Arqueología de Florestas Tropicales
              La Historia  del museo que lleva el nombre de don Osvaldo, comenzó en el año 2001, gracias  al interés, esfuerzo y constancia de un grupo de vecinos de la localidad,  destacando la participación de las señoras María Arnedo y Ana Narváez. Toda  institución pública y por lo general del carácter que reviste la que ahora  expongo, tiene detrás de sus vitrinas una tradición cargada de datos, arrojos, senderos  y caminos entrecruzados; aunque necesariamente también debe contemplarse el trabajo  y soporte de personas que los supieron reunir, valorar y resguardar para fundamentar  y sostener su existencia. El caso que presento, no es la excepción. 
  Conocí a don Osvaldo  en el año 1974 a poco de ingresar a la Universidad y pude conversar e  interiorizarme sobre su fecunda labor académica a partir del año siguiente,  mientras trabajaba en solitario en el anexo de la sede del rectorado, reclinado  sobre un escritorio, revisando, catalogando y organizando los materiales  arqueológicos que tenía a resguardo; pero lamentablemente, quienes asumieron el  mando de la provincia, le permitieron hacerlo unos meses más y luego lo  apartaron de manera compulsiva. Con el retorno de la democracia, don Osvaldo y  su trayectoria fueron en cierta medida, reivindicados y reconocidos debidamente.
              De forma  paralela y aunque a principios de la década de los años 80, luego de recorrer  muchos lugares y sitios arqueológicos que se encuentran en otras regiones,  acompañado de amigos entusiastas, comenzamos a tratar de localizarlos en el contexto  del Valle de Cianca. Luego de muy poco tiempo fuimos ampliamente recompensados.  No solo registramos varios sitios y asentamientos, sino que, además, con la  ayuda del director del Museo de Antropología de Salta, Lic. Vito Márquez y el  importante apoyo del director de Arqueología del Museo de Ciencias Naturales de  la ciudad de La Plata, Dr. Alberto Rex González, pudimos clasificar los objetos  y el material oportunamente recogido en aquellas recorridas. La noticia fue  arrolladora: registramos por primera vez para el Valle de Cianca y para nuestra  provincia, la cerámica arqueológica de mayor antigüedad del territorio de la  República Argentina con unos 2.600 años; es decir, sus restos datan del siglo  VI antes de Cristo.
              En el año 1983  comenzamos a excavar de manera controlada en “Ojo de Agua”, al año siguiente,  el sitio “Puesto Viejo de finca San Pablo”, después finca Buenaventura, El  Cuerito, Yaquiasmé, San Luis, Unchimé, La Trampa, La Punilla, El Ceibal, finca  El Bajo; además de varios sitios sobre las márgenes del río Saladillo. Otros  sitios registrados y trabajados fueron: Los Toldos, El Sauce, Arroyo de Matos,  Arroyo de Pintos, varios puntos en los alrededores de la localidad de Cobos y  Betania; El Totoral, Pacheco, La Obra, El Recreo, San Roque, La Viña, El Cajón,  Puente Negro, Los Nogales, Las Mesitas, El Estanque, Lachiguana, San Antonio,  Cruz Quemada, y hasta la costa norte del río Juramento entre los parajes en que  está evidente la presencia de asentamientos humanos. Durante los años que  siguieron, me ocuparon muchos viajes de campaña a distintos lugares, sitios,  yacimientos y ciudades arqueológicas de nuestro Noroeste formando parte de los  equipos de prospección, relevamiento y excavación de los profesionales antes  mencionados y en campañas organizadas por los doctores Alicia Fernández Distel,  Elizabeth De’Marrais, Rodolfo Raffino, Daniel Olivera, Lautaro Nuñez Atencio, y  los profesores Víctor Nuñez Regueiro y Marta Tartussi, entre otros. Los  resultados fueron presentados a manera de Informe o de trabajos publicados en  revistas especializadas y también elevados a participación en congresos  nacionales e internacionales y a una convocatoria internacional de proyectos de  investigación durante el V Centenario del Descubrimiento de América. De los  diez premios dinerarios que otorgarían en el continente -había dos para la  República Argentina-, el presentado, fue uno de los reconocidos y felicitados  por el entonces Ministerio de Educación de la Nación; planteando el desarrollo  de una amplia investigación de las Culturas San Francisco-Vaquerías. A pesar de  haber sido uno de los ganadores, nunca percibimos el premio.
