocó en calumnia por su actitud espontánea; pero ella superó el drama de folletín, volvió a Salta ( 1842) con ropas de hombre y lloró ante los despojos de su tierra-cuna. En 1848 parte a Arequipa con sus dos hijas en un ambiente cargado de conflictos. Su separación matrimonial le significa aceptar nuevas responsabilidades que exigen sacrificios. Si bien es cierto que el rompimiento exigió valor, también lo es que ha sido el primer paso en busca de una nueva mujer. En 1855 Belzú asume la presidencia de su país y reclama a sus hijas: no se opondrá; lo precario de su situación hace necesaria la distancia. A partir de ese momento, una gran ranura ( casi veinte años), para reaparecer en 1874, período a develar, para completar su círculo vital. Incansable, su firma aparece en los periódicos de Chile, Colombia, Ecuador, Argentina (luego de la caída de Rosas), y posteriormente en Madrid y París. Otro azote: Belzú, el talento que logró fanatizar a las masas (Mahoma boliviano) hasta hacerse venerar, se consume en horrible tragedia- y la mujer de pétrea fortaleza, traza una línea al pasado y lo despide con elocuentes palabras.

Recién en 1865 sale a la luz, pues ella no podía ser su propio Mecenas, Sueños y Realidades, considerado por la crítica el mejor de sus libros. Este libro y todos los siguientes la signan como la primer novelista Argentina. Vuelve a su eterno refugio –Lima-, pero tampoco como solaz, sino para continuar su obra en el movimiento bélico; se alista como enfermera en el encarnizado combate de ¨ El Callao ¨; por su actuación se la condecora con la más alta insignia al valor militar. ( La sangre de héroes no se licua con la pasividad ). Tiene cincuenta años: itinerante de cornisas a lomo de mula, viajera incansable entre la debilidad del hombre - bocado duro, signo de patriotismo, periodista audaz, viajera incansable, es melancólica la historia de sus días borrascosos. Su residencia en el Perú ( casi 30 años ) es la etapa más interesante y fecunda; su pluma se desborda incansable y sale ya del anonimato junto a grandes reconocidos en el hecho literario. En 1875 partirá a Bs. As para recibir la pensión que el gobierno resuelve otorgar a las viudas e hijas de guerreros de la Independencia y a los descendientes de militares que lucharon a las órdenes de Güemes.

En 1872 vuelve a Lima. El permiso de ausencia llegó a su término, y se dirigió a Buenos Aires. Pero su inquietud natural, que avanzaba con los años le impulsó en 1878 a emprender un viaje por las provincias del norte. En 1879 regresa a Lima donde fallece su hija Mercedes. Entre 1880 y 1886 la encontramos trasuntando entre Lima y Buenos Aires. En 1886, anciana y enferma vino a Salta en ferrocarril, acosada por el presentimiento de la muerte, para visitar los escenarios de su infancia. Si en Juana Manuela se gestó con tanta fuerza el dolor, es porque tuvo un gran asidero en su cuasi opuesto sentimiento, el amor, que es el eje de sus movimientos hasta la gran batalla con la soledad. En sus últimos años, busca los lugares de su felicidad, y no cesa de viajar mentalmente hacia ellos, de recordar. Con ella se cierra la etapa de los precursores de la novela Argentina, pues los cimientos de la actual están en la generación del 80. Tenemos que admitir que con el rigor con que obró la crítica, la mayoría de las veces ha sido exacto; pero no hay que olvidar que estos escritores inauguraban una novelística y no trabajaron sobre experiencias conquistadas por antecesores.

¨ La peregrina ¨ de Salta tendiendo su mirada hacia el horizonte que escondía la tierra amada, con su Lo Íntimo (1892) evoca la leyenda de su vida, casi apagada su existencia, escribe con lágrimas puras la historia más desolada que pudo haber escrito entre su dolorosa historia: la suya. La caminamos íntegra hasta su muerte, con su rebeldía resignada y el dolor poetizado por la distancia. Andando entre la piedra y la idea, consagrada por más de medio siglo a la grandeza de la incipiente literatura Argentina, con todo su material noble, pues volcó lo más auténtico de sí misma y forjó sus frases con la sinceridad que movía su espíritu creativo, se nos fue para el recuerdo un 6 de noviembre de 1892.

 

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