Historias de Salta

Un altar para el Señor del Milagro

Por Gabino Ojeda Uriburu

Mercedes Castellanos y su marido Nicolás Anchorena

Fué doña Mercedes Castellanos de Anchorena una de las más destacadas mujeres en la Argentina de finales del S.XIX y principios del XX. Lo fue por la importantísima labor realizada a favor de la Iglesia y de sus instituciones. Había nacido en Salta, siendo bautizada el 24 de septiembre de 1840. Era hija de Aarón Castellanos (1), destacado hombre del comercio salteño, colonizador y uno de los más grandes civilizadores de la pampa argentina, y de doña Secundina de la Iglesia y Castro. Recibió la mejor educación de la época, adecuada a señoritas de su clase. Completó su educación en París en las Hermanas Canonesas de San Agustín. 

Dotada de una gran belleza, brilló en los mejores salones de la Buenos Aires de fin de siglo. En 1864, a los 24 años, se casó con Nicolás Hugo de Anchorena Arana, próspero comerciante y estanciero porteño, uno de los hombres más ricos del país, de cuya unión irán naciendo, con el correr de los años, numerosos hijos: Nicolás y Mercedes, muertos infantes; Mercedes, fallecida soltera; Amalia casada con Juan José Blaquier, Matilde, casada primero con Carlos Ortiz Basualdo y luego con Verstraeten; Josefina que casó con el afamado escritor y coleccionista Enrique Larreta, autor de “La gloria de don Ramiro”; Aarón el célebre sportman y bon vivant casado con Zelmira Paz, Enrique que casó con Martina Cabral Hunter, y Emilio que casó con Leonor de Uriburu, padres de doña Mercedes Anchorena Uriburu ,Duquesa de Fernán Núñez, Grande de España. 

Su clara inteligencia hizo que se ocupara personalmente de la inmensa fortuna que había recibido de su marido. Entre ellas, de las más de veinte estancias, a la que no se limitó a conservar sino que acrecentó notablemente. Fiel representante de su época, tuvo la visión del país en su apogeo y construyó palacios, cascos de estancia, iglesias, asilos y conventos. Frente a Plaza San Martín levantó un palacio diseñado por Cristophersen que es, quizás, la residencia más original del clasicismo del 900 siguiendo la línea del “grand hotel particulier.” 

Escenario de grandes bailes, como el celebrado con motivo del Centenario de la Independencia Argentina en 1916, y las presentaciones en sociedad de sus nietas, la mansión lujosamente decorada por la casa Jansen de París, pasó a ser propiedad del Estado en la década del ’30, convirtiéndose en sede del ministerio de Relaciones Exteriores. 

Pese a los grandes privilegios que le imponía su posición, desde muy joven se advierte en ella un carácter solidario y generoso. Se destacan sus donaciones a iglesias y a organismos de beneficencia. Podemos mencionar innumerables templos y altares, como producto de sus piadosas contribuciones. 

Entre ellos merece destacarse la basílica del Santísimo Sacramento en la ciudad de Buenos Aires, que doña Mercedes erigió para adoración perpetua a la eucaristía. 

Diseñada por los arquitectos Coulomb y Chauvet, es una de las más claras muestras de la opulencia de la arquitectura finisecular, con su célebre custodia de tres metros, premio Hors Concours en la Exposición Universal en París. A ello se suman, entre otras numerosas obras, el Monasterio de Madres Carmelitas Descalzas “Santa Teresa de Jesús” en el barrio porteño de Almagro; el noviciado de las hermanas del Buen Pastor en Caballito; el Convento e Iglesia de los Franciscanos en Castellanos (provincia de Santa Fé.) En esa misma provincia también, el de las Hermanas Franciscanas Misioneras, la refacción del Convento Franciscano en Santiago del Estero y la Iglesia del Seminario Arquidiocesano de Buenos Aires. No estuvo ajena tampoco a las necesidades de los más humildes levantando la Casa para Obreras del Asilo del Pino en Buenos Aires. Colaboró, además, con las Conferencias Vicentinas, asilos maternales, escuelas y patronatos de todo el país. 

