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Historias de la Historia de Salta

EL CHACO GUALAMBA

Por GUSTAVO FLORES MONTALBETTI

La palabra Chaco existía desde antiguo en dos lenguas andinas: el Quechua y el Aymara, ambas habladas por culturas evolucionadas de la Suramérica precolombina. Esta última aludía a cierto tipo de arcilla –“tierra de Chac´co”-, de mucho reclamo en el mercado de la alfarería y a la que se atribuían propiedades curativas. La aceptación más atinada es la del Quechua y que hizo conocer en castellano Garcilaso de la Vega, que significa “cacería”. Aunque es preciso una aclaración que él mismo explica, pues la caza incásica al estilo “chaco” no era la misma que practicaban espontáneamente otros grupos; sino que en este caso funcionaba como un sistema institucionalizado y prolijamente reglamentado que mantenía el equilibrio biológico en beneficio del hombre. Estas jornadas dirigidas por un jerarca imperial requerían la presencia de un número elevado de personas, y de allí que la interpretación de dos renombrados quechuistas coloniales: don Pedro Cieza de León y don Pedro Lozano, cada “chaco” equivalía a una “junta de pueblos o naciones”.
Pero en realidad correspondería otro ajuste a la fonética de la palabra. Según los padres Jesuitas Pedro Lozano y Joseph Jolis, entre otros, la pronunciación original era “chacu” la cual había sido deformada en “chaco” por los españoles. En realidad era una “u” de pronunciación gutural. Finalmente con el término comenzó a hacerse referencia a los distintos ámbitos de la enorme planicie que abarca una dilatada superficie de nuestro país.

GUALAMBA
El primer documento español en el que se menciona este término es un escrito del gobernador Juan Ramírez de Velasco informando al rey el envío de un capitán “que fuese a la provincia del chaco gualambo, donde tenía noticias de una grande suma de indios que confinan con los chiriguanaes de esa frontera”. Es la única vez que en sus informes lo mención así, porque en toda su correspondencia posterior alude sencillamente al “chaco”. Algunos años después, Francisco de Argañaraz solicita a la Audiencia de Charcas en su carácter de intendente gobernador de Jujuy, la autorización correspondiente para “conquista de los chacogualambas, tierra incógnita al otro lado de la cordillera de Jujuy”, quizás advirtiendo entonces que “chacogualamba” era el gentilicio de los pobladores y no el nombre de una tierra por descubrir.
Posteriormente siempre se estudió la voz “chacogualamba o chaco gualamba” como un topónimo o la denominación de un espacio geográfico y  no como gentilicio, cuando en realidad los grupos llamados “chacogualamba” poblaban las antiguas comarcas entre los ríos Pilcomayo y Bermejo y su nombre significaba “gente del Chaco”.

 

 

 

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