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Ricardo Alonso

La Independencia Argentina y un primer artículo científico

Ricardo N. Alonso (*)
(*) Doctor en Ciencias Geológicas. Profesor titular de la Universidad Nacional de Salta e Investigador Científico del CONICET. Avda. Bolivia 5150, 4400- Salta. E-mail: [email protected]

Resumen

La figura de Joseph Redhead (1767-1847), a pesar de su importancia histórica, no ha sido valorada en su real dimensión. Este médico, naturalista y científico llegó a nuestro país en 1806. Era escocés y como la mayoría de los intelectuales de aquellos tiempos era miembro de la masonería. Fue médico de Belgrano y muy cercano a la familia Güemes. Gracias a su visión de futuro histórico recopiló los papeles de la actuación militar del héroe salteño que le permitieron a Luis Güemes escribir su insoslayable “Güemes Documentado” (Ediciones Plus Ultra). Mantuvo correspondencia científica con el gran sabio alemán Alexander von Humboldt; fue corresponsal en Salta del cónsul inglés en Buenos Aires, Woodbine Parish; fue agente local de las compañías mineras británicas; fue amigo personal del gobernador y guerrero de la Independencia, el general Juan Antonio Álvarez de Arenales; fue contertulio de los salteños ilustres de su tiempo y además un afamado médico. El capitán Joseph Andrews lo menciona ampliamente en su libro “Viaje desde Buenos Aires a Potosí y Arica” (1826). En 1819 escribió en Salta una memoria que representa el primer trabajo científico experimental que se produjo en nuestro país y que por su naturaleza está a la altura de las mejores contribuciones mundiales de la ciencia para aquella época.