En Azul, donde poseía inmensas propiedades de campo, como la estancia San Ramón, levantó la casa parroquial, el altar de la actual Catedral y la totalidad de las obras de las Hermanas del Buen Pastor, consistente en iglesia y asilo para niñas y talleres gratuitos. La piedad de doña Mercedes se extendió por supuesto a sus estancias, donde solía veranear, rodeada de su familia y acompañada siempre de religiosos y religiosas, aprovechando entonces para realizar misiones entre los habitantes de la zona rural. En Hinojales levantó la capilla dedicada a San Nicolás de Bari y en San Ramón una magnífica capilla dedicada a la Virgen de las Mercedes y en recuerdo de su hija Mercedes, fallecida soltera en 1890 en París. En 1920 en la Estancia la Azucena levantó otra capilla en recuerdo de su hijo Emilio, consagrada al Sagrado Corazón de Jesús. Jamás olvidó su condición de salteña, y fue espléndida a la hora de contribuir con la Iglesia de nuestra provincia, costeando el Altar del Señor del Milagro en la Catedral de Salta en 1899, que modifica el altar original, obra del franciscano Fray Luis Giorgi. 

En carta a monseñor Matías Linares y Sanzetenea, entonces Obispo de Salta, fechada en 24 de Agosto de 1897, le expresa: “ (…) ayer me fue entregada su apreciable del 3 del corriente de mano del Sr. Miguel Lardies y hoy le remití al mismo señor el cajón conteniendo los dos atriles y las custodia en sus estuches (…), (…) después de encajonado todo me advirtió el platero que se le había olvidado darle un poquito de cera a la parte superior de la madera de los dos atriles, pues tuvo que rebajar un poco esta para que no sobresaliera de las chapas de plata (…) Me alegraré le llegue todo bien (…) (…) Espero que el nuevo altar se halle colocado para la función o antes del año entrante. Aún no he recibido contestación de Italia sobre dicho altar (…) 

Su nostalgia por Salta se hace presente en reiteradas oportunidades: “(…) yo de mi parte le agradezco muchísimo la misa que a mi intención me ofrece Ud. en uno de los primeros días de la novena del Sr. Del Milagro, que nos salvó la vida el mismo día que dejamos Salta (…)” 
Por su importantísima obra realizada a favor de la iglesia, labor sin precedentes hasta ese momento en la Argentina, Su Santidad el Papa Pío IX la nombró Condesa Pontificia y Dama de la Rosa de Oro, una de las más importantes distinciones que la iglesia Católica entrega a mujeres que hayan dado un claro testimonio de su adhesión y servicio a la Iglesia. La antiquísima tradición tiene una rica y larga historia donde la mayoría de las agraciadas fueron Reinas. 

Mercedes Castellanos de Anchorena falleció la madrugada del 9 de Julio de 1920 siendo amortajada con el hábito de San Francisco. Sus funerales fueron presididos por cuatro obispos y más de setenta seminaristas cantaron las misa de Réquiem. Sus restos fueron sepultados en la Cripta de la Basílica del Santísimo Sacramento. 

Altar del Señor del Milagro 

Es de una estética neoclásica, con una utilización de los recursos eclécticos, lo que lo hace un exponente de lo que sería el neoclasicismo desde la visión finisecular, tomando una impronta de una temprana Belle Époque. 

La composición juega con algunos elementos de los órdenes clásicos de la arquitectura y apela a ciertas pequeñas licencias, como la cimera que incorpora elementos del barroco. 

La riqueza estética se complementa con la variedad de materiales que incorpora, desde el carrara de estatuaria, al verde de Portugal, combinado con mármoles y piedras nacionales, a lo que se incorporan bronces dorados, plata y maderas policromadas. La iluminación: bronces con tulipas de vidrio prensado y esmerilado de la casa de iluminación “Azzareto” de Milán, que tuvo sucursal en Buenos Aires a principios del S.XX 

Los frescos que complementan la ornamentación de la bóveda son de estilo grutesco combinado con guardas neoclásicas. El cupulín remata en una ornamentación fitomorfa de línea neoclásica. 

Los vitreaux del cupulín son de tres colores, blanco, amarillo y azul, con dibujos geométricos que se combinan con volutas roleos y diseños florales en un formato que remata en forma de ojiva. 

En dicho altar, ubicado en la nave lateral izquierda de la Catedral Basílica de Salta, se encuentra una placa de mármol que reza: “Mercedes Castellanos de Anchorena dedica este altar a la memoria de sus padres Aarón Castellanos y Secundina de la Iglesia.” 

Notas: 

(1)- Aarón Castellanos fundó la primera colonia de inmigrantes de la Argentina a la que denominó “Esperanza”, en la provincia de Santa Fé. 
La ciudad de Esperanza, que recuerda y venera siempre a su fundador, erigió un monumento a su memoria. 



Gabino Ojeda Uriburu : Cronista e investigador. 
Ha publicado: “ De Salta a Cobija”. “Cartas de Gregoria Beeche de García a sus hijos (1848-1867)”. Edición de la Fundación Nicolás García Uriburu. Buenos Aires (2008) 


 

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