Eduardo VELARDE FIGUEROA ·
              
               uando la presidente del Instituto  Güemesiano de Salta, profesora Ercilia Navamuel, me tentó para esta difícil  misión de hablar ante ustedes, terminaba de trasladarme a vivir en la zona de  Valdivia. A partir de esos momentos me quedaba en la puerta de mi casa mirando  los alrededores e imaginándome como habría sido esa zona en 1814, mas  precisamente el 29 de marzo de 1814, que es cuando el general Martín Miguel de  Güemes obtiene su único triunfo en batalla campal, ya que todas sus victorias  fueron escaramuzas con la misma importancia que esta batalla.
uando la presidente del Instituto  Güemesiano de Salta, profesora Ercilia Navamuel, me tentó para esta difícil  misión de hablar ante ustedes, terminaba de trasladarme a vivir en la zona de  Valdivia. A partir de esos momentos me quedaba en la puerta de mi casa mirando  los alrededores e imaginándome como habría sido esa zona en 1814, mas  precisamente el 29 de marzo de 1814, que es cuando el general Martín Miguel de  Güemes obtiene su único triunfo en batalla campal, ya que todas sus victorias  fueron escaramuzas con la misma importancia que esta batalla.
                              En mis ratos de ocio recorrí la zona  caminando, la cual está en estos momentos llena de barrios, villas y terrenos  sembrados con distintas clases de sembradíos y pensaba: ¿en esa época fue un  descampado con churquis y otras plantas formando un bosque bajo y ralo?. ¿Dónde  estarían los puestos de vigilancia? Supongo que en cerro Bola, o en la punta  Norte de Los Cerrillos, pequeñas elevaciones dentro del Valle de Lerma que le  dan nombre a la zona aledaña, o en los cerros del límite Este del Valle, o en  punta de la cuesta de La   Pedrera. Los historiadores, yo no lo soy, lo determinarán.
                              El 6 de diciembre de 1813, en Buenos  Aires, el capitán Martín Miguel de Güemes eleva una nota al coronel José  Francisco de San Martín, jefe del Regimiento de Granaderos a Caballo, y  designado General en Jefe del Ejército del Norte en reemplazo del brigadier  general Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano, quién regresaba del  Alto Perú, hoy Bolivia, con un ejército desmoralizado e indisciplinado por las  derrotas de Vilcapugio y Ayohuma, en la cual solicita su incorporación al  Ejército del Norte. San Martín eleva al Director Supremo el pedido de Güemes el  mismo día 6 de diciembre de 1813.
              
                              El Director Supremo de las Provincias  Unidas del Río de la Plata,  don Gervasio Antonio Posadas, accede al pedido y Güemes se incorpora al tercer  escuadrón, llegando a Salta a mediados de febrero de 1814, razón por la que no  pudo estar presente en la famosa entrevista en la Posta de Yatasto entre dos  de los tres Padres de la   Patria.
                              Cuando se entrevista con San Martín, este  lo nombra Jefe de Avanzadas en la   Línea de Guachipas – Pasaje, luego de recorrer la zona, razón  por la cual comenzó a formar su ejército de milicias gauchas y divisiones de  línea, para lo cual contaba con oficiales de carrera y los jefes de las milicias  eran los hacendados de los diferentes lugares. En la zona de Guachipas y el  Valle de Lerma contó con guerreros como los Saravia (padre e hijo), los Burela,  los Torino, etc., en la zona de la   Frontera del Rosario estaban los Gorriti, los Puch, los Sierra,  etc., en los Valles Calchaquíes los de Lea y Plaza, Luis Borja Díaz, Bonifacio  Ruiz de Llanos, Pedro Álcantara Ferreyra, en Orán Manuel E. Arias, Vicente  Mendía, etc., en Jujuy estaban Álvarez Prado, los Lanfranco, los Zenarruza,  etc.
              