Vida y obra
Al parecer el único y verdadero científico de la vieja Salta fue el médico y naturalista inglés Joseph James Thomas Redhead (1767-1847), quién llegó a Buenos Aires en 1806 y más tarde se trasladó a nuestra provincia. Redhead nació en North Tumberland (Escocia) en 1767, y en los primeros años de su infancia, la familia Redhead se trasladó a Edimburgo ciudad en la que cursó sus estudios en el “Real Colegio de Edimburgo”. Continuó estudios superiores en la Universidad de dicha ciudad, en la que en 1789, se graduó de médico con la Tesis titulada “Disertatis físico médico inauguralis de adipe”. Antes de su arribo al país había realizado estudios en la célebre universidad alemana de Göttingen, donde fue compañero de Guillermo IV, y de quién llegaría a ser un sabio reconocido internacionalmente: el Barón Alexander von Humboldt. Fue Humboldt quién le habría dado a Redhead “un itinerario para explorar especialmente las hoy provincias del norte argentino”. Luego de su permanencia en Alemania, habría viajado por Italia y Rusia, además de haber estado preso en Francia durante la Revolución Francesa, en la Bastilla, de la cual  se escapó de ser guillotinado por ser extranjero. Este naturalista viajó extensamente; estudió la vegetación del norte argentino; y estuvo algún tiempo en Rosario de Lerma donde estudió el tifus y la malaria. En 1812 se trasladó a Tucumán donde fue médico de Belgrano a quién acompañó victorioso en la batalla de Salta en 1813, así como también en las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma. Fue el médico que asistió a Belgrano en su lecho de muerte. Regresó a Salta en 1821. Woodbine Parish, en su voluminoso y enciclopédico trabajo sobre “Buenos Aires y las Provincias del Río de la Plata”, publicado en Londres en 1852, cita reiteradamente a su “inteligente corresponsal”  Redhead, a quién le agradece por los informes valiosos con datos geológicos y barométricos que supo aportarle. Entre ellos figura información sobre el meteorito del Chaco. A propósito, la expedición de Rubín de Celis en búsqueda del hierro nativo del Chaco que algunos pensaban era la saliente de una veta de plata pura, contó con la presencia del salteño Francisco Gavino Arias (1732-1808). El tesorero real Güemes, padre del prócer, les proveyó de las herramientas necesarias, con lo cual nuestra provincia participó con hombres y bienes de aquella importante expedición como queda demostrado en los documentos. De acuerdo con Parish, Redhead le remitió un informe sobre sus ideas acerca del debatido origen de ese hierro del cual se discutía si era volcánico, cósmico o criado en la propia tierra. El científico anglo-salteño se inclina equivocadamente por la tercera posibilidad cuando dice “ni tampoco alcanzo porqué razón negaremos a la naturaleza el poder de reducir en su laboratorio un metal que tan fácilmente se separa de sus combinaciones por medio de los esfuerzos del hombre” (p. 389). Es importante conocer que en esta discusión tercia el propio Humboldt, quién es de la misma opinión que Redhead. Como dato curioso se dice que Redhead tenía un bastón cuyo puño estaba hecho del hierro meteorítico y como tal en largos años no se había alterado. También menciona Parish la idea que tenía Redhead sobre una antigua costa marina en Santiago del Estero. Parish usó los datos barométricos de Redhead para los cálculos de alturas de las ciudades y montañas del norte argentino y sur de Bolivia. Entre ellos calcula la altura de la ciudad de Salta en 3.973 pies, además de varios puntos de la Quebrada de Humahuaca, La Quiaca, Tupiza, Potosí y la montaña de Chorolque, esta última en 16.530 pies. Se convierte así en el primer andinista científico en tomar alturas de cumbres en esta región del cono sur y estudiar su geología tal como lo menciona el inglés Juan H. Scrivener en sus memorias. Es interesante destacar la publicación de su librito publicado en 1819 y titulado “Memoria sobre la dilatación del aire atmosférico” (Imprenta de la Independencia, 16 pág., 8°). Es importante mencionar esta memoria, más que por su valor intrínseco, por el tema elegido que la diferencia tan diametralmente de los libros publicados en esa época y por los datos concretos que el autor proporciona acerca de su realización experimental. También se sabe de unos apuntes en inglés, titulados “Algunas observaciones generales acerca de la influencia del sol y de la atmósfera sobre los animales y los vegetales”, que formaban parte de la biblioteca de Luis Güemes. Redhead fue corresponsal del sabio Alexander von Humboldt, el hombre más famoso de su tiempo. Redhead regresó a Salta en 1821 después de la muerte de Güemes.  Importantes viajeros lo mencionan en sus memorias como hombre importante de visitar y de consulta por los largos años que llevaba en Salta. El viajero inglés Edmund Temple lo visitó en 1826 y lo menciona como un caballero inglés que lo ilustró sobre las bondades del clima de Salta en contraposición al de Tucumán. Por este motivo J.B. Alberdi lo menciona en sus memorias. Otro viajero que pasó en la misma época de Temple, en este caso el capitán inglés Joseph Andrews, habla largamente en su libro de Redhead  y de todas las diligencias a las que lo acompañó mayormente para establecer negocios mineros. También el viajero minero inglés John Scrivener, se refiere a Redhead con palabras elocuentes y agradece que lo curara de una enfermedad al llegar a Salta en 1826. Redhead murió octogenario en nuestra ciudad, en la pobreza pero rodeado de gran respeto. Fue Redhead quién coleccionó los primeros papeles para la historia de Güemes por un encargo que le hiciera Manuel Puch. Su valiosa biblioteca fue heredada por Luciano Tejada, el esposo de Macacha Güemes. El eminente historiador Arnold Toynbee, en su visita a Salta en 1966, formuló conceptos de recordación para el insigne médico que sirvió a la causa de la emancipación de América del Sur. La vida y obra de Redhead constituye la primera página científica concreta para la historia de Salta y en especial del primer naturalista y andinista científico (Alonso y Sorich, 2001).

