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Himno a la Virgen del Milagro

Letra: Emma Solá de Solá

Música: Pbro. Fernando Ukía

Interprete: Guillermo Romero Ismael

 

Novena al Señor y la Virgen del Milagro

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Clara Saravia Linares de Arias

Emma Solá de Solá

Sara Solá de Castellanos

 

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El Señor del Milagro

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Obra de Aristene Papi

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Catedral de Salta

Himno a la Virgen del Milagro

1

Dios te salve, Madre
Reina de los Cielos,
esperanza nuestra,
refugio y consuelo.

(Coro)

2

Virgen del Milagro
gloria de este pueblo,
en quien siempre halla
todo su remedio.

3

Si son nuestras culpas,
muchas en extremo,
tus misericordias
son más con exceso.

4

Ya el castigo estaba
sobre nuestros yerros,
más lo detuvieron
tus piadosos ruegos.

5

Al pie del sagrario
allí intercediendo,
el perdón pediste
de nuestros excesos.

6

Mudando colores
tu semblante bello
a entender nos dió
tu pena y consuelo.

7

Empeñada estabas,
y echaste Tú el resto,
para que el castigo
no tuviese efecto.

8

"Perdona -decías-,
mi Dios, a este pueblo;
si no la corona
de Reina aquí os dejo".

9

"Yo por fiadora
salgo en este empeño,
y a mi cuenta corre
no más ofenderos".

10

Confundirte quiso
el dragón soberbio,
pero con tu planta
le quebraste el cuello.

11

Haz, Madre y Señora,
que todos logremos
el fruto, después
de aqueste destierro.

12

En esta novena
que humildes hacemos,
nuestra petición
por tu amor logremos.

 

Himno al Señor del Milagro

(Coro)
¡Señor del Milagro,
Cristo Redentor,
del pueblo de Salta
no apartes tu amor!


I

Tras largo camino
que amparó el milagro
por mares y montes
llegaste a este suelo,
por tu amor buscando
el amor de un pueblo

II

Más, torpes las almas
no correspondieron
la dulce demanda,
y en olvido ingrato
dejaron tu imagen
por un siglo entero.

III

El duro reclamo
llegó justiciero:
sacudir conciencias
sacudiendo el suelo;
y hubo terremotos,
y aflicción, y duelo...

IV

Y al fin conprendiendo
tu llamado extremo
a tus pies llevaron
su arrepentimiento;
llanto y penitencia,
contrición y ruegos.

V

Fue entonces que quiso
la Virgen María,
que de pecadores
es Madre y consuelo,
de Dios ante el trono
presentar su ruego.

VI

Y ante el valimiento
de la intercesora,
tu misericordia
se mostró al momento:
suspendió el castigo
y aplacó el siniestro.

VII

Abierta las almas
claridad de cielo,
van pasando siglos,
y crece con ellos
la fe con que amante
te adora este pueblo.

VIII

Que es segura dicha
de su amor el premio
porque desde entonces
por siempre sabemos
¡de que somos tuyos,
de que Tú eres nuestro!

Letra: Emma Solá de Solá

 

“¡Señor Jesucristo! ¡Señor del Milagro!
¡Señor, que acaricias la vida del agro
con tu Cruz de Vida; con tu Cruz de Amor!
¡Pon en los senderos de todos tus hijos
la Fe de los santos…, la Fe de los “fijos-dalgos”
que vinieron de la España en flor!

¡Pon tu dulce beso en las resignadas
almas que soportan las rudas espadas
de las privaciones, el llanto, el dolor;
en el alma pura de nuestras doncellas;
en las cimas blancas; en cielos y estrellas
del Valle de Lerma: tu solar de Amor!

Y en tus sacerdotes… Y en tus peregrinos…
Y  en tus fieles hijos… Y en los que en caminos
distintos se apartan de tu Cruz de Amor,
¡para  que recobren la vista perdida
y tu Sangre Santa les torne a la vida
del aprisco eterno del que eres Pastor!”

Monseñor José Gregorio Romeroo y Juárez

 

El Señor y la Virgen del Milagro

El origen de las imagenes se remonta al año 1592, época en que el Obispo de Tucumán fray Francisco de Victoria concretara la donación al pueblo de Salta de la imagen de Cristo crucificado, cuyo destino sería la Iglesia Matriz de la ciudad. La llegada a tierras americanas de la imagen fue según los relatos auténticamente milagrosa.

