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Monseñor Roberto José Tavella

 

Primer Arzobispo de Salta

Por Ernesto Bisceglia

Roberto José Tavella era el más pequeño de los hijos del matrimonio formado por Jerónimo Tavella y Rosa Malvasio, ambos inmigrantes provenientes de Ronco, pueblo de la Liguria italiana y afincados en la Provincia de Entre Ríos -Concordia- desde 1877.

En 1899 inició sus estudios escolares en la Escuela Municipal y más tarde los superiores en la Escuela Nacional. Siendo sus compañeros en gran parte hijos de vascos, aprendió muy pronto ese idioma, indicando ya su facilidad para aprehender lenguas extranjeras.

Fallecido su padre, su madre decidió partir a Buenos Aires con siete de sus hermanos -1903- y se establecieron en el Barrio de la Boca, ingresando Roberto José al colegio parroquial San Juan Evangelista, fundado por los salesianos.

Cumplidos los cinco años de aspirante, ingresó al Noviciado y el 14 de febrero de 1909 recibió el hábito clerical. Desde ese momento inició un apostolado relacionado directamente con la formación de los niños y los jóvenes ocupando diversos cargos directivos en instituciones de los salesianos.

Cuando se dispuso que el 32º Congreso Eucarístico Internacional se celebrara en octubre de 1934, en la República Argentina sólo existía una Arquidiócesis y diez Diócesis, lo cual no estaba a tono con la importancia del evento. Así es que el Gobierno Nacional comprendió que existía la necesidad de crear a la brevedad posible nuevas arquidiócesis y diócesis.

Existían en ese momento excelentes relaciones entre el Gobierno argentino y la Nunciatura Apostólica, lo que permitió que se llegara a un rápido acuerdo y se propusieron a Roma los nuevos distritos eclesiásticos y los candidatos respectivos; se elevaban a seis las arquidiócesis y a veinte el número de diócesis. Era nuncio entonces monseñor Felipe Cortesi, quien propuso a dos salesianos para las nuevas sedes arquidiocesanas, la de Salta y la de Viedma. El primer candidato fue el padre Nicolás Esandi, quien eligió la segunda de estas ciudades. A él se le pidió parecer sobre otro nombre para candidato a la de Salta, y entre esos nombres estuvo el de Tavella. Luego de conversar el nuncio y el senador por Salta doctor Carlos Serrey, la situación quedó definida.

El 11 de setiembre de 1934, l Senado de la Nación Argentina compuso la siguiente terna para el Arzobispado de Salta: 1. Padre Roberto José Tavella; 2. Presbítero Miguel Ángel Vergara y 3. Padre Rafael Saravia. El 17 de setiembre el presidente de la Nación, Agustín P. Justo propuso al Papa Pío XI al primero de los ternados. El 20 de ese mes, se firmó en Roma la bula designándolo.

Ese mismo día el Papa también designó a los torso catorce eclesiásticos que debían presidir las arquidiócesis y diócesis creadas en la Nación y el día 22 tuvo lugar la preconización de todos. Dos semanas más tarde comenzaban a arribar a Buenos Aires los prelados que participarían en el Congreso Eucarístico Internacional. Esas jornadas estuvieron presididas por el legado papal, cardenal Eugenio Pacelli, futuro Pío XII.

La recepción en Salta

Dice el cronista: "El 21 de febrero partía de Buenos Aires el primer arzobispo de Salta siendo despedido por una multitud de fieles. Llegó a Tucumán el 22 por la mañana, donde lo esperaban autoridades civiles y eclesiásticas, crecida cantidad de público y una delegación de la iglesia de Salta presidida por el vicario general presbítero Carlos María Cortés. Al día siguiente partió hacia Salta y en la Estación Güemes ascendió al tren un enviado del gobernador, quien le adelantó los plácemes de las autoridades salteñas. También le dieron la bienvenida comisiones del clero y de la Acción Católica".

