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Alberto Klix

Nació en Salta en Agosto de 1944.
Primer premio del XXIX Salón Nacional de Dibujo y Grabado.
Gran Premio de Honor del XXXIV Salón Nacional de Dibujo y Grabado.

La vida según San Telmo

Resumen de Muestras Individuales y Colectivas

2000 Galería Principium.- Buenos Aires.-
1999 "Música y Pintura" Galeria Principium.- Buenos Aires.-
"Dibujos de Fín de Siglo" Museo Sívori.- Buenos Aires.-
"Maestros Dibujantes" Galería Cigale. Punta del Este, Uruguay.-
1998 "Refundacíón del Dibujo" Galeria Arte x Arte.- Buenos Aires.-
1996 Agrupación "Impulso". - Buenos Aires.-
"Desde el Sur, Arte Argentino" Casa Elizalde.- Barcelona, España.-
1995 "Arte Argentino" Kunstation Kleinsassen.- Alemania.-
Fondo Nacional de las Artes "Dibujantes Argentinos en Alemania".
1994 "El dibujo en la Argentina", Galería Hoy en el Arte.- Buenos Aires.-
1993 Galería Lagard.- Buenos Aires.-
1992 Salas Nacionales de Exposición, Palais de Glace.- Buenos Aires.-
1989 Galería de las Artes Visuales de General Sarmiento, Pcia. de Buenos Aires.-
1988 Museo Provincial de Bellas Artes.- Salta.-
Dirección Provincial de Cultura de la Provincia de Jujuy.-
1987 Galería Lagard.- Buenos Aires.-
1985 Organización de los Estados Americanos en Buenos Aires (OEA).- Buenos Aires.-
1983 Galería Lagard.- Buenos Aires-
"Que lo Tiró a los Gringos". Fundación Arché.- Buenos Aires.-
1982 "Homenaje al Cabaret", Galería El Mensaje.- Buenos Aires.-
1978 "El Autorretrato", Galería Lagard.- Buenos Aires.-
1974 Casa de 1a provincia de Buenos Aires.-
1970 Dirección de Cultura de la Pcia. de Salta.-

María Dólar y Nosotros

Como en la pesadilla más absurda de El Bosco, Alberto Klix retrata la sociedad materialista de nuestro tiempo. En el panteón de la tribu bursátil no caben las divinidades como Palas Atenea, la diosa de la sabiduría; la madre tierra de los Incas; ni Radarani, la consorte de Krishna; menos aún, la humilde esposa de un carpintero, la Virgen María.

Según el apócrifo Evangelio de Alberto Klix, la diosa del Olimpo materialista es María Dólar. Ella es omnipotente, ubicua; se filtra por todos los estamentos sociales. Es corpulenta y aunque no la veamos, siempre está. Es engañosa y seductora. Sus armas son la tentación de la comodidad, que se convierte luego en lujo y después en opulencia. María Dólar tiene secuaces. Mientras se revuelca como una Venus (la que Tiziano nunca querría pintar) hay quienes la adulan: militares, sindicalistas y sobre todo la tropa de hombres de la city. Si se le preguntara a María Dólar ¿cómo te llamas?, ella respondería "Mi nombre es Legión", porque un tropel de hombres, mujeres y hasta niños, la siguen y la constituyen.

El mundo de María Dólar sube y baja, se abre y se cierra, como todos los ciclos del Universo. En el Olimpo de María Dólar hay música, pero no es la armonía de las esferas celestiales que admiraba Pitágoras... Una imponente orquesta de metales y cuerdas dirigida por un maestro que con sus gestos aumenta la intensidad de la música y al mismo tiempo levanta el índice Merval y la cotización de1 billete verde. Sobre los brazos abiertos del director de orquesta, un angelito se tapa los ojos con vergüenza, no tolera tanta impudicia.

Quizá lo más fascinante del mundo creado por Alberto Klix sean sus angelitos rechonchos. En medio de la vorágine del mundo de las finanzas; ellos revolotean, miran la escena desde lo alto, a veces se involucran y otras se mantienen distantes. Pertenecen a otra dimensión, donde lo material no cuenta. Una dimención que el dibujante despliega en una obra mucho menos despiadada que las de María Dólar, La vida según San Telmo. En el tradicional barrio del sur todos parecen ajenos a la ansiedad desmedida de la city porteña. La vida transcurre en otra frecuencia, menos frenética, más huimana. La abuela que teje la bufanda no piensa en el euro. La anciana que vuelve de la feria ni siquiera se percata de que un perro husmea su bolsa de compras. Las comadres cuentan sus novedades. La luz se proyecta sobre una adolescente virginal y desnuda como una diosa griega. Un angeiito de nalgas pulposas la admira y un pequeño cupido sentado en una bacinilla le apunta su flecha, ¿la enamorará?.

En un momento histórico ahogado por los desmanes financieros, Alberto Klix mira con humor lo que le toca (y nos toca) vivir, pero remata su epopeya de María Dólar con una auténtica y deliciosa escena de barrio. Un lugar olvidado, pero donde todavía se mantienen otros valores, más allá de las cotizaciones enajenantes.

Julio Sánchez

Información extraida de: www.galeriaprincipium.com.ar

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