Scrivener y su comentario sobre Redhead

Quién hace un perfil que nos permite acercarnos a la interesante personalidad de Redhead es el viajero Juan Scrivener. Scrivener acompañó a Sir Edmund Temple a Potosí y a su regreso permaneció cuatro años en Salta y actuó como ayudante médico de Redhead. En las memorias dejadas a su hija (nieta de Aarón Castellanos), y que fueron traducidas del inglés por Lola Tosi de Dieguez (Buenos Aires, 1937), Scrivener se refiere a Redhead en varios párrafos, especialmente en las páginas 139 a 141. Luego de relatar una anécdota que casi se ahoga mientras se bañaba en el río Arias dice Scrivener y cito: “Me encontré con el talentoso doctor Redhead en Salta, hombre muy estimado y respetado por sus habitantes, que había residido muchos años en aquella ciudad . Me honró con su amistad tanto más valiosa para mí por ser la de un conciudadano y colega . Era un hombre muy habilidoso y se distinguía tanto en medicina como en matemáticas . Era también un buen botánico y miembro correspondiente de varias sociedades de Europa . Son testimonios de su gran talento, energía y conocimientos, los varios tratados sobre temas de medicina , sobre la propiedad de las plantas originarias del país , sumado a un nuevo sistema de calcular las tablas barométricas , que tuvo el honor de ser aprobado por el Baron Humboldt , además de un informe de la altura de los picos principales de los Andes y una biografía del célebre general Belgrano” .

Continúa Scrivener su descripción diciendo que: “El doctor Redhead fue educado en un colegio de Edimburgo bajo la tutela del celebrado Cullen, el escritor de medicina más celebrado de sus días, que obtuvo el diploma de doctor en la Universidad de aquella ciudad . Siguió sus estudios luego en la Universidad de Göttingen y fue compañero de estudios de Guillermo IV. En aquel entonces, me refiero a 1785, me informó de que un diploma de doctor en medicina en Edimburgo era considerado en Göttingen como un diploma de Bachiller y que se requerían mayores estudios para doctorarse. Al dejar la Universidad de Göttingen viajó por Italia y parte de Rusia llegando por fin a París. Coincidió su estada con el peor periodo de la revolución y después de unos pocos días de residencia en aquella ciudad, fue encarcelado conjuntamente con muchos de sus conciudadanos y encerrado en la Bastilla, donde quedó confinado durante catorce meses”.

Luego realiza Scrivener un comentario acerca de los terribles acontecimientos que le tocó vivir a Redhead cuando fue liberado y encontró una Francia ensangrentada donde la guillotina trabajaba a todas horas. Y sigue su relato Scrivener: “El doctor Redhead partió de Europa para Sud América en 1809 en el séquito de su excelencia el Virrey Cisneros, al que acompañó por las varias provincias de su jurisdicción desde Buenos Aires hasta el desaguadero de Perú . En este recorrido pasaron por la ciudad de Salta y disfrutó mucho de la belleza del país, la suavidad y el carácter de los habitantes . Una vez en el Alto Perú estudió la geología del lugar y midió los altos de Potosí, Illimani, y otras montañas que forman la gran cadena de la Cordillera . Después de una agradable residencia de varios meses en aquellas regiones, empleada provechosamente con fines científicos, en las que obtuvo muchos datos de valor, desconocidos entonces al mundo estudioso , volvió a la ciudad de Salta donde se estableció en su calidad de médico haciéndola su país adoptivo . Aquí pasó media centuria de su vida noblemente empleada en actos humanitarios y en temas científicos. Su nombre es siempre mencionado por los salteños con el respeto que le es “debido al profeta si bien no en su propia tierra” . Murió en Salta en 1849 a los 80 años de edad, muy amado y ensalzado por todos sus habitantes . Fue enterrado en una bóveda en su propio jardín, que había construido unos pocos años antes de morir .