"Varios millares de católicos aclamaron en la estación de Salta a monseñor Tavella. El gobernador de la provincia don Avelino Aráoz, con todos los miembros de su gabinete, fueron los primeros en subir al tren especial y saludar al arzobispo. Desde la estación el prelado recorrió las dos cuadras que median hasta el Seminario Conciliar acompañado siempre de cuantos fueron a esperarlo. En la iglesia del Seminario se revistió con los ornamentos arzobispales, se colocó la mitra empuñó el báculo y siguió, bajo palio, hasta la Catedral de Salta, distante ocho cuadras. La calle Mitre, por donde hizo el recorrido estaba íntegramente adornada con banderas pontificias y argentinas. Las aceras, las puertas de los edificios y los balcones se encontraban totalmente ocupados por gente que aplaudía. Las campanas de todas las iglesias, echadas a vuelo, saludaban al nuevo pastor".

"Al día siguiente, domingo 24, prosiguieron los actos con motivo de la asunción. A las 10 hubo un solemne pontifical, el primero que celebraba monseñor Tavella. Asistieron autoridades civiles, militares y eclesiásticas y numerosos fieles, estando el templo totalmente lleno. Después el Evangelio el canónigo Miguel Ángel Vergara subió al púlpito y leyó la primera carta pastoral del arzobispo a su grey. El pensamiento del pastor giró en torno a la Cruz, " de donde mana como la misma esencia y el más rico fruto de la Redención". Agradeció al clero y a los gobernantes cuanto hicieron por la religión y solicitó colaboración para poder corresponder a la bondad del Sumo Pontífice al crear la Arquidiócesis de Salta".

El dinamismo de monseñor Tavella

"El primer día hábil de su gobierno eclesiástico -25 de febrero de 1935-, designó a los miembros de la Curia, Provisor y Vicario general monseñor Carlos María Cortés; secretario canciller el canónigo Juan León Lo Giudice; pro secretario y vice-canciller el presbítero Ángel H. Blanco; fiscal el presbítero Juan de la Cruz Guevara; visitador de parroquias el presbítero Miguel Ángel Vergara y administrador el presbítero Josué Gorriti".

"Otra de sus ocupaciones iniciales fue la reorganización del Círculo de Estudios Religiosos, que estaba en funcionamiento. Era una escuela superior de cultura religiosa que transformó en un centro de formación de laicos. Se comenzó a enseñar fundamentalmente dogma y moral católicas, historia de la Iglesia y metodología. También se dictaron cursillos y conferencias. El Círculo funcionaba en el Convento de San Francisco, lo presidía doña María Teresa Valdez Uriburu y era asesor Fray José Collalunga".

"La primera de las creaciones de Tavella fue la Inspección Arquidiocesana de Enseñanza Religiosa. Tuvo la colaboración del gobernador Avelino Aráoz y la del presidente del Consejo General de Educación Avelino Figueroa, quien había sido gobernador de Salta. La misión de la Inspección fue controlar la catequesis en las escuelas religiosas, parroquias e iglesias, organizar anualmente las primeras comuniones en las escuelas fiscales, confeccionar los programas e estudios para los alumnos de todos los establecimientos escolares y promover un certamen catequístico anual intercolegial".

"A iniciativa de monseñor Tavella y con intervención del rector del Colegio Salesiano Ángel Zerda, padre Mario Mondati, el 9 de abril de 1935, se reunieron directores de escuelas nacionales, provinciales y particulares y fundaron la Federación de Maestros Católicos de Salta. Dos meses después numerosos maestros eligieron en Asamblea General la comisión directiva de la Federación. El arzobispo dictó un cursillo de tres días sobre la espiritualidad del maestro y asistió en setiembre a un acto literario organizado por la novel entidad".

"En el año 1935, el pastor recorrió las principales poblaciones de la arquidiócesis. En los primeros meses llegó a distintos pueblos del Valle de Lerma. A mediados de año estuvo en Metán, Rosario de la Frontera y los lugares próximos; luego fue a Embarcación y Tartagal donde admiró la labor de los Franciscanos. Luego los Valles Calchaquíes".

