Es el salar más grande del departamento Los Andes y de la Puna Argentina con 1.500 kilómetros cuadrados de superficie. Aquí se realiza explotación minera metalífera y no metalífera. Es una zona rica en sal, hierro, mármol, onix y cobre. Se ubica entre las localidades de Tolar Grande(al este) y Caipe (al oeste).
El nombre del salar salteño, que es el más grande de la Puna argentina y el tercero de los Andes, luego del de Uyuni en Bolivia y el de Atacama en Chile, figura tanto en Cornejo como en Solá con el significado atacameño de “dormidero del buitre”. En el MAJ figura como palabra quechua proveniente de “ari-saru” que equivaldría a “huellas hirientes”.
Salar de Arizaro
Cualquiera que haya atravesado el salar fuera del camino sabe de las asperezas de la sal fósil que forman aristas filosas y punzantes que lastiman y destrozan pie y calzado. La epopeya del transporte de ganado a pie a Chile tenía como uno de los pasos al Salar de Arizaro y cientos de osamentas momificadas todavía lo atestiguan.
Salar de Arizaro - osamenta momificada
Dueños de una larga historia geológica y portadores de valiosos tesoros minerales, los salares se formaron entre 10 millones y 5 millones de años atrás, un tiempo que geológicamente se denomina Mioceno superior.
Teorías sobre la procedencia de los salares, abundan. Entre ellas sobresale la que afirma que son restos de aguas de mar resecas. Sin embargo, estudios realizados permitieron comprobar que todo ocurrió durante el nacimiento y evolución de la Cordillera de los Andes. Se trata de montañas arrugadas de sal que representan las ruinas de un vasto mundo de lagos salados hoy desaparecidos.
Un dato muy importante es que las sales son de origen puramente volcánico y nada tienen que ver con el mar. Ocurre que los salares de la Puna, que en otros tiempos tuvieron tamaños varias veces mayores a los actuales, son el producto de la evaporación de aguas saladas continentales de origen volcánico. Los expertos aseguran que el agua subterránea de los salares es una salmuera mucho más concentrada que el agua del mar, además de llevar toda clase de elementos químicos como litio, potasio, magnesio y boro, entre otros, que actualmente se extraen con modernas técnicas de destilación y cristalización fraccionada.