Redhead y la ciencia

Redhead estaba interesado en la ciencia. Se había ocupado de estudios botánicos, médicos y geográficos. Una de sus preocupaciones, incitado por Humboldt según se dice, era conocer la altura de valles y montañas de los Andes Centrales. El camino de postas al Potosí era un buen recurso para medir las alturas. Fue así como recorrió y midió alturas en los Andes del norte argentino y sur de Bolivia. Aplicó un método científico para hacer los cálculos y finalmente reunió la información en un folleto publicado por la Imprenta de la Independencia (Buenos Aires, 1819). Dicho artículo se titula “Memoria sobre la dilatación progresiva del aire atmosférico” . Un ejemplar se conserva en la Biblioteca Mitre . Gracias a las gestiones del Sr. John Hunter, del Consejo de la Comunidad Argentino-Británica, se pudo acceder a una copia del original. Se trata de un folleto de 16 páginas, con encuadernación de época, portando un sello de ex libris del coronel José Arenales , en muy buen estado de conservación. Redhead dedicó su obra al “Excelentísimo Señor General Don Manuel Belgrano” y lo firma en Salta a los 6 días del mes de marzo de 1819. Se dirige a Belgrano como “Muy Señor Mío” y le cuenta que el tema de ciencia que decidió abordar en América ya había sido intentado por otros científicos en Europa y que habían desistido por las dificultades que encontraron. Con humildad sostiene que no sabe si lo ha logrado. Igualmente se lo dedica en homenaje a la amistad con que lo ha honrado por largos años. En la página 2 y bajo el título Aviso, se refiere a varios asuntos interesantes en torno a su “Memoria”. La primera es que perdió el manuscrito en manos del General Tristán quién se lo incautó junto a todos sus bienes. Por esta razón, entre otras, tuvo que elegir un bando, el de Belgrano, los americanos y la independencia, a pesar de que su profesión médica y su extranjerismo se lo prohibían, más éticamente que de hecho. También menciona que una feliz casualidad (no sabemos cuál fue) le permitió recuperar el manuscrito, que completó el mismo y a las apuradas para su impresión; y que se lamenta de los errores que pudiesen haber por no escribir en su idioma, sino en español, que le era ajeno para expresarse como hubiera deseado. La memoria comienza en la página 3, donde habla de la historia física del aire y el antiguo concepto aristotélico de vacío de acuerdo con las ideas innovadoras de Galileo y de Torricelli con el afamado “Tubo de Torricelli”. Luego de breves consideraciones filosóficas pone el acento en el aire como un fluido de la atmósfera con peso desigual, de acuerdo a la altura desde el nivel del mar hasta las capas más altas. Para luego ir al ejemplo directo de Potosí y dar una explicación científica de la enfermedad del soroche descartando que los viajeros se enfermen por las emanaciones o gases de las minas como pensaban los nativos de la Villa Imperial. Para reafirmar la causa apunta que otras montañas de similares alturas tienen el mismo fenómeno aún cuando carecen de “betas” (sic) metálicas. Dice que la rarefacción del aire es tal que 100 partes de aire tomadas a nivel del mar ocupan en Potosí 170 partes. Acerca de los estudios previos comienza mencionando a Cassini y Maraldi en 1703 y sus aportes a las mediciones de altura en base a los resultados de la columna de mercurio. Señala las incertidumbres de estos autores al haber solo podido medir lo que ocurre “a media legua de altura”, estos es unos 2500 m,  y que es lo que podía pasar más arriba, donde el aire se hacía más tenue. Luego cita a Black de Edimburgo y los trabajos de Lavoisier con los cuales se pudo saber que tanto el agua como el aire, en su calidad de “fluidos elásticos”, estaban formados por distintos elementos de los cuales se conocía sus cantidades y composiciones. Dice que la idea que lo inspiró fue la lectura del tratado de física de Brisson quién había reunido la información de Cassini, Maraldi y De Chazelles que le sirvió