"Uno de los máximos anhelos de monseñor Tavella era fundar un diario católico. El 25 de setiembre de 1935 convocó a los católicos más representativos de Salta, a quienes comunicó que pronto se concluiría la instalación de las máquinas impresora y que en el mes siguiente aparecería el primer número del matutino católico "El Pueblo". comprometió a todos para su difusión y desarrollo. El diario comenzó a publicarse el 11 de octubre con treinta páginas. Lo dirigía José María Mirau, quien contaba con la colaboración de un pequeño grupo de periodistas de la Capital Federal, recomendado por el diario El Pueblo de Buenos Aires. Lamentablemente al poco tiempo comenzaron las penurias económicas. El arzobispo luchó cuanto pudo por mantener el diario pero finalmente tuvo que cerrarlo".

La Catedral, el Panteón de los Próceres y la Curia Arzobispal

"Monseñor Tavella amó entrañablemente a la ciudad de Salta. En 1934 continuó embelleciendo la Catedral. El obispo monseñor Julio  Campero hizo decorar el presbiterio, al altar mayor y el coro de canónigos, recurriendo a los artistas Pedro Julián Martínez y Franco Bussola. La Revista de la Diócesis de Salta consigna lo siguiente: "La labor artística de suyo delicada y compleja, la confió a los expresados señores Martínez y Bussola el Obispo, que de tiempo ha conocía al primero, de cuyas aptitudes tenía formado un concepto cabal. El material empleado fue directamente comprado en la Capital Federal, siendo de la mejor calidad. El oro usado en la decoración es de fábrica italiana marca "Brabilla" de 22 quilates y se aplicó con el procedimiento opaco y bruñido para obtener los claro-obscuros de la decoración".

Calumnias y ataques

En enero de 1937, monseñor Tavella pasaba unos días de descanso junto con el padre José Ochoa en la villa de Río Blanco, situada en el Valle de Lerma, cuando ocurrió en Salta un hecho insólito. Un volante impreso sin firma, apareció en las calles y plazas de la ciudad de Salta, a iual que en las estaciones ferroviarias de la provincia desde El Tala, en el límite con Tucumán, hasta la capital salteña. En el anónimo se acusaba al arzobispo de mantener relaciones con damas de Salta, a causa de lo cual -decía- un esposo celoso lo había agredido. se agregaba que la ausencia del arzobispo de al ciudad se debía al impresionante hematoma que tenía en un ojo.

Amigos del arzobispo llevaron la noticia a Río Blanco y le encomendaron a doña María Solá de Cornejo, en cuya casa se hospedaba Tavella, que enterara al prelado de lo que ocurría. Al enterarse, el arzobispo quedó un instante anonadado. Reacción de inmediato, regresó a Salta y se dirigió a la Catedral, atravesando con el padre Ochoa la plaza 9 de Julio que estaba muy concurrida y así todos lo vieron.

Pronto corrió la noticia por la ciudad primero y por la provincia luego, que monseñor Tavella no tenía marca alguna en la cara y que, por lo tanto, el anónimo contenía una calumnia, tan miserable como despreciable. Se multiplicaron las muestras de adhesión de la grey salteña a su pastor.

Una década difícil (1950-1959)

"La Tradición establece que son Años Santos, a lucrarse en Roma, el primero y el quincuagésimo de cada siglo y que sus beneficios espirituales se extienden a todo el orbe durante los 365 días que siguen a cada uno de estos años. Dado que en 1950 se realizó en Rosario de Santa Fe el 6º Congreso Eucarístico Nacional, monseñor Tavella lo consideró también santo a este año para la Argentina. Especialmente anhelaba que tanto 1950 como 1951, fueran observados Años Santos por los fieles de la arquidiócesis de Salta".

"El arzobispo expresó a su grey que 1950, según palabras de Pío XII, era el año del gran retorno o sea "de volver a Dios, consagrándose a Él" con la fidelidad a su santo servicio y el cumplimiento de su santa "ley". Y actuó con arreglo a ello. Las principales medidas que tomó en 1950 fueron las siguientes:

a).- Comunicó que haría retirar el Santo Cristo de Sumalao de su santuario si no se ponía fin a las "carpas" que tenían lugar durante la festividad religiosa. "Las autoridades impusieron al comercio-carpa un fuerte aumento de impuestos y la imposición de instalar sus negocios a más de cien metros del templo".

b).- Recordó mediante un auto arzobispal -como en años anteriores- los altos fines de los cultos del Milagro y la necesidad de que durante los mismos se orara y se hiciera penitencia.

