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Sitial Nº 26 - JUANA GABRIELA MORO DÍAZ DE LÓPEZ

Por: Alba Rosa Domínguez

Patriota de la guerra de la independencia nacida el 26 de mayo de 1785, hija del escribano, militar y funcionario español, don Juan Antonio Moro Díaz y de doña Faustina Rosa de Aguirre Pondal, dama distinguida, viuda de Francisco Sánchez Taibo.

Don Juan Antonio Moro Díaz, se convirtió en el hombre de confianza del nuevo gobernador de la Intendencia de Salta del Tucumán, don Ramón García de León y Pizarro, juntamente con la eficiencia y cooperación de don Diego de Pueyrredón, fundaron el pueblo de Oran, del cual el teniente coronel Moro Díaz fue nombrado Segundo Regidor Alcalde Mayor, durante los días de su vida.

Doña Juana Gabriela comenzó a gozar de prestigio por su atrayente personalidad. Su patriotismo y su audacia se pusieron de relieve durante los prolegómenos de la batalla de Salta, cuando, junto a otras damas se propusieron a conquistar a los oficiales realistas con el propósito de debilitar al ejercito enemigo.

Doña Juana, mujer de singular belleza, se adjudicó la tarea de seducir al marqués de Yavi, jefe de la caballería española, quien junto con otros oficiales y compañeros accedieron a abandonar las filas realistas el día previo a la batalla, para regresar al Perú y trabajar por la causa de la revolución.

Pero no paro aquí su accionar patriótico, ya que fue participe de otras acciones que la llevarían a erigirse en uno de los enemigos principales de los españoles; sospechada de espía, jactóse de su habilidad de no haber sido descubierta, por que nunca encontraron pruebas en su contra.

Al invadir Joaquín de la Pezuela, a cargo del ejercito del Perú, la provincia en 1814, a raíz de las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma, lo primero que hizo el jefe español, fue tomar prisionera a doña Juana Gabriela, la “codiciada presa”, para darle un escarmiento ejemplar.

No la castigaría físicamente, dada su condición de mujer, pero para corregir desviaciones, Pezuela la condeno a la pena capital, pero sin utilizar para ello el clásico paredón y su pelotón de fusilamiento.

La hizo encerrar en una habitación de su propia casa, que estaba ubicada en la actual calle España 782 – cerca de la casa de Güemes y ordenó cerrar todas las aberturas para evitar comunicación con el exterior.

La familia colindante, dolida de su suerte, aunque realista (como en las sociedades reducidas todo gira sobre vínculos de parentesco y amistad), se compadeció de Juana Gabriela y horadando la pared intermedia, favoreció por allí sus necesidades salvándola de morir de hambre y de sed, quedándole desde entonces el mote de la emparedada.

Este cruel tormento, el del confinamiento por encerramiento, es vulgarmente conocido como “tapiamiento”, “tapiar” o “tapiada”.

Los castigos lejos de amedentrar a la patriota, la llevaron a agudizar mas el ingenio, con mil recursos y mucha creatividad

Posteriormente realizó otras arriesgadas acciones, como la de ir en busca del general don Juan Antonio Álvarez de Arenales para conocer la posición de su ejercito, del que llegaban noticias contradictorias, y preocupaba su no llegada a Salta, se vistió de coya y se marcho por valles y quebradas; días después se presentó en casa de Serafina de Hoyos, esposa de Arenales, para anunciarle que pronto, éste estaría en Salta.-

Otras ocasiones, hubo así en esta época como; luego en las invasiones siguientes en que, bajo el disfraz de gaucho joven e inocente o bien de viajera inofensiva, pasaba a caballo desde Salta a Oran, ciudad bien poblada y de fuertes recursos o a Jujuy su ciudad natal, ocupadas por los españoles, llevando partes y trayendo nuevas; excursiones que las realizaba también su amiga doña Loreto Sánchez de Peón de Frías.


También integró el grupo de damas salteñas que
se dirigió al gobierno “lamentando la postergación a que se relega al sexo femenino al no permitírseles jurar la Constitución Nacional”

Mucho es lo que puede decirse de esta jujeña-salteña, ejemplar, temeraria sin limites, la que a través de su accionar deja traslucir una personalidad exquisita, cautivante por sus hazañas, despertando la admiración de mujeres y hombres por igual.

Fue una de las mujeres que constituyeron una temible red de espionaje vital para la guerra gaucha que libró el General Don Martín Miguel de Güemes por la emancipación de la Patria.

“Las mujeres salteñas de la independencia hicieron un notable aporte a la causa patriota; Poco a poco con sus estrategias fueron minando al enemigo, para encargarse materialmente del resto los valientes gauchos.”

BIBLIOGRAFÍA:

Para la confección del presente trabajo, se consultó y analizó la siguiente bibliografía:

  • Frías, Bernardo: 1973, Historia del General Güemes. Editorial Depalma. Buenos Aires.
  • Frías, Bernardo: 1929, Tradiciones Históricas. Buenos Aires.
  • Güemes, Luis: 1990, Güemes Documentado, Editorial Plus Ultra. Buenos Aires.
  • Vitry, Roberto: 2000, Mujeres Salteñas. Editorial Hanne. Salta.
  • Villafañe, Benjamín: 1953, Las Mujeres de Antaño en el Noroeste Argentino. B.A.
  • Drucaroff, Elsa: 1999, La Patria de las Mujeres. Editorial Sudamericana. Bs.As.

Salta, Junio de 2004.-

Alba Rosa Domínguez