              Luis Burela (carbonilla de José de Guardia de Ponté) 
                              El 18 de marzo de 1814, en San Bernardo,  un grupo de las fuerzas de Güemes, al mando de José Gabino Sardina, sorprendió  a un destacamento realista al mando de Mariano Santibáñez, jujeño, tomando  prisionero al mismo Santibáñez, un cabo y ocho soldados. Enterado de esto, Güemes  se trasladó a su Cuartel General en finca La Cruz, establecimiento de Martínez de Tineo,  segundo marido de doña Magdalena de Goyechea y de la Corte, donde le informan que  la ciudad de Salta está tomada por las fuerzas realistas al mando del coronel  Saturnino Castro, natural de Salta.
                              El 27 de marzo de 1814, Güemes y sus  fuerzas bajan la Cuesta  de La Pedrera  y sostiene una guerrilla con una partida realista compuesta por un sargento y  doce soldados, tomando prisionero al sargento herido, y a un soldado. El resto  consiguió huir a Salta, donde comunicaron la noticia a sus superiores. Güemes  continúa su marcha hacia su Cuartel Volante ubicado en el Tuscal de Velarde,  finca perteneciente al coronel don Francisco de la Vega Velarde, tío de  quién luego sería su esposa, doña Margarita del Carmen Puch de la Vega Velarde, hija  del coronel don Domingo Puch y de doña Dorotea de la Vega Velarde.
                              Güemes ordena a sus fuerzas ocultarse en  el monte a orillas del río Segundo o de la Silleta, actual río Ancho y manda a un grupo de  gauchos, a las órdenes del sargento Vicente Panana a hostigar a los realistas  para que salgan de su acantonamiento en la ciudad y Panana consigue su  cometido. Este río, según Bernardo Frías, está a dos leguas del sur de la  ciudad, era solo una seña de su paso de aguas, ya que a principios del siglo  XIX, rompiendo un cerro, cambió su curso, uniéndose al río Arias. Este cauce,  sigue diciendo Frías, se ofreció con preferencia a la atención de Güemes para  repetir la estratagema usada en Suipacha, puesto que sus riberas, hoy casi  borradas por los sedimentos y el progreso, durante casi dos siglos eran  visibles y pronunciadas y las dos bandas se cubrían de matorrales y monte alto.
                              A la mañana del 29 de marzo de 1814,  Castro salió de la ciudad a perseguir a Panana, Gil, “El Tigre”, y otros  “infames”, a decir de Güemes, de la clase de los nombrados, al mando de ochenta  hombres de lo mejor del Regimiento de Partidarios. Esto es lo que quería  Güemes, pero Castro, advertido por su experiencia como salteño de los peligros  de esa naturaleza de suelo, comenzó a recelar, parando la marcha en el campo de  Velarde. Al ver Güemes que Castro detenía sus hombres cambió de plan y dispuso  el ataque. Al grito de: “A la carga muchachos”, los gauchos se lanzaron sobre  la línea de sus enemigos.
                              Los realistas no pudieron resistir la  carga gaucha y volvieron grupas hacia la ciudad con su jefe en medio de ellos.  Gorriti lanzó su caballo sobre Castro, y lo tuvo a su alcance, pero Castro  escapó milagrosamente. Realistas y patriotas cruzaron el río Arias y entraron  combatiendo a la ciudad donde los primeros pudieron resguardarse. Este triunfo  no le costó a Güemes ni una baja, mientras que los realistas tuvieron cuarenta  y cinco prisioneros, más armas y caballos que quedaron en poder de los  salteños. A partir de esto, Castro se ganó el recelo de Ramírez, general  español, y demás oficiales peninsulares, siendo relegado a una segunda fila,  hasta correr la voz que había sido depuesto junto a los demás jefes americanos  de las fuerzas del Rey.
                              El 1º de abril, el general San Martín  informa al Directorio desde Tucumán, lo siguiente: “El plausible resultado del  ataque a la brusca emprendido por el valeroso don Martín Miguel de Güemes el 29  del próximo pasado a distancia de una legua de la ciudad de Salta con sus  paisanos”. En mérito a esta acción es que Güemes es ascendido al grado de  Teniente Coronel el 9 de mayo de 1814.