c).- Insistió en la necesidad de los ejercicios espirituales para los sacerdotes de la arquidiócesis, recalcando que cada uno debía ser exigente consigo mismo.

d).- Al suprimir el gobierno nacional, por su cuenta, unos días de precepto, comunicó a los fieles que la determinación correspondía a la Iglesia y que sólo podía modificarse lo establecido mediante un acuerdo entre la Santa Sede y el Estado Argentino.

e).- Creó comisiones de sacerdotes y de laicos para que estudiaran lo relacionado con la construcción de templos y la erección de parroquias en los barrios que habían empezado a surgir en la ciudad de Salta.

f).- Encomendó a la Acción Católica y a las demás asociaciones religiosas que intensificaran la catequesis para adultos y niños, en las zonas más alejadas del centro urbano.

De acuerdo con lo previsto, Pío XII extendió a todo el orbe católico, durante 1951, los beneficios del Año Santo celebrado en Roma.

Cumplidos los cultos del Milagro del año 1954, Tavella partió a Roma para cumplir con la visita "Ad Limina", aunque sólo pudo entrevistarse en la Secretaría de Estado con el entonces Monseñor Samoré (En la década de los '80, actuaría como enviado de Juan Pablo II para dirimir la cuestión limítrofe con Chile que casi culmina con una guerra entre ambos países); sin poder ser recibido por Pío XII que estaba enfermo. (Foto: Antonio Samoré).

Tavella de regreso en Salta

A su regreso a Buenos Aires, "lo primero que hizo fue intentar entrevistarse con el presidente Juan Domingo Perón. Poseía una tarjeta especial entregada por el primer magistrado (a fin de que cuantas veces fuera pudiese pasar de inmediato) que en esta ocasión de nada sirvió. Durante cinco días consecutivos concurrió a la Casa Rosada por la audiencia solicitada. Al no lograr su propósito, el 12 de enero viajó a Salta. Después supo que el día de su partido se le había concedido la audiencia.(Foto: Juan Domingo Perón).

Aquel era un tiempo en que se habían multiplicado las restricciones a la libertad de prensa, la dirección y la Inspección de Enseñanza Religiosa habían sido suprimidas y se había sancionado la ley de divorcio absoluto y la de limitaciones a reuniones públicas. (Párrafo nuestro).

"A partir de marzo de 1955 se anularon los días de fiesta religiosas y se dejaron sin efecto tanto las contribuciones estatales con las excepciones que favorecían a templos, conventos, colegios e instituciones, extensivo a los bienes que poseían y a los actos que realizaren. El 11 de junio, después de la ceremonia de Corpus Christi en la capital Federal se llegó al extremo de quemar una bandera argentina y acusar a los católicos de esta ignominia, expulsando del país al obispo auxiliar de Buenos Aires, monseñor Manuel Tato y al canónigo de la Catedral, monseñor Ramón Novoa. Estas expulsiones motivaron que el Papa excomulgara a Perón y cuantos intervinieron en la afrenta".

Lo que siguió es historia más o menos conocida, los bombardeos a la Plaza de Mayo y la quema de las iglesias en Buenos Aires, incluso de la Curia, la detención de sacerdotes y religiosos.

"Las primeras medidas de monseñor Tavella, frente a lo que había ocurrido en buenos Aires, fueron exponer en sus tronos a las imágenes del Señor y la Virgen del Milagro, y convocar a los fieles a que rezaran la novena e imploraran a Dios por la paz y la observancia del Evangelio. Durante el novenario predicó a los fieles que colmaban la Catedral sobre el siguiente tema: "La misión de la Iglesia, su peregrinar histórico y su presencia en la Argentina".