de base para él aplicar a los datos allí obtenidos el “método de los logaritmos”. Redhead obtuvo valores muy diferentes a los que se daban por admitidos. Pero no podía demostrarlo y esperaba que alguien pudiese hacerlo. Por ello la posibilidad que tuvo de viajar a América del Sur fue excelente para sus trabajos científicos. Cuenta que en 1806 acompañó desde Buenos Aires a Potosí a don Francisco Muñoz y San Clemente que había sido promovido a la presidencia de Cuzco por el rey de España. Comenta los pormenores del viaje, el apuro que llevaban, la imposibilidad de hacer las observaciones, el instrumental con que se había provisto, entre otros asuntos. Se dio cuenta que hasta Jujuy, no habían superado un cuarto de legua en altura y que recién desde allí comenzaban las medidas interesantes. Llegó finalmente a Potosí y se dedicó a tomar la altura del Cerro Rico y de la Villa Imperial a su pie. Esto le dio 16 y 17 pulgadas en la altura del barómetro correspondientes a 269,70 y 256,21 toesas . El nivel del mar es de 28 pulgadas. Calculó la altura del cerro en 2522,5 toesas o 5885 varas (aprox. 4917 m). Potosí le va a servir como parámetro en las medidas posteriores. La altura del cerro Rico según los datos actuales es de 4782 metros. La oportunidad para medir el resto de las alturas entre Potosí y San Miguel de Tucumán se le dio en 1807 cuando regresó. Para ello cuenta que tomó tubos de vidrio, colocó unas gotas de azogue (mercurio), los selló herméticamente e inició el retorno. Fue tomando medidas en sus tubos de vidrio y así pudo confeccionar una tabla que le permitía calcular cualquier altura recurriendo a ese método. Refiere que sus mediciones coinciden con las de Humboldt en Ecuador quién midió la altura del volcán Chimborazo (6268 m), hasta entonces la montaña más alta del mundo que haya pisado el hombre. Tomando en cuenta lo observado supone que si se pudiera seguir midiendo seguiría bajando la altura del barómetro. Y allí plantea una disquisición filosófica cuando dice que la naturaleza tiene sus leyes y que no se puede especular si no se puede seguir midiendo. Sostiene que una cosa es la imaginación sobre la progresiva rarefacción del aire a partir del dato del Chimborazo y otra la que se puede obtener de la bomba neumática (“No se consigue en el orden de la naturaleza lo que se consigue en el recipiente de una bomba pneumática”). Luego discurre sobre las discusiones que se dieron entre Pictet (seguidor de De Saussure) y Napoleón Bonaparte acerca de la disminución de temperatura con la altura y una vez más dice que Bonaparte acertó por haber seguido las leyes de la naturaleza y no las fórmulas que propuso el filósofo de Ginebra. En base a observaciones propias a los 20 grados de latitud, Redhead calculó que desde el nivel del mar hacia arriba la temperatura iría bajando desde 1,5° a 100 toesas (aproximadamente 200 m de altura), hasta llegar a 0,06° a una altura de una legua. Piensa que la gravedad actúa sobre la atmósfera como con el mar y que ambas son sometidas a movimientos periódicos que se lograrán resolver cuando avance la ciencia de la meteorología. Sostiene que mar y atmósfera están gobernados por “leyes inmutables”. Las últimas consideraciones del texto (p. 12), están referidas al espesor de la atmósfera que él considera de unas “tres leguas y cuarto”, a diferencia de otros autores como Mariotte, que la calculó en 25 leguas, o De Hire en 16. Lamentablemente no aclara a que legua se refiere . Tomando en cuenta que se escribió en Argentina podría ser el valor de 5196 m lo que daría una altura de 16.887 m.  La legua española variaba entre 5572 y 5914 metros, o sea una altura entre 18.109 m y 19.220 metros. Considerando que la altura actual de la atmósfera en las zonas intertropicales alcanza entre 18 y 20 km vemos que Redhead no estuvo equivocado en su apreciación. Las páginas finales están dedicadas a tablas de cálculo para hacer más fácil la conversión de alturas sobre el nivel del mar.