En junio de 1592 la imagen llegó flotando en un cajón al puerto de El Callao, Perú, junto a otro que contenía una imagen de la virgen del Rosario destinada al convento de Sto. Domingo, en Córdoba. Jamás se supo qué embarcación las trajo desde España.

Desde Lima emprendieron viaje a su destino a lomo de mula y una vez en Salta, la imagen del Cristo fue depositada en la sacristía de la iglesia matriz y no fue objeto de veneración por espacio de cien años.

En el año 1692 la imagen de Inmaculada Concepción de María, que luego se llamaría Virgen del Milagro, se encontraba a tres metros de altura en un nicho del retablo del Altar Mayor. Cuenta la historia que aquel 13 de septiembre, después de los fuertes y reiterados temblores que destruyeron la ciudad de Esteco y fueron percibidos con singular intensidad en la ciudad de Salta,, se encontró la imagen de la Inmaculada en el suelo sin que sufrieran daño su rostro y manos y según la tradición perdió los colores del rostro que quedó pardo y macilento. La imagen fue llevada a la casa del alcalde Bernardo Diez Zambrano donde se oró toda la noche. Al día siguiente, 14 de septiembre, se colocó la imagen, que todos querían venerar, en el exterior de la Iglesia Matriz donde continuaron los cambios de colores del rostro y fue entonces cuando muchos fieles comenzaron a llamarla “del Milagro”. Una nueva historia empezaba para esta sencilla imagen y para los salteños., que jamás abandonarían su culto y su devoción Según la tradición oral y el exhorto de Chávez y Abreu, el padre jesuita José Carrión recibe la revelación de que el Santo Cristo Crucificado de la Iglesia Matriz, que tenían sin devoción y sin sacarlo en procesión, habría perdonado a Salta a pedido y súplica de la Madre de Dios del Milagro. Los padres jesuitas recordaron al Santo Cristo y lo liberaron de su encierro; lo colocaron frente a la iglesia que la Compañía de Jesús tenía en el centro de la ciudad. La imagen fue sacada en procesión por los fieles salteños con el ruego de que cesaran los temblores, lo que finalmente ocurrió.

Cuadro de Aristene Papi (Primera Procesión – 1939)

Al amanecer del día 14 la tierra dejó de temblar, volvió a estremecerse a la noche, en medio de procesiones y rogativas. Al cesar los estremecimientos, el día 15 renació la calma y con ella se comenzó a hablar del "milagro", designando a la Inmaculada como Virgen del Milagro.

En 1902 y por iniciativa del Obispo Linares, las imágenes fueron coronadas en presencia de altas autoridades de la Iglesia, venidas desde Roma.

El Milagro es pues la más antigua y también la más actual manifestación de fe de Salta, la cual no conoce otro acontecimiento festivo de la antigüedad, masividad y capacidad de inclusión de éste.

Hasta la llegada de Monseñor Tavella las imágenes del Señor y Virgen del Milagro estaban tapadas por una cortina que se corría los viernes y sábados respectivamente porque se consideraba que este culto no era cosa de todos los días. Y así llegamos a nuestros días, en que el culto a las imágenes del Milagro es la festividad más importante para la Ciudad, a la que no solo asisten todos los salteños, sino fieles de Provincias vecinas y la imagen de la Virgen se ha convertido en la Protectora de la Ciudad.

Los cultos del Milagro se celebran entre los días 6 y 15 de septiembre de cada año. La Novena, ha sido compuesta en 1760 por el Presbítero Dr. Francisco Javier Fernandez, y su rezo tiene lugar entre los días 6 y 14 de septiembre. El solemne Triduo se realiza en la Catedral Basílica de Salta los días 13, 14 y 15 de septiembre de cada año.

Los días 15 de septiembre, las Santas Imagenes recorren en procesión las calles de la ciudad, acompañadas de cientos de miles de fieles, en una de las expresiones populares más importantes de la Argentina

La imágen de la Viregen:

La imagen de la Virgen del Milagro representa a María de pie sobre la luna en cuarto creciente aplastando el dragón que enrosca por delante su cabeza y cola aseteada (con forma de flecha).

La procedencia de la imagen no está determinada, pero su análisis muestra que la cabeza y las manos son de distinto origen al cuerpo tallado, al que fueron añadidas.

Inicialmente la Virgen del Milagro fue una Inmaculada de bulto completo con manto, todo tallado en madera. Esta imagen fue labrada nuevamente para hacerla articulada y poder vestirla con indumentarias de tela. Al respecto, Monseñor Toscano escribió: “La novedad que todo lo invade, comenzó por ponerle vestidos de tela, costumbre que se ha perpetuado hasta hoy, desperfeccionándosele, con este motivo, algo de la cabeza para acomodarle pelo postizo, y los brazos para hacerlos susceptibles de ser cubiertos de ropa”.

