Por José de Guardia de Ponté

Lo primero que podemos decir es que al comenzar el siglo XVIII y asumir la dinastía de los Borbones en España, se reformaron las banderas y comenzaron a usarse el azul-celeste y el blanco de la Casa Real.
Si acaso, los más detallistas distinguen entre matices y a lo que nosotros llamamos simplemente celeste en España le llaman azul claro o azul celeste. Evidentemente, celeste, más que el nombre de un color, es el adjetivo que califica todo aquello perteneciente o relativo al cielo. Según el Diccionario, celeste y azul son sinónimos.
Los colores azul-celeste y blanco nacen de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III, que la estableció en 1771 con la finalidad de condecorar a aquellas personas que se hubiesen destacado especialmente por sus buenas acciones en beneficio de España y la Corona.

Al parecer, el origen de la Orden está relacionado con una cuestión religiosa. Carlos III era muy devoto de la Virgen María en su advocación de Inmaculada Concepción y creó la Orden como gesto de agradecimiento a la Virgen, porque su hijo (entonces príncipe de Asturias y futuro rey Carlos IV) llevaba cinco años de matrimonio sin hijos, y Carlos III rogaba a la Virgen por un heredero que continuase la dinastía.

En la pintura de Murillo, que se puede apreciar, los colores azul y blanco eran los colores de la Virgen, que posteriormente se convirtieron en los colores del hábito de la Orden que creó Carlos III y que él mismo utilizaba, así como otros monarcas.

Un poco más tarde se creó la Banda de Caballero (que es casi exacta a la banda presidencial argentina) y la Gran Cruz de la Orden que lleva a su alrededor una cinta con nuestros colores.

Luego confirmamos que al fundarse en 1794 el Consulado, quiso Belgrano que su patrona fuese la Inmaculada Concepción y que, por esta causa, la bandera de dicha institución constara de los colores azul-celeste y blanco.
En 1807 Manuel Belgrano se une al “partido” carlotista, junto a Domingo María Cristóbal French, Saturnino Rodríguez Peña, Antonio Beruti, Hipólito Vieytes y Juan José Castelli, entre otros, que aspiran al establecimiento de un gobierno nacional, monarquía constitucional como sistema de gobierno, y que procuraba coronar como Reina del Río de la Plata a la princesa Carlota Joaquina de Borbón. Ahora bien los partidarios de Carlos de Borbón utilizaban los colores celeste y blanco para diferenciarse. Por esta razón los revolucionarios de esta patriótica movida también los usaron.
Luego de dos años, un 18 de julio de 1812 Manuel Belgrano comunica al gobierno central: "En seguida se circuló la orden, llegó á mis manos; la batería se iba á guarnecer, no había bandera, y juzgué que sería la blanca y celeste la que nos distinguiría como la escarapela, y esto, con mi deseo de que estas provincias se cuenten como una de las naciones del globo, me estimuló á ponerla." Nótese que Belgrano escribiera blanca y celeste y no celeste y blanca, es considerado por algunos autores para afirmar que esa bandera tenía dos franjas horizontales, una blanca arriba y otra celeste abajo; y por otros como blanca, celeste y blanca.
Más está decir que el 3 de marzo de 1812 el Triunvirato prohibió al general Belgrano utilizar la bandera de su creación.
Será luego un 25 de mayo de 1812 en celebración del segundo aniversario de la Revolución de Mayo, que Belgrano, en el Te Deum celebrado en la iglesia matriz, le pide al canónigo Juan Ignacio Gorriti bendiga la famosa bandera. Luego la hace jurar a sus soldados. Un mes después el Triunvirato reprende a Belgrano y reafirma su orden de guardar la bandera a lo que el creador se excusa y la vuelve a nombrar en su carta de disculpas como blanca y celeste.