Agradecimientos

A John Hunter, del Consejo de la Comunidad Argentino-Británica, quién realizó las gestiones para obtener una copia digital del valioso trabajo de Redhead conservado en la Biblioteca Mitre. Al Concejal Gastón Galíndez por sus gestiones acerca del Pasaje “Read Head” (sic) de Salta en orden a establecer una ordenanza para restituir el verdadero nombre. A David Sorich por todo lo aportado sobre Redhead en largos años de investigación. A José Alfonso de Guardia Ponte por haberme invitado a escribir libremente en el marco del Bicentenario de la Independencia Argentina (1816-2016).

Bibliografía
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Talentoso, estimado y respetado. Demuestra claramente el valor de la personalidad de este ilustre ciudadano en la Salta en aquel entonces, década de 1820.

Demuestra claramente que era de la Gran Bretaña y la profesión de médicos de ambos.

La medicina estaba claro, pero aquí aporta también la matemática que queda muy claro en el folleto que escribió sobre la dilatación del aire atmosférico con sus cálculos logarítmicos, tablas comparativas, etcétera.

Se menciona en su biografía su afición a la botánica y la clasificación de plantas que hizo aunque, hasta donde sabemos, no se conservan esos escritos. Igualmente podría considerarse como uno de los pioneros de la botánica en Salta. También es importante de señalar que era miembro de varias sociedades científicas en Europa, algo no común para la época para habitantes de estas tierras.

Scrivener confirma que escribió tratados de medicina que no llegaron a nuestros días.

También tratados sobre las plantas originarias del país, lo que reafirma sus capacidades botánicas pero no contamos con esas obras.

Efectivamente de eso se trata el folleto que se analiza en este trabajo sobre la “dilatación del aire atmosférico”.

Probaría lo que siempre se dijo acerca de que Redhead mantenía correspondencia con el gran sabio de la época, Alexander von Humboldt.

Parte de ello es el informe de la Memoria que aquí se analiza, y parte debe corresponder a la información que aporta Parish en su obra y que reconoce como autor a Redhead.

Redhead ayudó a Manuel Belgrano en la traducción del “Farewell” o despedida de George Washington a su pueblo, tal como lo reconoce explícitamente el general. Ahora bien, esa biografía de Belgrano, lamentablemente -y que sepamos- tampoco llegó a nuestros días.

Se refiere al Dr. William Cullen (Hamilton, Lanarkshire, 15 de Abril de 1710 - Edimburgo, 5 de febrero de 1790), médico y químico escocés. Acuñó la palabra neurosis, término que fue el primero en utilizar en 1769.
Cullen cursó estudios superiores en la Universidad de Glasgow hasta 1726, para posteriormente estudiar medicina en la Universidad de Edimburgo (1734) y doctorarse en medicina en 1740 por la Universidad de Glasgow. En 1755 empezó a trabajar como profesor de química y medicina en la Universidad de Edimburgo, obteniendo la cátedra de Medicina en Edimburgo en 1766. En 1773 se le nombra Primer Médico del rey en Escocia, título honorífico. Ese mismo año es elegido presidente del Real Colegio de Médicos de Edimburgo. En 1777 ingresa en la Real Sociedad de Londres, y seis años más tarde contribuye a la fundación de la Real Sociedad de Edimburgo.

Existe aquí una incongruencia en fechas y personajes ya que mientras Scrivener dice que acompañó a Ceballos en 1809, el propio Redhead en su memoria se refiere a que acompañó en 1806 desde Buenos Aires a Potosí a don Francisco Muñoz y San Clemente que había sido promovido a la presidencia de Cuzco por el rey de España.

Es muy común este tipo de comentarios en distintos viajeros coloniales y de las primeras décadas del siglo XIX (v.gr., Concolocorvo, Helms, Temple, Andrews, entre otros).

Esta afirmación es contundente en cuanto a Redhead como un naturalista en el sentido amplio que se daba en el siglo XIX con intereses en geología y como se vio antes en botánica. El ascenso a los altos cerros para medir sus alturas y el estudio de la “geología del lugar”, instalan a Redhead como uno de los primeros científicos en este campo, radicado en Salta (antes de él se debe recordar a Helms, 1798).

Corresponden, entre otros, a los que presenta en su memoria sobre la dilatación del aire.

Efectivamente se radicó, vivió, ejerció su profesión de médico, falleció y fue enterrado en la ciudad de Salta.

Las viejas familias salteñas solían nombrarlo con varias deformaciones fonéticas como Redeac, Redead, Redeal o Redear (Diccionario de Cutolo). Es muy común encontrar en Salta en el viejo imaginario colectivo que todavía se refieren a Redhead como el doctor “Rid” (Fuentes: Diego Castellanos; Martín Miguel Güemes Arubarrena).

El historiador salteño Roberto G. Vitry sostiene que falleció el 28 de junio de 1847.

En el lecho de muerte lo asistieron sus amigos, el Dr. Vicente Arias y Arias (1807-1875), médico salteño y el prebístero Toribio Tedín (ca. 1790-1849). Este último, guerrero de la independencia, peleó al lado de Güemes. Cayó prisionero en Tucumán e iba a ser fusilado salvando su vida. Creyó que ello fue por su fe y que se debió a una ayuda providencial por lo que viajó a Bolivia, ingresó en un seminario y recibió las órdenes sacerdotales. Estuvo fugazmente en Salta en 1847 y luego regreso a Bolivia donde murió unos dos años más tarde. Al parecer, su vista en Salta el mismo año de la muerte de Redhead pudo estar relacionada con el último adiós a su amigo.