"A partir de este momento los días domingos, en la Catedral, y otros días en distintos templos, el arzobispo fue un incansable predicar de los los derechos y obligaciones de la Iglesia. hubo de soportar instante difíciles. Un día, a las dos de la mañana, allanaron el palacio arzobispal, lo revisaron íntegramente, pusieron varios agentes de custodia y no fue posible cerrar la puerta de entrada. Otro día un obrero anunció, en privado, que se había dispuesto "balear" al arzobispo si se refería en el sermón del siguiente domingo a la persecución que sufría la Iglesia. Imperturbable, monseñor Tavella predicó lo que había preparado y nunca comentó el caso. En otra oportunidad corrió la voz de que la policía, a determinada hora, detendría al arzobispo; nada ocurrió pero a esa hora monseñor Tavella, con hábitos prelaticios, rezaba ante el Santísimo Sacramento. En varias ocasiones personas de su amistad le habían pedido que no pasara las noches en el Arzobispado; no accedió hasta que argumentaron que su hermana y u sobrina corrían mucho peligro en casa de un ataque; lo hizo una noche, contrariado, y al retornar al día día siguiente, expresó que no lo volvería a hacer y así fue".

"Una reciente disposición prohibía las procesiones pero por sobre ella estaba el juramento prestado por el pueblo y los gobernantes de Salta respecto al culto del Milagro. El arzobispo dispuso que el 15 de setiembre de 1955 las Imágenes recorrieran las calles de la ciudad. Decenas de miles de fieles integraron la procesión al Señor y la Virgen. También el gobernador de Salta doctor Ricardo Durand, sus ministros y dirigentes peronistas. El mandatario y sus acompañantes eran, por sobre todo, católicos y salteños".

"Al día siguiente, 16 de setiembre, comenzó la Revolución contra el gobierno de Perón y el 22 triunfó. Centenares de personas se congregaron frente al palacio arzobispal, pidiendo la presencia del arzobispo. Monseñor Tavella, emocionado pero sereno, exhortó a los presentes a trabajar por la paz y la concordia de todos los argentinos".

"El 10 de abril de 1961, el Papa  Juan XXIII creó la diócesis de San Ramón de la Nueva Orán. Accedía así al pedido que había efectuado monseñor Tavella en 1959. (...) Fue designado obispo el franciscano Fray Francisco de la Cruz Muguerza mediante bula del 12 de junio de 1961. Lo consagró monseñor Tavella el 24 de setiembre del mismo año, en el templo bonaerense de San Antonio de Padua".

"A fines de 1961 la Legislatura de Salta sancionó la ley que reimplantaba la enseñanza de la religión católica en las escuelas de la provincia".

"El año 1962 y los cuatro primeros meses de 1963 fueron, sin duda, los más penosos de su vida. La angustia de la comunidad argentina a comienzos de 1962, a causa de la situación política del país, motivó que monseñor Tavella dirigiera un mensaje al pueblo de Salta, extensivo a toda la Nación. Se sentía "en el deber de decir la palabra de paz y de concordia fraterna, como sólo puede decirla la Iglesia, fundada en su misión divina e inspirada en el sano interés del pueblo". Agregaba que "fácilmente olvidamos que todo es relativo y que es preciso fundar las instituciones sobre el valor absoluto e inconmovible del pueblo".

"El Papa (Juan XXIII) designó en 1962 al nuevo obispo auxiliar de monseñor Tavella. fue elegido el párroco de la basílica porteña de Santa Rosa de Lima, presbítero Carlos Horacio Ponce de León. Fue consagrado el 15 de agosto de 1962 y llegó a Salta el 1º de setiembre del mismo año. Mientras tanto el arzobispo había tenido que viajar a Buenos Aires a hacerse operar de hipertrofia de próstata. Intervenido quirúrgicamente el 28 de julio, el 6 de setiembre ya estaba de regreso en Salta para participar en el novenario en honor del Señor y la Virgen del Milagro. No faltó a la procesión, renovó el pacto de fidelidad y pronunció una muy breve alocución implorando a Dios -con gran fervor- paz y concordia. Fue el 28º y último Milagro que presidió".

"Al día siguiente, 16 de setiembre, ya preparaba su partida a roma, a fin de asistir a la primera etapa del Concilio Vaticano II, que convocara Juan XXIII. Partió el día 17 junto con su nuevo auxiliar, monseñor Ponce de León.  (Entre otros testimonios sobre su persona, se encuentra éste que dice):"A pesar de la dolencia se mostraba siempre jovial. Estuvo con nosotros en Ponte Mámmolo, donde nos hospedábamos el mayor número de obispos salesianos, entreteniéndonos con su conversación siempre amena". El 8 de diciembre de 1962 clausuró Juan XXIII la primera etapa del Concilio y ese mismo días monseñor Tavella presidía el almuerzo de los Hermanos Concepcionistas, en la Casa Generalicia, celebrando la fiesta de la Inmaculada Concepción de María".