              Desde  entonces, la totalidad del material de estudio y las piezas recuperadas fueron  integrando la llamada “Colección Cianca”, que permaneció bajo mi custodia y en  el domicilio de un querido amigo de la ciudad de General Güemes, a la espera de  que alguna autoridad del departamento tuviera la buena disposición de trabajo y  gestión que nos permitiera montar adecuadamente una Muestra estable. Luego de  algo más de treinta años de aguardar ese momento, se presentó la oportunidad de  hacerlo en Campo Santo. En primer lugar y mediante la correspondiente acta ante  la Dirección de Patrimonio de la Provincia, hice el “traspaso de custodia” al  municipio y dediqué un año más a trabajar, tanto en la parte técnica  específica, como en el aspecto Museológico; es decir, el diseño del mobiliario,  la planificación y diseño de la muestra, el contenido de los guiones  museológico y museográfico, y el montaje de la “Muestra Regional de Arqueología  Dr. Alberto Rex González”, que comprende y exhibe un espacio de casi doce mil  años de la Prehistoria del Hombre en el Noroeste Argentino; donde lógicamente  se incluyó al Valle de Cianca. 
              Todo el rico  contexto arqueológico fue repartido en cuatro Salas, y tanto la muestra como la  Sala Nº1 llevan el nombre del gran Rex (Dr. Rex González) y contiene restos y  artefactos, los de mayor antigüedad fabricados por el hombre que fueron  recolectados en sitios de los valles altos y de la Puna; aproximadamente unos  12.000 años antes de Cristo e integran la llamada “Etapa Precerámica”. En la  Sala Nº2, con el nombre del Profesor Antonio Serrano, pionero en el estudio de  la Cultura San Francisco, -que junto a Vaquerías forman el Conjunto Alfarero  primigenio-, se exhiben algunos objetos que datan del año 500 antes de Nuestra  Era, en lo que se denomina “Período Temprano”. La Sala Nº3, corresponde a la  denominada “Profesor Víctor Nuñez Regueiro” y es donde se exponen algunos  materiales procedentes del Valle Calchaquí. Estas piezas poseen una antigüedad  de alrededor 1.200 años y corresponden al “Período de Desarrollos Regionales”.  Por último, la Sala Nº4 ha sido designada “Dra. Myriam Tarragó de Font”, en la  que han sido expuestos parte de los materiales recuperados del enterratorio  descubierto en Betania; que contempla una “conjunción de corrientes  culturales”. Tiene una antigüedad de entre 250 a 300 años. Originalmente, en el  año 2001, luego de recolectarse los materiales descubiertos el Municipio mantuvo  desde entonces, una pequeña muestra abierta al público, y en enero de 2016 se  inauguró una nueva muestra arqueológica en una nueva sede. Al mismo tiempo, el  nuevo Museo formaba la punta de lanza de una planificación perfectamente  estructurada, para que a partir de ese momento y con vistas al futuro,  funcionase como un establecimiento de referencia en el Departamento de General  Güemes, y difundiese los conocimientos adquiridos en los establecimientos  educacionales y público en general, principalmente de los distintos aspectos  del Patrimonio Cultural de sus pobladores.
              Agrego que, a  poco de inaugurarse la nueva sede el Museo cuenta con un “Consejo Científico  Asesor” (integrado por profesionales de las dos universidades de nuestra  provincia y de la provincia de Jujuy), y con el “Departamento de  Investigaciones Históricas”. Además, oportunamente tanto la Institución como la  planificación que acompañaba fue reconocida por un Miembro del “Consejo  Internacional de Museos”. A partir de entonces, existe el “Programa Sustentable  de Cultura y Turismo del Valle de Cianca”, que enumera más de treinta proyectos  destinados a registrar, recuperar y preservar todo el Patrimonio Cultural que  comprende; el que oportunamente fue avalado por los intendentes de los tres municipios.
              Muchas personas  trabajaron en silencio tratando de hacerlo realidad y de prestigiarlo.
               
              Gustavo  Flores Montalbetti