                              A causa de esta derrota, los realistas se  quedaron temerosos encerrados en la ciudad, quedando a la defensiva, hasta que  su jefe ordenara nuevas expediciones mas fuertes. Güemes, victorioso, dispuso  el sitio de la ciudad, controlando, además, los caminos de acceso, en especial  los de Jujuy, cortando las comunicaciones de Castro, en Salta, con Pezuela, en  Jujuy.
                              De día o de noche, los gauchos entraban  en la ciudad, tiro a tiro, de bala o de lazo, enfrentándose a los cuerpos más  respetables del ejército real. Las partidas gauchas estaban a las órdenes del  entonces teniente Luís Burela. El hambre comenzó a hacerse sentir entre las tropas  realistas, lo cual fue causa de enfermedades y también de deserciones. El  vecindario pudiente utilizaba sus acopios anuales para su sustento y a su mesa  se sentaban los oficiales realistas que estaban alojados en dichas casas. Por  ende, era la tropa la que más sufría, si tenemos en cuenta que en su mayoría  eran altoperuanos y venían acompañados de sus “mamitas”, sus compañeras, que  eran las que les preparaban las comidas a sus hombres. Debemos tener en cuenta  que en esa época el rancho no era conocido en el sistema administrativo militar  de los ejércitos realistas.
                              Días más tarde del Combate del Tuscal de  Velarde, a media mañana, por las Lomas de Medeiros apareció un numeroso grupo  de gauchos, a las órdenes del teniente Luís Burela. Castro salió a desalojarlos,  y la población de Salta subió las lomas para ver el “espectáculo”. Cuando la  caballería realista trepó las lomas sin dificultades, fue sorprendida por una  lluvia de boleadoras que enredó las patas de los caballos cayendo estos y sus  jinetes, por lo cual los gauchos aprovecharon para quedarse con sus armamentos,  monturas y animales, mientras que los realistas que pudieron se refugiaron en  la ciudad.
                              Esto fue el comienzo de la llamada  “Guerra Gaucha”, que hasta el día de hoy se estudia en los institutos  militares. Me atrevo a decir que fue el comienzo de la guerra de comandos, una  táctica que no se conocía en Europa y que hizo vencer a las tropas vencedoras  de Napoleón Bonaparte, considerado el gran estratega.
                              En conmemoración a los hechos del 28 y 29  de marzo de 1814, se crearon en la Agrupación   Tradicionalista Gauchos de Güemes dos fortines; el fortín  Tuscal de Velarde y el fortín 28 de Marzo, del paraje La Pedrera. El fortín  Tuscal de Velarde es el fortín más antiguo y más numeroso, cuyo presidente es Rosario  Marinaro. Mientras que el fortín 28 de Marzo es uno de los fortines más jóvenes  y su presidente es Julio Soria.
               
              FUENTES CONSULTADAS
               
              BIBLIOGRAFIA 
              COLMENARES, Luís Oscar: “Güemes. El Héroe Mártir”. Buenos Aires, 1998.
                CORNEJO, Atilio: “Historia  de Güemes”, Segunda Edición. Talleres Artes Gráficas S. A. Salta, 1971.
                FRÍAS, Bernardo: “Historia  de Güemes y de la provincia de Salta”. Tomo III. Editorial Depalma. Buenos  Aires, 1972.
                GÜEMES, Luis: “Güemes  Documentado”. Tomo 3. Editorial Plus Ultra. Buenos Aires, 1980.
                INSTITUTO GÜEMESIANO DE SALTA: Boletines varios.  Publicación Oficial del Gobierno de la Provincia de Salta, bajo la dirección y  coordinación general del historiador MPN Rodolfo Leandro Plaza Navamuel.
                SOLÁ, Guillermo: “El  Bastión de la Patria”.  Salta, 2005.
               
               
               
              
                
                  · Martillero público nacional (UNL).  Socio activo del Instituto  Güemesiano de Salta.