El ajuste a la nueva moda fue realizado por Tomás Cabrera, como consta en la tarjeta orlada sobre el pecho que dice: “Tomás Cabrera, la encarnó. Año 1795”. (Encarnar significa darle color carne a las esculturas, y nada tiene que ver con el tallado del cuerpo completo). La túnica tallada está ornamentada con finas líneas de oro sobre pintura que simulan brocato y una ancha faja de pan de oro en su borde inferior.

Catedral Basílica de Salta

Las coronas

La corona de la Virgen del Milagro es una corona inperial de oro, constituida por cerco y diademas formados por dos rebordes en perilla y circunferencia de turquesas, con un espacio tachonado de esmeraldas y amatistas, un orbe de Lapislázuli, y coronamiento de la cruz con brillantes y esmeraldas.

La corona del Señor es una Real de oro de 24 kilates, con engarce de esmeraldas, rubíes y amatistas, constituida en cerco y diademas.

El cercos está divididos en tres zonas: su base es una circunferencia de laureles que divide un paño lisado superior, también circular, con roleos entrelazados y espaciados por una flor de extremos flordelisados, guarnecidos por una esmeralda, dando paso a ocho diademas, formadas por roleos entrelazados que conforman una cuasi flor de Liz en la punta. Entre estas diademes, hay siete diademas menores con motivos fitomorfos.

Las Coronas de flores

Cada septiembre engalanan las Santas Imágenes
Elaborarlas cada año obedece a una antigua tradición familiar que viene desde fines del siglo diecinueve.

Fue aproximadamente en 1.890, cuando doña Florencia González Sarberry de Ovejero Zerd, esposa de don Sixto Ovejero Zerda - fundador del ingenio “Ledesma” en la provincia de Jujuy y gobernador de Salta cuando la invasión de las montaneras al mando de Felipe Valera, dispuso elaborar esas ofrendas en su casa de Florida 62, actual sede de la Municipalidad capitalina, empleando flores que hacía traer de su quinta “La Noria”, parte de cuya “sala” se conserva hasta hoy en Pueyrredón al 500, vereda Oeste. A la muerte de doña Florencia, ocurrida en marzo de 1.920, la responsabilidad de esta tarea se dividió entre sus hijas doña Adelaida O. Gonzáles de Tamayo, quien se hizo cargo de la del Señor, y doña Electa O. González de Figueroa Ovejero, la de la Virgen.

La señora de Tamayo falleció en noviembre de 1.949, sustituyéndola su hija doña Graciela Tamayo Ovejero de Mendióroz, quien murió hace alrededor de cinco años, quedando a cargo desde entonces su hija doña Cecilia Mendióroz Tamayo de Durand Cornejo, hasta el presente, elaborándose la corona del Señor en el domicilio de esta última, situado en Buenos Aires 181.

En cuanto a la corona de la Virgen, la señora de Figueroa Ovejero falleció en julio de 1.924, quedando a cargo de la tarea su hija mayor, doña María Luisa Figueroa Ovejero de López, la que al fijar su residencia en Buenos Aires fue remplazada por una de sus hijas, doña Alicia López Figueroa de Alderete, la que cedió la responsabilidad a su tía y segunda hija de doña Electa, doña Elvira Figueroa Ovejero de Zavalía Esteves, quien al fallecer en junio de1.991 dejó a cargo a su sobrina doña María Hortencia Figueroa, la que a su vez fue sustituida dos años más tarde por una de las nietas de doña María Luisa, doña Martha Alicia Alderete López de Puló García, quien en la actualidad dirige la tarea en casa de una de sus hijas, doña Mariana Puló Alderete de Goytia Etchevehere, en barrio Tres Cerrito.

Las flores

El arreglo floral del Señor del Milagro

lleva, aproximadamente,

diez mil claveles rojos,

y el de la Virgen,

unas ocho mil flores blancas.

Respondiendo a un especial pedido de un descendiente directo de doña Florencia González Sarberry de Ovejero Zerda, la valiosa colaboración que en la confección de las coronas prestaron siempre la señora Elisa Salguero de Ebber (ya fallecida), sus hijas Josefina y Herminia y sus nietas, quienes dan el toque final a las artística ofrendas.

 

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