Teresita Gutierrez

Por una reflexión en este Bicentenario

            Un 25 de mayo de 1810 un grupo de criollos proclamaban con algarabía que decidían comenzar a autogobernarse, hecho que acontecía a 1600 kilómetros de nuestra actual ciudad de Salta.

            Las noticias tardaron varios días de llegar, vía chasquis (correo de la época) y por algún otro viajero que llegara con tan importante novedad.

            Los historiadores afirman que de inmediato los criollos vecinos de Salta del Tucumán  - por entonces cabecera de gobierno de la provincia del Virreinato del mismo nombre que, abarcaba las actuales provincias de Jujuy, Tucumán e incluso Tarija – se adhirieron con fervor a la causa revolucionaria.

            Adhesión por cierto que tuvo sus antecedentes en la revolución de Chuquisaca del 25 mayo de 1809, donde varios de nuestros vecinos salteños se encontraban cursando estudios en la prestigiosa Universidad de San Francisco Xavier: Mariano Boedo, José Ignacio Gorriti, Teodoro Sánchez de Bustamante donde seguramente se fueron imbuyendo del espíritu patriótico y libertario.

            Además de los ya mencionados, otros criollos educados en otros centros de estudios superiores, tales como el Colegio de Nobles de Madrid: Francisco de Gurruchaga y José de Moldes o en el Colegio de Monserrat de Córdoba: Juan Ignacio de Gorriti y José Ignacio de Gorriti; Juan Francisco Sevilla, Dámaso de Uriburu, Dr. Guillermo de Ormaechea y Torres, Dr. Marcos Salomé Zorrilla, Coronel Eusebio Martínez de Mollinedo, Dr. Juan Estéban Tamayo, Dr. Francisco Javier Fernández Redroso y Aguirre, Dr. Pedro Toledo Pimentel, Nicolás Ignacio de Aramburu, Dr. Antonio Acevedo, Dr. Juan Antonio de Moldes, Dr. Mateo de Saravia, General Rudecindo Alvarado, Dr. Benito Fernández Cornejo, Dr. Bernardo Fábregas Mollinedo , entre otros, también adhirieron a lo que entendían era la mejor desición para aquel histórico momento.

            A partir de aquel mes de junio de 1810, estos decididos criollos, llevaron adelante la gran gesta del actual noroeste argentino, bajo el mando del mejor líder que diera este bendito suelo, quien fuera el general don Martín Miguel de Güemes, quien supo aunar el fervor patriota de los criollos intelectuales y el ímpetu bravío de los gauchos de esta región.

            Salta en aquel empeño lo dio todo por la causa emancipadora. Fueron muchos años de lucha y total la entrega por los ideales de libertad, independencia y justicia.

            Han transcurrido doscientos años desde aquella fecha y en el próximo mes de junio Salta recordará también que hace doscientos años se adhirieron a la causa que estallara en el puerto de Buenos Aires posteriormente al levantamiento de Chuquisaca.

            O sea, estamos transitando el año del bicentenario de una revolución movilizante y, que llegó a ser totalizadora; por consiguiente desde la actual República Argentina se aportó para las libertades de los hermanos países de Chile y Perú, actos para los cuales también, una vez más Salta hizo su aporte fundamental: la defensa de la actual frontera norte del país realizada por Güemes y sus gauchos, fue decisiva.

            Creemos que es una gran oportunidad la que tenemos al transitar el presente año y los posteriores en los cuales el calendario histórico nos recordará la conmemoración de todos los sucesos que desembocaron para la declaración de la Independencia Argentina.

            Una oportunidad única en la cual deberíamos aprovechar para reflexionar nuestro presente, lo que vamos a dejar a la posteridad de nuestra provincia y nación.

            Dicen los intelectuales que las grandes batallas del siglo XXI serán las de la inteligencia, a la cual se la debe abonar con reflexión, análisis y transformarla en sabiduría, para desarrollarla para el bien.

            Entonces, esta puede ser una ocasión de meditación acerca de nuestra cotidianeidad, para saber dónde estamos hoy y hacia donde vamos mañana. Corregir el rumbo si es necesario.

            A los trescientos años no vamos a llegar nosotros pero, nuestra descendencia si. Debemos pensar en ellos: ¿qué país, qué patria, qué Salta les legaremos?

            Sinceramente es nuestro deseo que les podamos aportar valores nobles y de grandeza de espíritu, por cuanto es lo mejor que podemos heredarles. Los mismos que nos heredaran nuestros mayores.

            Logrado esto si tendremos una gran ocasión para celebrar a nuestra patria.
           


Ver Gutiérrez, Teresita del M. El Pensamiento Ilustrado en Salta. Boletín N° 48 del Instituto San Felipe y Santiago de Estudios Históricos de Salta, págs 101 al 105. año 2009 -2010, Impresiones MUNDO GRÁFICO, Salta

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