"Ya con escasas fuerzas se ocupó de la Campaña Mundial contra el Hambre. Reunió a los dirigentes de las asociaciones católicas de  Salta, requiriendo la participación de todos a favor de los necesitados. Designó a su obispo auxiliar para que asumiera la dirección de la campaña y emitió un auto pastoral pidiendo que las limosnas tuviesen un sentido sobrenatural. Después de Pascuas de 1963, el 14 de abril, monseñor Tavella viajó a buenos Aires para intervenir en las reuniones de la Comisión Permanente del Episcopado. Lo acompañó su sobrina Ofelia Ferrari Tavella, quien había notada la creciente falta de salud de su tío. Monseñor Tavella recurrió en la Capital Federal a un dietólogo, quien le pidió un análisis de sangre. Y al concluir las reuniones del Episcopado se dirigió a Concordia porque su organismo le exigía un descanso. Retornó a Buenos Aires y supo que el dietólogo, tras conocer el resultado del análisis, aconsejaba una urgente transfusión de sangre. Comprendió la gravedad de su estado y decidió regresar a Salta. Llegó el 30 de abril y pasó directamente a la cama. No se levantaría más".

Fundador de la Primera Casa Universitaria Salteña

Desde el año 1939 el arzobispo deseaba una Universidad para Salta. La presentación de un proyecto de ley creando el Instituto de Enseñanza Superior de la Provincia, lo entusiasmó en tal medida, que escribió el editorial de El Pueblo del 6 de setiembre de 1939, en cuyo primer párrafo sostiene: "En el Honorable Senado de la Provincia de Salta se ha presentado un proyecto cuya trascendencia lo destaca ante la consideración pública en forma que debe prestársele el más incondicional apoyo".

"La falta de medios impidió que se concretara el mencionado Instituto, no obstante haberse convertido el proyecto en ley de la provincia. Pero monseñor Tavella no se desanimó. Y a mediados de la década siguiente logró que se empezara a preparar profesores y alumnos para cuando surgiera la Universidad. Empezó por solicitar al Consejo General de Educación de la Provincia que enseñara latín, a modo e prueba en los grados superiores. La solicitud fue aceptada y el experimento resultó exitoso. El paso siguiente fue la formación de profesores. A manera de ensayo e dictaron conferencias, las dos primeras a cargo del arzobispo y del padre Seage. La concurrencia colmó el amplio salón donde se efectuaron, en el propio Arzobispado. La mayoría de los asistentes fueron jóvenes bachilleres y alumnos de los últimos años de la enseñanza media. Convencido de que era posible el funcionamiento de una Casa de Estudios donde se enseñara humanidades, monseñor Tavella dictó el 3 de mayo de de 1948 el siguiente decreto:

"Arzobispado de Salta, 3 de mayo de 1948.

CONSIDERANDO:

Que la Iglesia cuenta entre sus más nobles benemerencias la de haber fomentado y organizado la enseñanza, aí primaria como media y superior, con tanta eficiencia que su iniciativa señala el nacimiento de los altos centros de estudios, principalmente en Europa, con la unidad de cultura que se derivó de ellos;

Que la misma Iglesia en el plan civilizador de España ejerció la misma influencia en América, en donde las más prestigiosas Universidades nacieron al calor de su magisterio, constituyendo no sólo el origen de la cultura popular y superior, sino también una irrenunciable orientación del pensamiento americano;

Que Salta, ciudad de rica tradición y gloriosa historia, ejerció en el país una señalada influencia directriz, debido principalmente a la formación filosófica y humanista de sus prohombres;

Que en la actualidad la reorganización de la enseñanza dispuesta por el Superior Gobierno de la Nación vuelve a restaurar el plan del humanismo católico e hispánico, ordenando a él la escuela primaria, secundaria y superior;

Que todavía no cuenta Salta con ningún centro especial para cumplir con los estudios formativos de las humanidades clásicas y de la filosofía, reclamando la juventud un instituto que le ofrezca la posibilidad de esa formación, sin necesidad de emigrar para hacerlo en otras ciudades;

Y que, finalmente, la Iglesia puede también cumplir hoy, con indiscutible derecho y experiencia, la función de fomentar y organizar estos centros de estudios,

DECRETAMOS:

1º Fundar definitivamente como organismo dependiente de nuestra Curia Eclesiástica el Instituto de Humanidades de Salta"

2º Fin principal del Instituto será el de proporcionar a la juventud salteña la formación intelectual dentro de la tradición clásica del humanismo cristiano y de la cultura hispánica.