Se desconoce el destino de sus restos mortales. Se trataría de la Quinta Grande, un predio donde hoy se levanta la iglesia de los Carmelitas de Salta, en las calles Tucumán y Florida (Roberto G. Vitry, comunicación personal).

Redhead, Joseph. Memoria sobre la dilatación progresiva del ayre atmosférico. Buenos Aires. Imprenta de la Independencia, 1819. 16 p. 21 cm.

El trabajo figura en la página 288 del catálogo (http://www.museomitre.gob.ar/pdfs/Catalogo_Biblioteca_americana.pdf)

José Ildefonso Álvarez de Arenales (1798-1862). Ingeniero, militar y político salteño de origen altoperuano (nació en Cochabamba), que participó en la campaña de independencia del Perú. Era hijo del general Juan Antonio Álvarez de Arenales, se educó en la ciudad de Salta, educación que completó en la escuela militar de matemáticas de Buenos Aires. A fines de 1819 se incorporó al Ejército de los Andes en Chile y participó en la expedición auxiliadora al Perú, como ayudante de órdenes del general José de San Martín. Confeccionó un mapa general del ex virreinato del Río de la Plata y otro, más detallado, del Alto Perú. Publicó unas Noticias históricas y descriptivas sobre el Chaco y Bermejo. Sus restos descansan en el Panteón de los Ciudadanos Meritorios del Cementerio de la Recoleta.

Juan Pío de Tristán y Moscoso (Arequipa, 11 de julio de 1773 - Lima, 24 de agosto de 1859) fue un militar y político peruano que luchó en el bando realista durante la Guerra de Independencia Hispanoamericana y que llegó a ocupar interinamente el cargo de virrey del Perú, convirtiéndose en el último representante de España en el Perú. Fue derrotado por Belgrano en la Batalla de Salta en 1813.

Llamado “Mal de altura” y que se produce por el empobrecimiento de oxígeno que causa abotagamiento, dolor de cabeza y nauseas.

Mathurin Jacques Brisson (1723 - 1806), fue un zoólogo y filósofo francés. La primera parte de su vida la empleó en el estudio de la historia natural, sus obras en esta etapa incluyen Le Règne animal (1756) y Ornithologie (1760). Después de la muerte de R. A. F. Reaumur, del que era asistente, abandonó el estudio de la naturaleza y fue nombrado profesor de filosofía natural en Navarra y posteriormente en París. Su obra más importante durante este periodo fue Pesanteur Spécifique des Corps (1787) aunque publicó otros libros sobre temas de física, campo en el que tenía una considerable reputación en su época. Entre ellos el trabajo que cita Redhead, que pueden corresponder al Dictionnaire raisonné de physique. Thou, Paris 1781–1800, o el Traité élémentaire ou Principes de physique. Moutard & Bossange, Paris 1789–1803.

Capitán de la marina española con asiento en Manila (Filipinas). Fue enviado a Perú por el rey de España a cargo de la presidencia de Cuzco. Arribó en septiembre de 1806 y falleció un mes después.

Barómetro, termómetro y un tubo graduado

Toesa: Antigua unidad de longitud francesa equivalente a 1,949 metros (1949 mm), o en unidades de la época a 7 pies castellanos.

Vara: La castellana o de Burgos medía 0,835905 m, y estaba dividida en dos codos, tres pies o cuatro palmos.

La legua castellana se fijó originalmente en 5.000 varas castellanas, es decir, 4,19 km (4.190 m) o unas 2,6 millas romanas, y variaba de modo notable según los distintos reinos españoles, e incluso según distintas provincias, quedando establecida en el siglo XVI como 20.000 pies castellanos; es decir, entre 5,572 y 5,914 km (5.572 y 5.914 m). En algunas áreas rurales de la Argentina una legua equivale a 40 cuadras, es decir, 5.196 m

 

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