Caído el Triunvirato, la Asamblea del Año XIII permite que Belgrano use la bandera, no como símbolo nacional sino como estandarte del Ejército del Norte. El día 13 de febrero de 1813, después de cruzar el río Pasaje el Ejército del Norte prestó juramento de obediencia a la soberanía de la Asamblea del Año XIII, pero no a la bandera como erróneamente se dijo. Pero cabe aclarar que astutamente Belgrano para dicho juramento colocó su espada en cruz con la asta y bandera y todas las tropas en desfilada, la fueron besando de uno en uno. Este hecho narrado por el Cnel. Lugones habla de una bandera Blanca y Celeste.
Tanto en la expedición al Perú como en la Bandera de los Andes todos los informes e iconografías coinciden en la distribución de los colores con una bandera blanca arriba y celeste abajo. También y como da cuenta la Bandera conocida como de Macha, también flameaba en los campos de batalla siendo blanca con una franja celeste en medio.
El 25 de febrero de 1818, durante el gobierno del Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón, se dicta un decreto oficializando una bandera azul y blanca y se le incorpora un sol incaico en la franja blanca central con 32 rayos. 16 flamígeros y 16 rectos.
Ahora bien, teóricamente en los documentos, Belgrano habla de celeste y no azul. Pero la realidad es otra, una investigación llevada a cabo por científicos argentinos y brasileños y publicada en la revista Chemistry Select, logró poner punto final a la cuestión. El color de la bandera argentina más antigua -cuya procedencia está asegurada- "era azul de ultramar", afirman investigadores del Centro de Química Inorgánica del CONICET, quienes trabajaron en colaboración con investigadores de la Universidad Federal de Juiz de Fora en Brasil.
O sea, o bien Begrano no entendía bien cual era color celeste o tenía un problema en la vista.
Más adelante Juan Manuel de Rosas Rosas, para evitar que al desteñirse por el sol, se confundiera con la del enemigo, la oscureció más todavía, llevándola a un azul-turquí. Pensó que el color argentino era el azul, porque así lo estableció el decreto de la bandera nacional y de guerra del 25 de febrero 1818, y también porque el celeste siempre fue el color preferido de unitarios, liberales y masones. Esta bandera muy azul flameó en la campaña al desierto (1833 – 1834) en la Vuelta de Obligado y en El Quebracho en 1845, y la misma que fue saludada en desagravio por el imperio inglés con 21 cañonazos.
El 23 de marzo de 1846 Rosas escribió "...Sus colores son blanco y azul oscuro con un sol colorado en el centro y en los extremos el gorro punzo de la libertad. Esta es la bandera Nacional por la ley vigente. El color celeste ha sido arbitrariamente y sin ninguna fuerza de Ley Nacional, introducido por las maldades de los unitarios. Se le ha agregado el letrero de ¡Viva la Federación! ¡Vivan los Federales Mueran los Unitarios!". Rosas, quiso que las provincias usaran la misma bandera y evitaran el celeste, y con ese propósito le escribió a todos los gobernadores ordenando su uso.
Derrotado Rosas en Caseros, Sarmiento adopta el celeste unitario en vez del azul de la bandera nacional. En su “Discurso a la Bandera” al inaugurar el monumento a Belgrano el 24 de septiembre de 1873 señaló a la enseña de la Confederación como un invento de bárbaros, tiranos y traidores.
Bartolomé Mitre, ya presidente, impone el “celeste” basándose en la bandera de lo Andes creada por San Martín.
En 1908, ante la confusión existente y a pedido de la Comisión del Centenario, se estableció el color azul de la ley 1818 para la confección de banderas. Sin embargo, se siguió empleándose el celeste y blanco.
En la actualidad, aunque la Constitución no especifica las tonalidades de la bandera, el Instituto Argentino de Normalización y Certificación (IRAM) estableció entre 2002 y 2004 las características de las banderas argentinas, incluyendo sus colores. Los colores oficiales son el cerúleo (azul celeste) para las franjas superior e inferior, blanco para la franja central, el amarillo dorado para el sol, y castaño para los detalles oscuros del sol.

En definitiva, la Bandera Argentina no es ni celeste, ni azul. Es Azul Celeste (cerúleo) – RGB 117-170-219. (Bandera que expongo a continuación).
Por supuesto y como es dado entender esta discusión no termina más.
Este artículo se compone con apoertes del Dr. Luis Caro Figueroa