3º Nómbrase desde ya Patrona del Instituto a la gloriosa doctora Santa Teresa de Jesús.

4º Encomiéndase a los señores presbítero D. Benjamín Núñez, Reverendo Padre Arsenio Seage y doctor Carlos A. Frías para que redacten un proyecto de organización y reglamentación del Instituto que elevarán a nuestra aprobación".

"El Instituto fue dirigido por el doctor Carlos A. Frías, desempeñándose como secretario-tesorero el padre Arsenio Seage. Las clases se iniciaron el 17 de mayo de 1948 con 117 alumnos, distribuidos en tres Escuelas: 1) Ciclo Básico de Humanidades; 2) Escuela de Humanidades Clásicas y 3) Escuela Superior de Religión. Las dos últimas Escuelas tuvieron planes de estudios dictados por las autoridades del Instituto, quienes también certificaron las materias aprobadas y títulos obtenidos por los alumnos que en ellas se inscribieron".

Fundador del Primer Bachillerato Humanista Argentino

"Desde la fundación del Instituto de Humanidades monseñor Tavella anhelaba la creación de un bachillerato humanista. Lo consiguió a comienzos de 1952. Tardó en llegar esta conquista por cuento era una novedad en la Argentina. La burocracia nacional no concebía la existencia de un bachillerato tradicional. Al cabo de cuatro años, la cerrada oposición fue superada por los fundamentos y la insistencia del arzobispo".

El Presidente de la Nación, General Juan Domingo Perón dictó el 22 de febrero de 1952 el decreto Nº 3663, el cual comienza como sigue:

VISTO la presentación formulada por S.S. Ilma. el señor arzobispo de Salta en nombre del Instituto de Humanidades, creado y sostenido por la Curia Eclesiástica de dicha provincia y reconocido por la Universidad Nacional de Tucumán, donde solicita el reconocimiento oficial de los títulos de bachiller que otorgue dicho Instituto y la ayuda económica del Estado para solventar los gastos que demande el funcionamiento de los cursos respectivos...".

"En el CONSIDERANDO se mencionan las características singulares de este bachillerato para la Argentina; la posibilidad de realizar una rica experiencia; la necesidad de reconocer los títulos que se expidan y de sostener el funcionamiento administrativo y docente; y, finalmente, la carencia de reparos, no obstante la falta de semejanza con el bachillerato corriente, por cuanto el título de bachiller no tiene carácter profesional sino sólo formativo".

En el DECRETO los dos primeros artículos expresan:

"Artículo 1º Reconócese a los títulos de bachiller que otorgue el Instituto de Humanidades de Salta a quienes egresen de sus cursos de bachillerato humanístico, igual fuerza que a los títulos de idéntica denominación expedidos por los institutos oficiales.

Artículo 2º Las sumas anuales en concepto de sueldos y otros gastos que demande el funcionamiento de lo dichos cursos de bachillerato humanístico, serán aportados por el Estado como subsidio con cargo al presupuesto del Ministerio de Educación de la Nación".

El artículo 3º establece que la Universidades contemplen la posibilidad de eximir del examen de ingreso a los egresados del Bachillerato Humanista.

En el artículo 4º se consignan las obligaciones que debe cumplir el Instituto, entre ellas "que el plan de estudios se cumpla en toda su extensión, tanto por los alumnos regulares como por los libres o por los procedentes de otros institutos que se reconozcan por el Instituto de Humanidad como incorporados".

Fundador de la Universidad Católica de Salta

"Ya consignamos que el funcionamiento en 1948 del Ciclo Básico de Humanidades de la Universidad Nacional de Tucumán, motivó que el Instituto creado por monseñor Tavella fuera la primera Casa Universitaria de Salta. Este ciclo duró sólo tres años pero poco tiempo después surgieron otros establecimientos estatales universitarios en Salta.

Faltaba, sin embargo, la posibilidad de que pudieran fundarse universidades no estatales. La legislación vigente hasta 1957 no lo permitía. La ley 14.557, sancionada el 30 de setiembre de 1958 tras un intenso debate entre los partidarios de la Universidad "libre2 y los de la "laica", modificó esta situación. El presidente Arturo Frondizi cumplió un rol decisivo a favor de la ley, enfrentando hasta a su hermano Risieri, quien era rector de la Universidad de Buenos Aires.

Monseñor Tavella inició gestiones de inmediato, tendiente a la fundación de una Universidad Católica en Salta. Tuvo un gran aliado en el doctor Robustiano Patrón Costas, el prestigioso político e industrial conservador, quien iba a ser proclamado candidato a presidente de la Nación el mismo día en que ocurrió la revolución del 4 de junio de 1943. El doctor Patrón Costas se había retirado de la actividad política desde que se frustró su candidatura presidencial y e 1958 ya había cumplido 80 años. Su hijo Eduardo, administrador del Ingenio San Martín del Tabacal, fue quien se encargó de concretar la voluntad de su padre.

(...)

Finalizados los cultos del Milagro de 1962, el arzobispo partió a Roma a efectos de participar en el Concilio Vaticano II.

El ingeniero Patrón Costas refiere que monseñor Tavella le comunicó desde Roma lo siguiente:

1) Que la Santa sede había aprobado el 27 de octubre de 1962 la fundación de la Universidad Católica de Salta, 2) Que el general de la Compañía de Jesús (Padre Arrupe) aceptaba, en principio, la dirección de la Casa de Estudios y 3) Que para obviar la escasez de jesuitas en la Argentina, vendrían de la provincia de Wisconsin de los Estados Unidos. 

Con 55 años de vida, 30 de sacerdocio y 13 de arzobispo, este insigne salesiano llevaba ya muchos servicios prestados a la Iglesia y a la República. El Aspirantado de Bernal y los Colegios de San Nicolás y de Santa Catalina bien lo sabían, a igual que la Arquidiócesis de Salta.

Sin embargo, su mayor aporte en el campo de la cultura lo realizó a través del Instituto que creara en 1948. Allí volcó su espíritu creador, su ciencia y su experiencia, su don de gentes, su vocación de maestro. Sus planes, siempre grandiosos, más de una vez parecieron utópicos pero el tiempo se encargaba de demostrar lo errado de la apreciación y la gran visión del proyectista.

La Nación reconoció los servicios prestados por el ilustre Prelado, al dictar el Presidente de la Nación el Decreto Nº 4.125/1963, declarando Día de Duelo Nacional el del entierro de sus restos.

Basta la obra efectuada por el Instituto que fundara para que la tierra de Güemes vea en él a uno de sus más auténticos servidores un genuino bienhechor.

Monseñor Tavella bregó incansablemente para que los hombres tomemos plena conciencia de nuestra condición humana, de la responsabilidad que tenemos por ser personas y de la necesidad que existe de que siempre obremos como hombres. Para alcanzar este objetivo fundó el Instituto de Humanidades, al cual dio un escudo. La divisa inserta en el escudo -elegida por él- traduce fielmente su ferviente anhelo.

Tal mensaje es el siguiente:

SCIANT SE HOMINES ESSE

-Sepan que son hombres-

Fuentes. Colmenares, Luis Oscar. "Monseñor Roberto José Tavella". Junta de Historia Eclesiástica Argentina. Ediciones Braga S.A. Buenos Aires 1994.

Colmenares, Luis Oscar. "El Arzobispo Tavella, fundador de la Primera Casa Universitaria de Salta". Homenaje del Instituto de Humanidades de Salta, en el 25º aniversario de su fundación y en el 10º aniversario del fallecimiento del ilustre Prelado. Salta. 1973.

 

 

Por Ernesto Bisceglia - www.portaldesalta.gov.ar/bisceglia.html

 

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